Yo que soy un paisano de la pampa
escucho desde lejos tu llamado
y dejo mi tranquera sin candado
como quien pone sigilosa trampa.
En este estilo se florea mi estampa
con un saber que me tenía guardado.
De cien batallas en que me he forjado
traigo experiencia que en mi verso acampa.
Y mientras tanto que el soneto crece
se va yendo la tarde que merece
una respuesta de su pluma aguda.
Pero indica poeta, lo que quieres,
qué pretendes, qué buscas y quién eres,
aquí Rafael Estévez te saluda.
¿Preguntas Rafael, lo que pretendo?
¿Lo que quiero, qué busco y yo quién soy?
Voy a escribirte mi respuesta hoy
y ante ti, voy a ir compareciendo.
Lo que yo soy te lo demuestro siendo,
sigo yendo derecho adonde voy.
No sé si estoy presente mas estoy
y quien está nunca se va escondiendo.
Y hoy que demuestra habilidad tu pluma,
te pido Rafael que me respondas,
¿por qué se forman en el mar las ondas?
¿Por qué es celeste el cielo y gris la bruma?
Responde, Rafael, y no te escondas:
¿Por qué es el mar azul, blanca su espuma?
No comparezca ante mí, no soy el juez,
y a su pregunta la abarajo al vuelo,
¿qué otro color podría tener el cielo
si lo vimos celeste en la niñez?
Lo que fue, lo que ha sido, es un tal vez
que usa la bruma como vil señuelo,
también tiene colores mi pañuelo
que muestra en gris oscuro mi adultez.
Preguntas por las ondas y te subes
caminando sin ver a este camino
y es el agua de mar azul marino...
con diferencia que mejor no incubes.
Y respondo a la espuma con buen tino:
Lo que hoy le ves de blanco ¡Fueron nubes!
Si a mi pregunta abarajás al vuelo,
alguna más en mi versar se cuela,
respóndeme con tino y con cautela
si es que conoces el albur del cielo.
¿Por qué el hornero es pájaro modelo?
¿Por qué el zorzal difícil se congela?
¿Por qué son dos las alas del que vuela?
¿Por qué el gorrión diviértese en el suelo?
Si eres capaz de responder mi duda
te entregaré de pájaro un diploma,
pues un experto serás en el idioma...
Y tu respuesta hará a mi lengua muda.
A tu soneto el mío lo saluda,
agitando sus alas de paloma.
El hornero camina, tiene casa y un techo
y el pájaro más chico se refugia ande puede
como lucha de clases, por saber qué sucede
hay que hablar con las aves para estudiar derecho.
El zorzal que ahora nombró, lleva altivo en el pecho
el famoso apellido familiar que antecede
y las blancas palomas con lo poco que quede
alimentan pichones en un nido maltrecho.
Y entonces justifico los gregarios gorriones
cuando vuelan con muchos emitiendo opiniones
abriendo algunas puertas cuando el mundo las cierra.
Y hacen nido en ciudades protegiendo sus hijos,
por eso los pequeños marrones, desprolijos,
pueden verse en las tardes revolcarse en la tierra.
Has revelado misterios que pregunté con descaro,
respondiendo en modo claro mis intrínsecas propuestas.
Por eso aquí te declaro: ¡Te has coronado en tus gestas!
Se nota que llevas puestas buenas luces en tu faro.
Si tu cielo a mí me prestas, del cielo no me separo,
Rey pájaro, te comparo: ¡Quiero festejar tus fiestas!
En el árbol de tu amparo, la amistad que manifiestas
se habrá convertido en cestas llenas del fruto más caro.
Que las plumas de tu seno te hagan volar al idilio,
con las letras de Virgilio y la fe en el Nazareno.
Yo te prestaré mi auxilio en caso que ruja el trueno...
Procuraré un tiempo bueno en el mejor domicilio.
Cuatro alas de golondrina se saludan con afecto,
con poético dialecto en las tierras de Argentina.