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14 de febrero de 2020

LA VOZ DEL LIBRO


LA VOZ DEL LIBRO


(POEMA HOMENAJE AL DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO)


Cierto día, de una obscura biblioteca
se escuchó la voz de un libro muy antiguo.
Ya no me queda nada, creo que es el final,
estoy muriendo por causa de otra realidad.


Mis páginas son mis entrañas, ahora sin alimento
pues nadie me lee, dicen que estoy muy viejo.
Mi rostro, ajado por el tiempo despiadado,
es una portada gris que hiciera, un artista muerto.

Mis letras, son la savia de mis venas
donde se esconden los secretos de la vida.
La substancia que en un tiempo,
alimentará a muchas mentes desnutridas.

Hoy me abandonan en obscuras bibliotecas,
argumentan que los libros digitales son la moda.
Yo siento que me extingo, pero quiero
dejar un mensaje, a quienes recorrieron mis entrañas.

Un libro es una fuente que hace del hombre simple,
un gigante lleno de saber y sentimientos libres.
La mente humana se alimenta de sueños eficaces,
pensamientos dignos de mentes brillantes.

Soy el libro de siempre, aún de cara digital,
aunque yo muera otros vendrán a relevarme.
Soy amante de la sabiduría y a ella me entrego,
quiero más amigos, por favor ¡ESTOY AQUÍ!

© Iván Carrasco Akiyama. 23 de abril de 2013La Paz, Bolivia



BIOGRAFÍA DE IVAN CARRASCO AKIYAMA: Nació el 13 de septiembre de 1952, en la ciudad de La Paz (Bolivia) en el corazón de América del Sur, a los pies del majestuoso nevado andino "Illimani" (Volcán apagado de 6.462 metros de altitud), el segundo pico más alto de Bolivia, ciudad en la que reside actualmente. Miembro del movimiento mundial Poetas del Mundo y socio del S E L A E - Italia (Sociedad de Escritores latinoamericanos y Europeos), autor de la obra de carácter filosófico humanístico titulado: "Cuentos de amor y profecías de la flor azul" publicada en 2011, distribuido por Amazon y 67 tiendas virtuales a nivel planetario.
En el área literaria, Poeta y Escritor filosófico, autodidacta y compositor/letrista de canciones románticas. Sus proyectos literarios como escritor datan de 1970. Su primera obra filosófica denominada "La llama del Yo" (no publicada) logra una mención honorífica por su participación, contaba con 18 años de edad,
En 1988 obtiene; en el concurso patrocinado por la Asociación Cultural "Nueva Acrópolis" (con presencia mundial), el primer lugar con el cuento de carácter filosófico "La flor Azul" y reconocimientos honoríficos en diversos concursos poéticos, patrocinados por diversas instituciones en la ciudad de Santa Cruz de la sierra- Bolivia.
En 1998 fue creador y moderador del foro POESÍA FILOSÓFICA, dirigido por la poeta española Antonia Pérez García, personaje de gran trayectoria literaria. Los poemas originales, escritos por IVAN CARRASCO AKIYAMA fueron difundidos en TV social de España. Publica sus primeros trabajos literarios en Rincón de poesía.com; con el pseudónimo de D_amadore, y poemas en el foro de su creación denominado: POESIA SANNYASIN (poesía del renunciante), escribe para diferentes foros internacionales, participando principalmente en poesía de arte mayor entre los que se destacan: Arte y Cultura (España), Poesía Pura (España), Planeta de Escritores, Unión Hispanoamericana de Escritores (Perú) El rincón del poeta (México), Foro Shoshan, Beco dos poetas & Escritores (Brasil), Tíbet in my Soul (EE UU), Salamaga (Chile), Red de Escritores de Coquimbo, (Asociación registrada número 453124925 en Fredericksburg, Virginia, USA) Mar de las Musas (España), Mundo poesía (España)Mundo de la poesía, Piensa en verso (España), Artes y Letras Internacional, Clepsidra Internacional, Poetas de Iberoamérica (Suecia), El rincón del poeta, Sociedad venezolana de Arte internacional, Manantial poético (DISTINCIÓN DE MIEMBRO FUNDADOR) y otras participaciones.
En el 2010 concluye su libro denominado "El Suicidio del Ego", prologado por el destacado hombre de letras Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano de Guatemala, celebridad en los estudios de las ciencias heráldica e Históricas: "Don Francisco Barnoya y Gálvez", el cual comentó que "El suicidio del ego" puede ser un instrumento revulsivo para que otros escritores, por que incluye espacios para la poesía clásica culta, fundiendo la literatura con la creatividad poética y "Cuentos para reflexionar", que aparecen en cada capítulo con el sello personal del escritor.
Es miembro distinguido, entre los 79 poetas brillantes de América Latina, estados Unidos, Cuba y España reconocidos por Daufen Bach cónsul de Brasil de Poetas del Mundo en 2010.

