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20 de enero de 2019

SEYCHELLES, PARAÍSO FISCAL


SEYCHELLES, PARAÍSO FISCAL

Luego de la misteriosa y secreta parada de Cristina Kirchner en estas islas, es bueno investigar de qué se tratan y qué se hace allí.
Seychelles es un archipiélago formado por 115 islas ubicadas en el océano Índico, al noreste de Madagascar. Son un importante destino turístico internacional, con un creciente número de visitantes que desean conocer las playas y la fauna de este maravilloso paraíso tropical. Su población fija es de 90.000 personas. Seychelles ha sido durante siglos el escondite elegido por piratas a la hora de esconder sus botines o hallar el mejor refugio en un alejado paraíso y como consecuencia, la leyenda cuenta que las islas aún conservan tesoros de un valor incalculable escondidos por dichos bucaneros. 

Son 100% seguras: Seychelles es uno de los pocos lugares del mundo en el que no existe ningún riesgo o peligro natural real. A pesar de la frondosidad de sus bosques tropicales, en éstos no habitan serpientes ni hay arañas venenosas, en sus playas nunca se han visto tiburones carnívoros, ni existe riesgo de contraer malaria, lo que las convierte en uno de los paraísos naturales más seguros del mundo. Su capital, Victoria, es la capital más pequeña del mundo. Se puede explorar a pie en menos de un día.

Las Islas Seychelles son un sitio apropiado para constituir sociedades offshore y así figuran en el sitio oficial Paraísos Fiscales. En sentido general, un paraíso fiscal es un país que exime del pago de impuestos a los inversores extranjeros que mantienen cuentas bancarias o constituyen sociedades en su territorio y donde típicamente conviven dos sistemas fiscales diferentes. El Banco Central de Islas Seychelles regula todas las actividades financieras, siendo también responsable de las sociedades offshore el Seychelles International Business Authority (SIBA). Se concede un único tipo de licencia bancaria offshore, para la cual el capital mínimo debe ser de 2.000.000 dólares americanos. Por lo tanto, muy pocas personas en el mundo podrían depositar su dinero en algún Banco de Seychelles. Aún así, analistas explicaron que constituir una sociedad anónima o IBC en un paraíso fiscal "es tremendamente sencillo y rápido". Se habla de compañías que pueden conformarse, dependiendo de la jurisdicción, con un valor que ronda entre los 1.500 y 2.000 dólares. Las principales características que poseen "son el secreto bancario y la exención de impuestos". "Estos factores fueron fundamentales para que proliferaran en el planeta, ya que son ideales para el blanqueo del dinero “sucio” de las actividades “ilícitas”, advirtió el especialista. De esta manera, se convierten en excelentes refugios no sólo para quienes no quieran pagar impuestos, sino también para quienes tienen la necesidad de esconder fondos. El sector bancario es muy estable y el nivel de servicio es relativamente alto. Paraíso fiscal al fin, la ley de secreto bancario es estricta, prohibiéndose la revelación de datos financieros, excepto en el caso de una orden judicial emitida por una corte local.

LA INVESTIGACIÓN SECRETA

Una investigación del Consorcio Internacional de Periodistas nos adentra en la turbia realidad de uno de los paraísos fiscales que más ha crecido en los últimos años. Sus habitantes nos cuentan cómo lavar y esconder dinero es allí una rutina y una forma de vida.

