Por Héctor José Corredor Cuervo
Yo quiero un lugar que esté en primavera,
donde salga el sol detrás de la sierra.
Deseo que la luna, la estrella, el lucero
vuelvan a brillar en el mundo entero.
Quiero que los surcos de cada labranza
nos den las cosechas de paz y esperanza.
Deseo ver hogares llenos de ilusiones
donde exista amor en los corazones.
No quiero más odio, no quiero más guerra,
añoro la paz en toda la tierra.
No quiero más odio, no quiero más guerra,
añoro la paz en toda la tierra.
Quisiera que las aves vuelvan a sus nidos
que abandonaron en campos floridos.
Deseo que la gente retorne a poblados
sin temor o miedo de ser secuestrados.
Quiero que los niños tengan su cuna
con calor de padres en medio de fortuna.
Deseo que en mi patria reine la alegría,
que vuelvan los sueños con su fantasía.
No quiero más odio, no quiero más guerra,
añoro la paz en toda la tierra.
No quiero más odio, no quiero más guerra,
añoro la paz en toda la tierra.
No quiero más odio, no quiero más guerra,
añoro la paz en toda la tierra.
No quiero más odio, no quiero más guerra,
añoro la paz en toda la tierra.
(Autor: Héctor José Corredor Cuervo - Poeta de Colombia)
Bogotá DC. mayo 22 de 2012
Estimados amigos del comité organizador de la Tercera Jornada de la Paz y Primer Congreso Internacional de la Unión Hispanoamericana de Escritores, hermanos directivos e integrantes de la Unión Hispanoamericana de Escritores, Grupo Alegría, Círculo de Embajadores de la Paz, Grupo Literario Almafuerte, Foro Internacional de Cultura y Literatura para la Paz, Asociación Americana de Poesía, Sociedad Argentina de Escritores, auspiciantes y participantes de los diferentes eventos culturales a los cuales fui invitado.
Después de haber permanecido 8 días en ese paraíso donde se respira el aire de la cultura, donde transita por las calles la libertad, donde se oye el eco de la paz y donde se sienten palpitar los corazones que anhelan la unión de los pueblos hispanoamericanos, he regresado a mi patria con sueños sin límite para seguir luchando con más fuerza por la paz y la integración de nuestros pueblos, lejos de politiquería y ambiciones personales, para hacer frente a los vientos huracanados que se avecinan.
En mi memoria se sienten, como una cascada, los recuerdos imborrables de los amigos que me dieron su mano y de toda la gente que con sus aplausos nos hicieron pensar que nuestra tarea, de despertar a la gente indolente e indiferente que ve sucumbir el barco de la América y el mundo en medio de las tormentas de odio y de violencia, es posible si cambiamos de mente y corazón.
A todas las personas que brindaron sabiduría en todas sus palabras, sólo quiero decirles gracias, gracias, gracias y que el Dios de la humanidad los siga guiando e iluminando para que brillen como faros, a fin que den la orientación verdadera a quienes les siguen la huella en este camino de la paz. Espero atenderlos en Bogotá de la misma manera que me recibieron entre ráfagas de cariño con BUENOS AIRES.
[Firmado: Héctor José Corredor Cuervo]