En la actualidad concluye tres libros de carácter filosófico y humanístico, pertenecientes al género de ficción, cuyo objetivo es inducir a la reflexión a través de análisis poético, toda la problemática que aqueja la existencia de los animales, y a través de formas literarias, pretende promover la supervivencia de las criaturas y preservación de la naturaleza.

En sus obras menciona:

"...Buscaré al ser que hay dentro de mí, aquel que es parte de mi ser interior, que propondrá en sus versos la esencia fundamental que está por fuera de la imaginación humana. No analizaré lo inconmensurable, solo seguiré el cauce de mi destino..."

Iván Carrasco Akiyama falleció el 2 de agosto de 2013 en su Bolivia natal. Todos los que estamos en el mundillo de la poesía, lo recordamos con afecto. QEPD.

2 de noviembre de 2019

SOY LA IMPRENTA

SOY LA IMPRENTA

Yo soy el más grande invento
del historial del humano,
multiplico con mi mano
la ciencia, el conocimiento.
Soy lo mejor y lo siento,
no se ofendan, esta vez,
¡mis libros dan sensatez!
Auto, avión, tele y vacuna
no me superan, ninguna
pues se inventaron después.

Gracias a mi hijo, el libro
se ha inventado lo demás,
ya que el libro enseña más
que auto, avión, tele y calibro...
Aun que la vacuna. Vibro
fácil hoy mediante redes,
pero ninguno de ustedes
sin la ciencia en el testuz
hubiera visto la luz
que atraviesa las paredes.

Yo imprimo libros de avión,
que hablan de historia y de autos,
mis conocimientos cautos
hablan de vacunación.
Hablan de televisión.
de “cómo inventar” la tele,
de guitarra, de ukelele,
y de toda ciencia exacta,
que mediante un libro pacta
y que a leerlo lo impele.

Tengo hijos de a cien mil
con poetas muy famosos,
mis libros, los más hermosos
para adulto o infantil.
Me leen desde el atril
con décima improvisada,
lo imprime de forma honrada
en un taller y de a cientos,
el mejor de los inventos
en Argentina, un tal Sada.

A ustedes les tienen miedo:
miedo al tránsito, al pinchazo,
miedo a chocar o al planazo
de volar en un torpedo.
Pero a mí me amó Quevedo,
me amó Lope, el gran Cervantes,
me amó don Juan, sus amantes,
y me amó el gran Gutenberg,
yo fui origen del saber
desde los tiempos de antes.

© Rubén Sada. 2/11/2019.

Se utilizó la figura retórica denominada PROSOPOPEYA, que consiste en atribuir a objetos inanimados las cualidades propias de seres animados.



22 de agosto de 2019

LA IGNORANCIA

LA IGNORANCIA


Esta décima me rapta
para volverse mordaz,
y solo la entenderás
si se halla tu mente apta.
Si cada verso te capta
la atención con humildad,
comprenderás mi verdad
y abrevarás su substancia:
¡Yo digo que es la "ignorancia"
el mal de la humanidad!



El ‘poder’ te quiere inculto
para poder dominarte,
de él nunca has de confiarte,
y menos rendirle culto.
Te hará sentir del tumulto
para mantenerse electo,
con el narcótico efecto
de ser rentable al monarca
que te herrará esclava marca:
Ser útil a su “proyecto”.



La ignorancia es la desgracia
que da vacío a tu tripa.
La investigación disipa
el hambre y luego te sacia.
Leer es una gimnasia
que has de tener siempre en cuenta,
ayer el libro y la imprenta,
hoy smartph con Internet
te harán romper el corset
que mantiene al alma hambrienta.