En otoño de 2012, dos desconocidos procedentes de África se presentaron en las Seychelles. A diferencia del príncipe Guillermo, Kate Middleton y otras celebridades que viajan a Seychelles, estos visitantes no acudieron a disfrutar de la belleza natural y los hoteles de lujo. Los africanos estaban allí, decían, para realizar negocios en el centro financiero offshore de la capital. Se dirigieron a las oficinas de "Zen Marino", una de las decenas de compañías que se prestan como "empresas fantasma" para clientes de todo el mundo. Los africanos explicaron que representaban a un individuo que sirve como un "oficial de enlace entre el Gobierno de Zimbabue y las ricas minas de diamantes". Para cualquier persona que entiende el nexo de la corrupción y el lavado de dinero en los países económicamente pobres, ricos en recursos naturales, esta declaración debería haber levantado sospechas. Pero antes de que los misteriosos visitantes pudieran dar más detalles comprometidos, un representante de Zen Marino cortó en seco. "Sí, sí, pero no queremos saber de eso", dijo, riendo entre dientes. "Si entramos en conocimiento de eso, se complicaría mucho la cosa. Así que no he oído una palabra de lo que dijo en el último par de minutos". Después, el empleado de Zen Mario explicó a sus interlocutores cómo podrían crear una empresa en Seychelles y ocultar la identidad de quien estaba realmente detrás de todo ello mediante la creación de una estructura de propiedad laberíntica que colocase, como dijo textualmente, "una empresa dentro de una empresa, dentro de una empresa". La compañía de Seychelles sería controlada por otra empresa en Dominica, que sería a su vez controlada por una sociedad en Belice, y así sucesivamente. Cualquiera que tratase de descubrir el verdadero dueño nunca sería capaz de seguir el rastro, desperdigado por el planeta. "Es imposible", dijo el empleado de Zen Marino. "Nadie va a intentar perseguir ese tipo de información”. La conversación se puede citar literalmente porque los dos presuntos clientes africanos no eran en realidad emisarios de un intermediario corrupto de un país arrasado por la pobreza. Eran, por el contrario, periodistas encubiertos que realizaban un reportaje de cámara oculta para un programa de televisión de Al Jazeera. Su documental, que fue emitido poco después de dicha visita, provocó una ola de escándalo en este remoto paraíso fiscal, un lugar que se ganó una reputación como un imán para los príncipes árabes, inversores chinos, piratas, fugitivos, mercenarios, mafiosos y forasteros que quieren ocultar su dinero o disfrazar sus actividades empresariales. 

Gracias a su industria de alta mar, las Seychelles, un archipiélago con menos población que la provincia de Soria (España), mantiene un papel “protagonista en los anales de la corrupción internacional y el lavado de dinero”.[...] La historia de las islas ofrece el relato de cómo en los últimos años ha emergido un nuevo tipo de paraíso fiscal: más pequeños, más difíciles de controlar y fuera de la órbita occidental. Apoyan un sistema que estaría abasteciendo a traficantes de drogas, estafadores, blanqueadores de dinero y altos patrimonios de evasores de impuestos, alimentando la corrupción y la pobreza en todo el mundo. Según una estimación, algo así como 32 billones de dólares de riqueza financiera privada se encuentran ocultos en paraísos fiscales, el equivalente al PIB anual de EEUU, China y Japón combinados (o el 25% del PBI “mundial”). Situados en lugares remotos, estos refugios financieros escasamente poblados han sobrevivido a pesar de que los países desarrollados y las organizaciones internacionales llevan dos décadas prometiendo cerrarlos. Pero lejos de perderse, Seychelles y otros escondites más pequeños se están convirtiendo en los jugadores más importantes en el mundo offshore, más que EEUU, Reino Unido y otras potencias mundiales, que en los últimos años han aprobado leyes y puesto en marcha iniciativas multinacionales orientadas a tomar medidas enérgicas contra la evasión transfronteriza y el lavado de dinero. Durante el último año, organizaciones internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han intensificado su presión sobre Suiza, las Islas Vírgenes Británicas y otros paraísos financieros europeos. Para los blanqueadores de la mafia rusa, por ejemplo, el empuje de la OCDE sólo ha aumentado el atractivo de lo que Euan Grant, un exfuncionario de aduanas del Reino Unido que ahora trabaja como consultor en temas de lavado de dinero, llama a los "nuevos paraísos" (estados independientes y pequeños que operan fuera de la órbita política occidental). “Estamos hablando de Singapur, Emiratos Árabes Unidos y, cada vez más, Islas Mauricio y Seychelles", dice Grant. Para el Gobierno de Seychelles los beneficios de la industria offshore son evidentes y la riqueza se acaba filtrando a los 89.000 habitantes de las islas. Juzgado estrictamente sobre una base per cápita, las Seychelles tienen una renta que supera los 25.000 U$D, la más alta de África. "Somos una nación de oportunidades", suele decir el presidente del archipiélago, James Alix Michel. Registros secretos obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación indican, sin embargo, que Michel podría estar buscando las oportunidades para sí mismo en otras tierras. Dichos papeles, publicados en la base de datos de ICIJ Offshore Links, apuntan a James Alix Michel como único accionista de Soleil Overseas Holding Ltd., una entidad creada en las Islas Vírgenes Británicas en 2007. La dirección que aparece en los documentos, además, coincide con la ubicación de la residencia presidencial. Un portavoz del Gobierno se negó a decir si el presidente Michel ha tenido participaciones en alta mar y el propio presidente se negó a responder a las peticiones de entrevista, así como a una serie de preguntas enviadas por correo electrónico. Llueve sobre mojado. Un cable del Departamento de Estado de EEUU de 2008, aireado por WikiLeaks, indica que los funcionarios estadounidenses están convencidos de que "la corrupción es la razón fundamental de por qué un país tan rico como Seychelles (...) ha sufrido problemas económicos tan persistentes, (...) que ahora exige un rescate 2.100 millones $ del Fondo Monetario Internacional”. 

