| Valiente |
Naborí |
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2 |
| Esperanza,
teologal |
La esperanza,
siempre buena, |
| virtud crecida
en mi pecho, |
es una mujer
encinta, |
| y confianza
hasta en el lecho |
risueña, con
una cinta |
| de la tragedia
final. |
verde sobre la
melena. |
| Fortaleza
espiritual |
En sus manos
de azucena |
| con las dudas
en porfía, |
lleva capullos
y granos; |
| pues sin ello
no sería |
y sonríe a los
humanos |
| el hombre vivo
exponente |
como luz entre
lo oscuro, |
| de lucha; y
por consiguiente |
sabiendo que
está el futuro |
| el mundo se
estancaría. |
en su vientre
y en sus manos. |
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| Cuando sorda y
despiadada |
¿La esperanza?
La esperanza |
| la suerte nos
abandona; |
no retrocede
jamás… |
| cuando todo
nos traiciona |
Dice el
pesimismo: “¡Atrás!” |
| y en firme no
queda nada; |
Y ella:
“Caminante, avanza, |
| cuando con
fría mirada |
no cejes, que
en lontananza |
| la crueldad
nos intimida, |
el sol que
buscas descuella.” |
| la esperanza
florecida |
Y el hombre
sigue su huella |
| de virtudes
milagrosas, |
hasta que
encuentra la suerte, |
| nos llena el
alma de rosas |
o lo sorprende
la muerte |
| y sueños para
la vida. |
con la mirada
en su estrella. |
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| En todo lo que
se mueve |
Abrió su caja
secreta |
| hay una
esperanza en pie, |
Pandora, y se
le fugaron |
| y tiene junto
a su fe |
los Males que
se adueñaron |
| sueños de
vapor la nieve. |
de los hombres
y el planeta… |
| Cuando trágico
y aleve |
Desde
entonces, triste, inquieta, |
| el dolor,
abriendo heridas, |
la humanidad
sufre y llora; |
| destroza y
silencia vidas, |
pero sueña con
la aurora |
| ella, desde
sus arcanos, |
de perpetua
bienandanza, |
| es un cuerpo
con cien manos |
porque aún
está la Esperanza |
| moviendo cosas
dormidas. |
en la caja de
Pandora. |
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8 |
| Novia cernida
de estrellas |
Es la
Esperanza inmortal |
| con una tiara
de luz |
el día recién
nacido; |
| para el hombre
que en la cruz |
es la postura
en el nido |
| dejara
indelebles huellas. |
y el botón en
el rosal; |
| Mano abstracta
que las bellas |
es el maná
celestial |
| rutas del
triunfo señala; |
que cayó sobre
el Desierto; |
| rosa que
perfume exhala |
es la vida de
lo muerto |
| hasta en la
entraña del lodo, |
y el dulzor de
los abrojos; |
| eso es la
esperanza en todo, |
es un niño con
los ojos |
| resumen de
sueño y ala. |
fijos en un
libro abierto. |
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| Casi que un
adolescente, |
La esperanza
es una oruga |
| Martí sufre en
la cantera |
–fino estuche
sin abrir– |
| el rigor que
nadie hubiera |
donde late un
porvenir |
| soportado
heroicamente. |
de alas en
risueña fuga. |
| La negrura del
presente |
¡Cómo la
frente se arruga |
| se siembra un
feliz mañana, |
por una
interrogación |
| porque como
una campana |
cuando
–minúsculo avión, |
| bronceada, en
su pecho ardía |
flor con alas,
mariposa– |
| la esperanza
que sería |
pasea de rosa
en rosa |
| libre la
tierra cubana. |
la dulce
realización! |
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| Cuando la
callosa mano |
La esperanza
es un pichón |
| del labriego
tierras labra |
–sangre de
tecla y campana– |
| y no dice su
palabra |
donde palpita
un mañana |
| su intenso
dolor humano, |
de plumas y de
canción. |
| abre el surco,
deja el grano |
Un día, desde
el jergón |
| en sus
entrañas caer, |
del nido, algo
se levanta, |
| con la
esperanza de ver |
y de una dulce
garganta |
| florecida su
labranza: |
surge un trino
enamorado: |
| ahí fue sudor
la esperanza, |
es un sueño
que ha emplumado |
| fue trabajo y
fue deber. |
vela, se
detiene y canta. |
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14 |
| Y cuando un
niño ha nacido, |
Cuando vientos
otoñales |
| al que Dios su
luz prodiga, |
verifican el
presagio |
| junto con él,
una espiga, |
campesino, en
un naufragio |
| de esperanza
ha florecido. |
de cosechas y
animales, |
| Para los
padres ha sido |
llora el
guajiro sus males |
| un feliz
alumbramiento; |
sobre una
caída palma; |
| y a partir de
ese momento, |
pero una vez
en la calma, |
| cuanto se
agita en la cuna |
Ella –promesa
de flores– |
| –llanto o
risa–, todo es una |
dice con siete
colores |
| esperanza en
movimiento. |
la paz de
cielo y del alma. |
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| Cuando el
látigo implacable |
¿Quién dio a
Colón el anhelo |
| de las dudas
nos fustiga, |
insomne de
navegar |
| la esperanza
más que amiga |
hacia donde
forma el mar |
| es la hermana
inseparable. |
un vértice con
el cielo? |
| Su influencia
respetable |
¿Quién endulzó
su desvelo |
| tiene la
virtud del vuelo; |
salado de mar
profundo? |
| confianza
frente al recelo |
¡Ella!, que
ante un rubicundo |
| que nos
sorprende y nos crispa |
sol, ante un
verde exquisito, |
| como una razón
de chispa |
gritó ¡Tierra!
y fue su grito |
| rompiendo la
acción del hielo. |
heraldo de un
nuevo mundo. |
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18 |
| Novia de la
primavera |
Ella nace el
mismo día |
| dándose en
savia y retoño, |
que el hombre;
crece con él; |
| cuando en la
angustia de otoño |
le dice: “La
vida es miel |
| se entristece
la pradera. |
y el panal
está en tu vía.” |
| Tu verde en el
campo impera |
El hombre no
desconfía |
| igual que el
agua en el río; |
de su promesa
eternal; |
| no te detiene
el estío |
y si no halla
su ideal |
| y más en
llegar persistes |
por todo el
camino largo, |
| cuando un
dolor de hojas tristes |
muere con el
labio amargo |
| le da vueltas
al bohío. |
y el sueño
junto al panal. |
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20 |
| Aquí no hay un
corazón |
Campesino y
proletario |
| donde no esté
la esperanza |
ansiosos de
libro y pan, |
| creciendo en
fuerza y confianza |
junto a la
esperanza, van |
| como en sueños
de ilusión. |
por el nuevo
itinerario. |
| Lo mismo está
en la pasión |
Ahora es la
cruz, el calvario, |
| como en el
juicio sereno, |
la búsqueda
cotidiana, |
| porque paz y
desenfreno |
pero mañana,
mañana |
| son fuerzas en
desafío, |
lirios parirá
el espino, |
| cuando ha
tenido un vacío |
tocado por el
destino |
| la esperanza
de estar lleno. |
nuevo de la
especie humana. |