Te produce un gusto horrible
la acritud de la ignorancia,
te deja la mente rancia
y un destino impredecible.
Con la ciencia es más factible
distinguir el bien del mal,
los libros son el panal
en que busca miel el oso,
si tu espíritu es curioso
bebes dulce un manantial.



Es duro el aprendizaje,
y tal vez pesa su carga,
pero oscura y más amarga
es la ignorancia y su ultraje.
Si en la senda hay luz, tu viaje
será un nuevo amanecer,
es la ciencia del saber
un astro rey luminoso,
es el sol más provechoso
el que brilla al aprender.



Que el saber no te fatigue,
que la razón te estimule,
la ciencia tu mente pule
y así el brillo se consigue.
Que tu cerebro investigue
y le dé mucha importancia,
no cometas la arrogancia
de creer que sabes todo,
investiga, que es el modo
de vencer a la ignorancia.



© Rubén Sada. 22/08/2019.



EL CASO AYMARÁ. Cierta comunidad Aymará en Bolivia estaba padeciendo desnutrición, sobre todo en niñas y niños. Las personas de esa comunidad producían huevos porque criaban muchas gallinas. Se les observó que ese alimento era rico en proteínas y que le harían muy bien a sus hijos.
Los Aymará respondieron que si les daban a sus niñas y niños leche de vaca y huevos de gallina, ellos tardarían en hablar, incluso podrían quedar mudos para siempre. Se les preguntó el origen de esta creencia, y los Aymará respondieron que la misma venía desde hace siglos.
Esta idea fue una ocurrencia de los conquistadores: ellos se llevaban los huevos y a cambio les dejaron esa creencia: una prohibición. Lo llamativo es lo que sigue: a pesar de ser conscientes del origen de esa creencia, la continúan respetando en pleno Siglo XXI.
Ningún catedrático ni estudioso podrá convencer a los Aymarás de lo contrario. "Lo más difícil del colonizado no es sacarse de encima al opresor, sino las IDEAS que estos han dejado sobre el colonizado, IDEAS que atentan contra sus propios intereses y bienestar personal.
Por eso la base de cualquier sociedad que quiera vivir en libertad es la de enseñar a PENSAR, no la de repetir conceptos y libretos preestablecidos. En este sentido, la lectura provoca la capacidad del pensamiento propio. “Es más fácil engañar a alguien que convencerlo de que ha sido engañado”. (Mark Twain).
NO PERMITAS QUE COLONICEN TU MENTE. INVESTIGA POR CUENTA PROPIA y hallarás la LIBERTAD DE PENSAMIENTO.

9 de noviembre de 2018

UN COFRE CON MI LEGADO


UN COFRE CON MI LEGADO

“A veces el hombre más pobre deja a sus hijos la herencia más rica.” ― (Ruth E. Renkel)

Es bueno que un libro se abra
como un cofre de belleza,
para compartir riqueza
y el saber de la palabra.
La bruta piedra se labra
a mano con mi buril,
bruñida con esmeril
y con paciencia de escuela
va brillando la espinela
del arte payadoril.

En estos textos se enfrasca
todo el sol que hay en mi ser,
la noche, el atardecer,
la tormenta y la borrasca.
Quizá a algunos los complazca,
quizá a otros incomodo,
pero en el libro acomodo
mi vida en profundidad
y acepto esta realidad:
“no puedo gustarle a todos”.

Procuro siempre un mensaje,
una máxima procuro,
que brille en el mundo oscuro
el cristal de mi menaje.
De regreso está mi viaje,
y en mis gastados zapatos
hay kilómetros de estratos
que por suerte atravesé,
y en muchas manos colgué
once libros, mis retratos.

Leer no es gastar la vida
y yo no escribo por ocio,
el libro es mi sacerdocio
y te da la bienvenida.
Que tu mente bendecida
sea, si puedes leer,
aquí habrás de enriquecer
motivando el pensamiento,
mi legado es testamento
de otro nuevo amanecer.

Leer no es pasar el rato,
es vivir, te lo aseguro,
para brindarle un futuro
al todavía nonato.
Cada libro es un contrato
entre escritor y lector,
cada libro es resplandor
que brillará como estelas
y este libro de espinelas
lo escribí con mucho amor.