Es el primer paraíso fiscal socialista. Hasta finales del siglo XVIII, Seychelles permaneció deshabitada. Los primeros pobladores fueron comerciantes franceses que establecieron una pequeña colonia en el flanco oeste de Mahé, la isla más grande del archipiélago. A principios del siglo XIX, Seychelles había pasado sin derramamiento de sangre a manos del imperio británico. En 1971, abrió un aeropuerto en la costa noreste de Mahé. La infraestructura turística pronto le siguió: hoteles, tiendas de recuerdos, ferrys, casinos, paseos en helicóptero. Cinco años más tarde, en 1976, Inglaterra otorgó la independencia a las islas.  Pero el microestado tuvo un comienzo duro: meses después de que James Mancham asumiese el cargo de primer presidente de la nación, este fue derrocado en un golpe de Estado organizado por su primer ministro, el socialista France-Albert René, que se aferró al poder con el apoyo de James Michel, quien fue su ministro de Finanzas y posterior vicepresidente. También se apoyó en un italiano llamado Giovanni Mario Ricci, uno más en la larga lista de extranjeros que se trasladaron a Seychelles para hacer una nueva vida. René y Ricci crearon lo que era, en esencia, el primer paraíso fiscal socialista del mundo: la Seychelles Trust Company, que mantuvo los derechos exclusivos para incorporar sociedades offshore en las islas. Desde su base en las Seychelles, Ricci estableció intereses empresariales en dos docenas de países de todo el mundo, haciendo negocios con lo que el historiador Stephen Ellis llama “esas empresas claramente inusuales”. Entre ellas una llamada  “International Monetary Funding”, or IMF, un nombre que parece ideado para hacerse pasar por el Fondo Monetario Internacional. Años más tarde se supo que Ricci, al igual que muchos extranjeros que acuden a Seychelles, no era exactamente quien decía ser. El padre de la industria offshore en el archipiélago era, de hecho, un ilustre criminal financiero antes de encontrar su hogar en el paraíso tropical. Incluso podría estar asociado a la mafia italiana. Ricci fue condenado por fraude en Italia en 1958 y más tarde, por posesión de dinero falsificado en Suiza. Llegó a las Seychelles tras ser expulsado de Somalia en circunstancias misteriosas. 

