LA “BELLE EPOQUE”
¿Quién pudiera regresar
a vivir la Belle Epoque
y en un arriesgado enroque
nacer en ese lugar?
No hubo terror nuclear
que con guerras reconcilia,
y en vespertina vigilia
la reunión rodeando un té
sembraba esperanza y fe
en la paz de la familia.
¿Quién pudiera regresar
al mundo previo a la guerra?
Fue diferente la tierra:
Un hogar para soñar.
En el patio familiar
de gala una mesa unida,
la gente muy bien vestida
y desde bellos jardines
regalaban los jazmines
el perfume de la vida.
¿Quién pudiera regresar
al fin del siglo dieciocho?
Lo pienso y me lo reprocho
sin explicación hallar.
¡Si el jardín pudiera hablar!
Seguro me invitaría
a un vergel de fantasía
donde hay un pecho que arde,
y al silencio de la tarde
recitarle poesía.
Allí hubiera conocido
una época más bella
do la luna era doncella
y me cantaba al oído.
Caminar entre el florido
carmen con serenidad,
meditando en la hermandad
y esperando a los poetas
por leer de sus libretas
el verbo felicidad.
¿Quién pudiera regresar
a ese cáliz de abundancia,
do el rosal y su fragancia
invitaba a fantasear?
Una familia ejemplar
asediada en la belleza
de pura naturaleza
disfrutando de la vida,
no mendigando comida
ni masticando pobreza.
¿En qué habremos progresado?
De verdad, me lo pregunto.
Hoy vivo en un contrapunto
con la vida del pasado.
El futuro habrá llegado
en el ciclo circular,
y no puedo retornar
a ese tiempo tan dichoso,
mientras pregunto curioso:
¿Quién pudiera regresar?
© Rubén Sada. 9/07/2023.
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