Un cofre con mi legado
hoy pongo aquí entre tus yemas,
son muchas preciosas gemas
que el tiempo me ha regalado.
Las dejaré a tu cuidado
por favor, trátalas bien,
que estas palabras te den
una experiencia benigna,
la espinela es mi consigna.
Firma al pie: “Sada, Rubén”.

® 17/04/2018.

19 de septiembre de 2017

ELOGIO A LA LECTURA

Me enorgullezco de lo que he leído, no de lo que escribí, dijo Jorge Luis Borges

ELOGIO A LA LECTURA

"Me enorgullezco mucho más por todo lo que yo he leído,
que por lo que yo escribí". (Jorge Luis Borges)


La lectura yo defino
como un vital salva vida,
cuando me hundo, me cuida,
por darle flote a mi sino. ([1])
¡Oh artilugio del destino
que representa existir!
Porque nunca han de aburrir
entendimiento y valor,
¡libro es arte y da al lector
tiempo para discernir!

La puntería yo afino
cual gato en séptima vida
que cuando sufre caída
por salvarse usa buen tino. ([2])
La lectura es mi destino
y hoy se representa en calma,
porque siento en cada palma
que en todo libro hay valor,
el arte es conciliador
tiempo que llena a mi alma.

La fiel verba que adoctrino
dio la lectura a mis vidas,
y exijo, cuando decidas,
por lector, mi pergamino.
Ser lector es mi destino,
leer representa ser,
porque para comprender
leer tiene más valor
que el arte del escritor:
¡Tiempo es hoy! ¡Hay que leer!

© Rubén Sada. 12/09/2017




[1]) Sino. (Del lat. signum, señal.) s. m. Hado, destino que dirige desde un principio la vida de una persona.
[2]) Tino. Capacidad de encontrar las cosas que se buscan. Capacidad de dar en el blanco al tirar o disparar. Puntería. Capacidad de calcular una cosa a ojo con buen criterio, sin ayuda de instrumentos.

(Décimas de verba impuesta, utilizando la siguiente estructura sin repetir rimas:)
1) LA             
2)                    VIDA
3)         CUANDO     
4) POR                      
5)                    DESTINO
6)         REPRESENTA         
7) PORQUE              
8)                    VALOR
9)         ARTE
10) TIEMPO  


Más poemas para reavivar el hábito de la lectura:

CUANDO DEJE DE LEER

INVENTO BIEN INVENTADO




16 de febrero de 2016

EL LIBRO (23 de abril, día mundial del libro) Décimas homenaje al libro de Rubén Darío


EL LIBRO


Dios creó al hombre a su imagen y semejanza; y para que así fuera, lo hizo creador como Él. La creación del hombre es el Libro; el Libro está hecho a imagen y semejanza del hombre;
el Libro tiene vida; el Libro es un ser.
I. DE CASTRO Y SERRANO.