Es el nido del fraude fiscal. En muchos sentidos, Victoria es una típica capital africana, con construcciones bajas, repleta de polvo y ruidosa. Desde la torre del reloj en el centro de la ciudad, una carretera gira hacia el mar y la otra hacia la cresta de Trois Frères, los acantilados de granito que protegen la ciudad de los elementos. La actividad offshore se concentra en la plaza principal, en una serie de desagradables complejos de oficinas de varios pisos. Contables y oficinistas trabajan en cubículos idénticos, de paredes blancas, con mostradores llenos de carpetas. Salen a almorzar a uno de los muchos clubes para miembros de la ciudad y pasan las tardes recibiendo un flujo constante de clientes extranjeros o hablando por teléfono con abogados europeos y americanos. Paul Chow es un exmiembro del Parlamento de Seychelles y un jugador con gran experiencia en el negocio offshore. En el reportaje de Al Jazeera del que hablábamos al principio fue citado diciendo que "no deberíamos estar sorprendidos por lo que vimos y escuchamos", ya que “cualquier tipo de conducta poco ética queda sin castigo o simplemente se mete bajo la alfombra: así opera todo el mundo”. Chow es bajito, con pelo canoso, piel aceitunada, labios delgados, y unas raíces familiares enclavadas en Seychelles. A principios de la década de 1920, su padre, un profesor de Cantón (China), se dirigía a Madagascar, pero se encontró varado en Victoria, sin un billete de barco de vuelta a China. Se casó con una mujer de Seychelles y tuvieron seis hijos. Paul –ahora tiene 62– es el más joven. Chow se metió en problemas tras el golpe de Estado, pasó años en el exilio y regresó a Seychelles cuando la presión internacional ayudó a celebrar las primeras elecciones multipartidistas. Se presentó y pasó cinco años en el Parlamento; más tarde, dio un paso hacia atrás y abrió una empresa de servicios offshore (una opción por otra parte popular para expolíticos con conexiones y dinero en efectivo). El modelo de negocio, explica Chow, es sencillo. Un abogado o contable en EEUU, Europa o Israel lo contacta en nombre de un cliente adinerado. Después Chow establece una empresa en Seychelles, con su cliente como principal accionista. Él se queda una tarifa por cada empresa que establece y cobra otra por la producción de los documentos que los clientes necesitan para abrir una cuenta bancaria. Su firma, FIFCO Marino, ingresó 300.000 dólares el año pasado, una pequeña fortuna en África. "Las Islas Vírgenes Británicas registran 30.000 empresas cada año. Nosotros en las Seychelles llevamos aproximadamente 11.000. Nos estamos poniendo al día”, dice Chow. Seychelles gana terreno porque, a diferencia de Mauricio y otros paraísos, se ha enfrentado a la presión que ejercen la OCDE y otras potencias y organismos. "Mauricio cometió el error de seguir las reglas", dice Chow. “Siguieron las recomendaciones de la OCDE y mataron a sus sociedades offshore”. En su opinión, Seychelles no tiene que hacer nada de lo que dice la OCDE, ya que el "no tiene poder, son sólo un think tank. Chow nos cita para conversar en el Seychelles Yacht Club, un club hoy venido a menos que fue establecido en 1964, cuando la isla aún estaba bajo el dominio británico. En su interior, hombres blancos de mediana edad comen pescado frito y lo riegan con botellas de Seybrew, la cerveza local. Nos explica que podría postularse para presidente en 2016 y dice no ver ningún problema en las “puertas giratorias” que comunican la alta política y la industria offshore en las islas. 
Y para evitar seguir hablando de ello, cambia de tema:
–¿De dónde viene el vicepresidente (de EEUU) Joe Biden? ¿Cómo se llama ese estado?
–De Delaware. Delaware, un pequeño estado situado entre Washington y Nueva York, acoge varias compañías anónimas que le han granjeado una siniestra reputación como paraíso de estafadores y traficantes de armas. Chow cita un reciente estudio según el cual EEUU fue uno de los lugares más fáciles del mundo para iniciar una empresa fantasma anónima. En EEUU, según él, “no te piden nada”. Los esfuerzos de las potencias occidentales, incluido EEUU, por atacar santuarios marinos como las Seychelles han quedado socavados por preguntas acerca del propio papel de las grandes naciones en permitir –y beneficiarse– del sistema offshore. Al igual que otros operadores, Chow piensa que es injusto culpar a su país cuando las naciones ricas y poderosas son tan culpables o más del flujo de dinero cuyo origen no es posible averiguar. En esencia, si el resto del mundo lo hace, “¿por qué no va a poder Chow?”. 

