LA VOZ DEL CÓNDOR
Estaba declamando su soneto
un tal Guillermo Luis Nieto Molina,
su voz se replicó en la cumbre andina
y un cóndor descendió con rumbo quieto.
Del hueco de su pétreo parapeto
clamole el ave de cuellera albina,
y encomio dio a su voz tan cristalina
que da interpretaciones con respeto:
—¡Declame, por favor, siga poeta!
¡Recite un verso más, yo se lo pido!
Su voz siempre la escucho de mi nido
y aporta compañía a la meseta.
El eco de su voz es la entidad
que ayuda a transitar mi soledad.
© Rubén Sada. 21/05/2020.
Soneto heroico