1
Ven a mí, musa querida;
mi lira dame: levanta
y únete a mi voz y canta
la humanidad redimida.
Redimida con la vida;
no con Gólgota ni Cruz,
ni martirios de Jesús;
sino con la fuerza inmensa...
fuerza que bulle y que piensa,
¡con el libro, que es la luz!
2
¡La luz! La luz infinita,
que en sus misterios comprende
el espíritu que asciende,
el átomo que se agita.
A cuya influencia bendita,
a cuyo celeste nombre,
aunque mi palabra asombre,
envuelto en su esencia pura,
baja Dios desde su altura
a divinizar al hombre. 
3
La luz: el germen perfecto,
que, cual un sagrado emblema,
ciñe en forma de diadema
la sien del gran Arquitecto...
que alumbra, desde el insecto
que de polvo pareciera,
hasta el sol que reverbera
su luz en iris radiantes,
y forma anillos brillantes
al ir girando en la esfera.
4
¿Y qué es el libro? Es la luz;
es el bien, la redención,
la brújula de Colón,
la palabra de Jesús.
Base y sostén de la Cruz; 
las frases de Cormenín, 
acentos de Girardín, 
las comedias de Moliere,  
carcajadas de Voltaire,  
consejos de Aimé-Martin. 
5
Principio que alienta ufano,
destello del ser divino;
ley eterna del destino
que gobierna al ser humano.
Guía al mortal soberano
en alas de la razón;
quien volando a otra región
contempla a Dios frente a frente
con la pupila y la lente
de Camilo Flammarión. 
6
¿Oís una inmensa voz
que va rasgando las nubes
y que escuchan los querubes?
¡Es que está leyendo Dios!
¿Conocéis su libro vos,
orgullosa Humanidad?
Lo estáis mirando en verdad
al brillo del pensamiento:
pero escuchad un momento,
que os lo mostraré: ¡callad!
7
¿Veis esa azulada esfera
do las luces se desbordan,
y de mil colores bordan
los astros en su carrera?
¿Veis la florida pradera
con aves de hermosas plumas,
y vagas, flotantes brumas
que los arbustos oprimen,
y mil arroyos que gimen
con algas, peces y espumas?...
8
¿Miráis los altos volcanes
que, con lava en rojos tumbos,
con sus ecos y retumbos,
remedan los huracanes
en misteriosos afanes?
¿El trueno que sordo muge,
la hinchada tromba que ruge
y los espacios atruena,
y el simoun que arrastra arena 
con su poderoso empuje?
9
¿Veis la hirviente catarata
que entre zarzas y entre breñas
azota las duras peñas
con sus espumas de plata?
¿Y que ruge y se desata
en ondas que se evaporan
y los rayos del sol doran,
y en el aire se deslíen
y al ir rodando sonríen
y al evaporarse lloran?
10
¿Miráis en la verde loma,
como símbolo de amores
escondido entre las flores,
el nido de la paloma...
que cuando la aurora asoma
dorando la faz del cielo,
llena de sublime anhelo,
entre callados murmullos,
colma de blandos arrullos
al tiernecito polluelo?...
11
¿Miráis en noche serena
reflejarse en la laguna
la blanca luz de la luna,
de melancolía llena?
¿Veis la nítida azucena?...
¿Escucháis el murmurío,
el eco dulce y sombrío
que modulan confundidas
náyades adormecidas
sobre las linfas del río?
12
¿Veis los cometas radiantes
que van a surcar la esfera
tendiendo su cabellera
de penachos rutilantes,
soles inmensos, errantes,
cuya reluciente llama,
por los espacios derrama
de chispas rojo torrente,
que de los cielos la frente
con sus fulgores inflama?...
13
¿Oís el quejido tierno,
del Favonio  dulce y blando, 
que pasa y va murmurando
en las mañanas de invierno?
¿Oís el idilio eterno
de las auras a la flor,
los trinos del ruiseñor,
el enamorado beso?...
Pues todo eso… todo eso,
es el Libro del Señor. 
14
Y era el caos negro, obscuro,
que por doquiera reinaba.
Sólo Dios en lo alto estaba
como un espíritu puro;
y de nieblas denso muro,
que hubiera luz impedía;
mas con celeste ufanía,
su libro inmenso abrió Dios,
y a los ecos de su voz
nació la lumbre del día.
15
Lleno de astros, el espacio
iba, en ondas de dulzura,
a besar la vestidura
del Señor, que en su palacio
de nácar y de topacio,
se recreaba en mirar
de la montaña y el mar
los átomos impalpables
que, en giros interminables,
no cesaban de rodar.
16
E iban las orbes pasando,
y si a Jehová  se acercaban,
se inclinaban, se inclinaban,
y los pies le iban besando.
Dios estaba contemplando
sus reverentes caricias,
y dos lágrimas propicias
por sus mejillas corrieron,