—Contribuido de "EL CONFIDENCIAL" (España). 
AUTOR: MATTHEW SHAER / MICHAEL HUDSON.


24 de enero de 2015

PARAÍSOS FISCALES


PARAÍSOS FISCALES

Operando en paraísos fiscales,
sociedades que estafan, a menudo,
usan trucos y leyes como escudo:
¡un disfraz y fachada de legales!

Malversando recursos y caudales
con políticas de desfalco agudo
se evidencian corruptas, al desnudo,
pero ocultan sangrientos capitales.

Sus nefastas y viles repugnancias
son el antro de perversos mundiales.
Convertidos en monstruos y chacales

asesinan con tal de más ganancias.
Mas, no habrá vigilancia que al banquero
le evite el cataclismo financiero.

© Rubén Sada. 23/01/2013




MÁS CASOS RELACIONADOS:

BALANCES MORTALES

EXECRABLE CONTUBERNIO CLEPTOCRÁTICO

COLAPSO FINANCIERO INTERNACIONAL



Más información:
http://tiempo.infonews.com/nota/8742/lisandro-de-la-torre-y-los-paraisos-fiscales. 
(15 de Abril de 2014)

Lisandro de la Torre y los paraísos fiscales
El caso de las 30 cajas con documentos halladas en el barco Norman Star en 1934 y cómo, al menos desde entonces, se utilizan infinitos vericuetos para evadir impuestos.
       
Hace ocho décadas, en el invierno de 1934, en plena Década Infame, por orden judicial, fue allanado en el puerto de Buenos Aires un barco de propiedad británica. El Norman Star estaba a punto de zarpar a Londres y fue abordado por una comisión de funcionarios y un grupo de marinos. Los datos que guiaron a los investigadores fueron dados por fuentes reservadas pero coincidieron con una investigación fogoneada por el senador Lisandro de la Torre. Ese ex radical santafesino levantaba polvareda con su intransigencia frente a los frigoríficos ingleses y también norteamericanos que, entre otras cosas, fugaban divisas hacia Gran Bretaña. 



Los propios balances de las empresas mostraban ganancias siderales al tiempo que, gracias al pacto Roca Runciman, firmado el 1º de mayo de 1933, los precios pagados a los ganaderos argentinos eran cada vez más bajos. Esas incongruencias de la contabilidad, tuvo un punto de inflexión con el descubrimiento realizado en el Norman Star. En el depósito del buque, además del carbón mineral, debajo de un cargamento de abono animal maloliente, había 30 cajas cerradas y rotuladas como Corned Beef, con precinto del Ministerio de Hacienda en ese entonces dirigido por Luis Duhau, un terrateniente y comerciantes que vivía en una mansión en la calle Alvear, conocido como Palacio Duhau, comprado por la cadena internacional Park Hyatt para montar un hotel del lujo que funciona desde hace una década para clientes exclusivos. Pero en esas cajas no estaban los cortes de falda hervidos en sal muera y envasados que servían de alimento para los obreros ingleses. En cambio, había documentos enviados por los gerentes del frigorífico Anglo de los hermanos William y Edmund Vestey.




Esta historia es citada en Las islas del tesoro del investigador y periodista inglés Nicholas Shaxson, un libro publicado hace tres años por Random House, que tuvo muchas ediciones en inglés y que el Fondo de Cultura Económica acaba de publicar en castellano. La bajada del libro es muy directa: “Los paraísos fiscales y los hombres que se robaron el mundo”. Los hermanos Vestey fueron pioneros precisamente en esas artes y los documentos que estaban en esas cajas de corned beef nutrieron la comisión investigadora que encabezó Lisandro. Allí había pruebas irrefutables de la sumisión de Argentina a una serie de compañías extranjeras. Según Shaxson, los Vestey eran la familia más acaudalada de Gran Bretaña y, a su vez, los mayores evasores de impuestos. Para ese entonces controlaban el mercado mundial de carnes. Hoy son el Vestey Group, una de cuyas subsidiarias es Vestey Foods. Están presentes en todo el mundo y en América latina ya dejaron atrás los frigoríficos Anglo de Fray Bentos en Uruguay y de Dock Sud en Argentina. Sus inversiones principales están en Brasil, que dicho sea de paso se convirtió en el principal comprador de frigoríficos en Argentina. Al respecto, es conveniente citar una frase textual del libro de Shaxson: "El secreto de su éxito radicaba en el afán monopolista. Los hermanos Vestey bautizaban a sus empresas con diferentes nombres para disimular que eran los propietarios y compraban todas las existencias de sus rivales. Si un rival les oponía resistencia, ellos usaban su extraordinario poder de mercado –fundado en la posesión de la entera cadena de suministro, desde el pasto, las vacas, los mataderos, los frigoríficos y los barcos hasta la distribución y las carnicerías minoristas– para desplazarlo aplastando los precios hasta llevarlo a la quiebra".




Bueno sería tratar de averiguar, en los tiempos de transnacionalización extrema, si los frigoríficos argentinos no han vuelto a ser parte del dominio inglés. Pero eso debería ser parte de alguna comisión investigadora actual. Volvamos a la historia de don Lisandro, no relatada en este libro pero sumamente instructiva de la relación entre políticos y empresarios vernáculos y grandes grupos capitalistas. El entonces senador por Santa Fe, un año después de aquel hallazgo, presentó las conclusiones sobre el daño que ocasionaba el tratado de privilegio británico para comprar carnes argentinas. Allí, De la Torre acusó de fraude y evasión impositiva a los frigoríficos Anglo, Armour y Swift, a la vez que aportaba pruebas de corrupción de los ministros de Agustín P. Justo. 




En la sesión del 27 de junio de 1935, donde asistió Duhau, De la Torre hizo un extenso discurso del que un fragmento tiene una vigencia notable si se lo toma desde la perspectiva de la creciente extranjerización verificada en la economía argentina de los últimos 20 años, incluyendo desde ya esta última década en la que la tendencia no se detuvo.




Dijo De la Torre aquel día, con una lúcida visión de lo que es la soberanía: "Gran Bretaña es una entidad política independiente de los frigoríficos y no está obligada a sentir lesionado su honor porque Swift, Armour o Vestey dejen de disponer del monopolio de las carnes argentinas. Recién el día en que bajo la dirección de un gobierno más inteligente que el actual, de un gobierno que admitiera el concepto de que hay algo más que hacer que divertirse, se modificará el sistema interno de despojo que han establecido los frigoríficos en nuestro país, recién entonces se encontrarían los argentinos en condiciones de tratar con Inglaterra sobre otras bases que las actuales, con ventajas para ambos países. Debemos tratar con Inglaterra en términos cordiales, de igual a igual, como tratan las naciones soberanas: podemos y debemos ofrecerle a Inglaterra amplias ventajas, pero si no son apreciadas y si nos pretende tratar como a una factoría, podemos y debemos tomar represalias. Hay que concluir con las humillaciones e injusticias prevalentes en la actualidad, y hay que exigir que la carne argentina entre a Inglaterra importada por argentinos, como el carbón de Cardiff entra a la Argentina importado por ingleses. Y si no puede entrar lo uno, que no entre lo otro."




Un mes después, el 23 de julio, en otra sesión acalorada del debate, Duhau agredió físicamente a De la Torre y salió de inmediato del Senado. En el tumulto ocasionado, el ex comisario Ramón Valdez Cora, disparó contra De la Torre pero las balas mataron a su compañero de bancada Enzo Bordabehere. Tres años y medio después, en su pequeño departamento de Esmeralda y Avenida de Mayo, Lisandro De la Torre se pegaba un tiro en el corazón. A unos dos kilómetros hacia el este, Luis Duhau disfrutaba de su mansión y de los dineros de la corrupción. 




LOS PARAISOS. Los paraísos fiscales no solo ofrecen la posibilidad de evadir impuestos sino también dan confidencialidad sobre el origen de los fondos y la identidad de los accionistas de las empresas fantasmas. Shaxson aclara que las cantidades sobre el dinero que evade o elude impuestos en el mundo es imposible de cuantificar con precisión. Sin embargo, afirma que las estimaciones serias son alarmantes: más de la mitad del comercio internacional pasa por los paraísos fiscales. Más de la mitad de los activos bancarios y un tercio de las inversiones extranjeras directas de las multinacionales van por el sistema extraterritorial. El FMI calculó en 2010 que solo los balances de los centros financieros llamados paraísos fiscales son 18 millones de millones (billones) de dólares, lo cual equivale a un tercio del PBI mundial. La Auditoría General de Estados Unidos informó en 2008 que 83 de las 100 corporaciones más grandes de ese país tenían filiales en paraísos fiscales. Al año siguiente, Tax Justice Network corrigió el dato: eran 99 de las 100. 




El dinero manejado por la banca off shore no es marginal sino central. Basta un dato histórico para comprender quiénes inventaron esos mecanismos. En los años cincuentas, las grandes corporaciones norteamericanas tributaban dos tercios de su renta mientras que en la actualidad pagan un quinto. Es decir, del 40% de impuestos pasaron al 20%, la mitad. El 0,1% de la población más rica de ese país pagaba el 60% de su ganancia en impuestos en 1960 mientras que en 2007 pagan el 33%. No es difícil entonces entender quiénes son los creadores de este sistema perverso. Basta seguir la ruta del dinero. 




Los medios de comunicación suelen escandalizarse con las noticias referidas al dinero ilegal que manejan las redes de narcocriminalidad. Sin embargo, en Las islas del tesoro hay información inquietante respecto de cuánto es el dinero que manejan las multinacionales para disminuir las cargas impositivas. Alrededor del 60% del comercio mundial es, afirma Shaxson, en el interior de esas compañías. Ese comercio intra-empresas tiene infinidad de vericuetos que permiten burlar a las agencias fiscales. Crean registros artificiales para evitar tributar en los Estados con alta carga impositiva y derivar parte sustantiva de sus ganancias a compañías artificiales en los paraísos fiscales con impuestos cero. "Si las multinacionales se vieran obligadas a desglosar –afirma el autor- país por país la información financiera, revelando qué hacen en cada lugar, los mercados globales se transparentarían. Un tesoro secreto de información que resulta vital para los ciudadanos, inversores, economistas y gobiernos saldría del mundo extraterritorial para recalar en tierra firme".




Para la Argentina, aquella época en que los barcos salían cargados de vacas o granos y volvían con sanitarios, tejas, ventanas, escaleras y portones para hacer mansiones tiene muy poco de esplendorosa. Las deudas con bancos ingleses quedaban para el Estado mientras que un puñado de empresarios y políticos acuñaron fortunas incalculables. Así como Lisandro de la Torre desentrañó cómo era el negocio de las carnes, Raúl Scalabrini Ortiz hizo lo propio con los ferrocarriles y también con la banca y el comercio. Aquella espléndida Torre de los Ingleses que la comunidad de negocios británicos donó en las fiestas del Centenario es una prueba viviente del agradecimiento infinito de la potencia imperial de entonces a la opulenta casta de estancieros, políticos, militares y abogados que constituían sus socios locales. Retiro era por entonces un gran centro ferroviario que miraba el puerto. Desde la torre, en efecto, pueden verse no solo el puerto sino la orilla oriental del Río de la Plata. Hoy Retiro es una muestra del pobre estado de los ferrocarriles. En la magnifica torre, no anda ni el ascensor. Claro, ahora Retiro es una terminal para la gente de a pie. Los puertos de salida de las oleaginosas están en Rosario y en Bahía Blanca. 


Las islas del tesoro parecen un manual obligatorio para todas aquellas áreas financieras, fiscales, de aduana y de comercio exterior donde se deben detectar las maniobras de las grandes comercializadoras. Seguramente, en otros rubros, como los vinculados a la industria automotriz o la electrónica podría sugerirse su lectura.

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