y en las páginas cayeron
de aquel libro de delicias.
17
Y de esas lágrimas bellas
brotaron notas hermosas,
y unas se volvieron rosas,
y otras volviéronse estrellas;
y después emergió de ellas
una eterna melodía;
y en aquel supremo día,
fue de Dios en remembranza,
cada acento una alabanza,
cada átomo una armonía.
18
Después, sonriose el Señor;
cerró aquel libro de encanto
y envolviole con el manto
de su divinal amor.
El mundo con su esplendor
siguió rodando y rodando,
y mientras iba girando
con rápido movimiento,
el fuego del pensamiento
al hombre estaba quemando.
19
El hombre, que entre las flores
que el llanto de Dios formara,
en un suspiro brotara
coronado de fulgores;
el hombre, a quien sus amores
diera Dios en aquel día;
el que admirado veía
cómo el rayo serpentea,
el incendio de la idea,
dentro el cerebro sentía.
20
Su existencia al contemplar,
aquel incendio al sufrir,
sintió el corazón latir,
y el hombre empezó a llorar.
Los cielos tornó a mirar
con el alma confundida
y con voz enternecida,
luz pidió al poder divino,
y vio escrito su destino
en el Libro de la Vida.
21
Trabajo, luz, pensamiento.
libertad, razón, amor,
lucha sin igual, valor,
expansión y sentimiento;
esperanza y ardimiento;
lo terreno y lo infinito...
Religión, creencia, mito,
lo comprensible, el arcano...
Tal es el conjunto humano,
y así el hombre lo vio escrito.
22
Allí está... ¡Cómo recrea
el alma y el corazón
la ardiente imaginación
de la bella musa hebrea!
En su interior, pinta y crea
un recio voto que zumba;
un Sinaí que retumba,
una tormenta que crece,
que parece... que parece...
que ya el orbe se derrumba.
23
Mil luces que se derraman,
relámpagos que serpean,
y que, ardiendo, centellean,
mientras huracanes braman;
nubes negras que se inflaman,
onda de aire que palpita:
un pueblo que cae, se agita,
lleno de gran timidez,
y un Dios que entrega a Moisés
una ley en piedra escrita.
24
¡Allí está el libro! De ahí
brotan rayos y centellas,
tan fulgentes como aquellas
que brotara el Sinaí.
Ved lo que está escrito allí:
es raudal de pensamientos,
guía de los sentimientos,
cautiverio del deseo
código del pueblo hebreo,
y son los Diez Mandamientos.
25
Aquí está el libro, mirad,
con un fulgor nunca visto,
y por la boca de Cristo
predica la libertad.
Escuchad: la Humanidad
olvida penas y agravios;
oyen atentos los sabios;
y el mundo absorbe en su seno
sermones del Nazareno,
parábolas de sus labios.
26
Vedle aquí: ¿Quién es aquel
pobre manco desvalido, 
de todos desconocido,
pero a su patria tan fiel?
¿Quién es?-digo-. ¿Quién es él?
Y dicen ecos vibrantes
de mil pechos arrogantes,
respondiendo con agrado:
Es el libro disfrazado 
de Don Miguel de Cervantes.
27
Aquí nos da una sonrisa
un canto de tierno bardo;
las caricias de Abelardo
con los besos de Eloísa, 
Aquí confunde y hechiza,
muestra el amante deseo;
aquí en sublime recreo
sus bellezas admiramos,
y estrechados contemplamos
a Julieta y a Romeo.  
28
Nos hace amar y creer;
sus frases al pecho van:
si Pablo y Virginia están
en el alma de Saint-Pierre;  
mansiones hace entrever
de encantos y de alegría,
y con la eterna armonía
de la dicha y el consuelo,
nos trae mensajes del cielo
Jorge Isaacs con su María.   
29
Resuena clarín guerrero
al par que amoroso idilio,
con el arpa de Virgilio 
la épica trompa de Homero. 
Aquí nos muestra el sendero
de regiones inefables,
de goces interminables
y regenerando vidas,
las páginas encendidas
surgen de Los Miserables. 
30
Ya nos brinda con Renán  
una vida de Jesús;
ya nos envuelve en su luz
la palabra de Laurent.  
Ya enseña con Pelletán  
mil torrentes de verdad,
ya predica la igualdad
y odio al autócrata, al rey,
con las tablas de la ley
de la nueva libertad.
31
Ora golpea la frente
del tirano en forma varia:
ya es rayo, Catilinaria,  
hija de un pecho valiente,
Ya con vislumbre fulgente,
elévase en sacro ardor;
ya canta el más puro amor,
o ya por el mundo esparce
poemas de Núñez de Arce,  
“Doloras” de Campoamor.  
32
El libro es de la razón
áncora pura y divina;
Quousque tándem Catilina  
en boca de Cicerón.  
Del Eterno emanación,
sol, cuya luz reverbera,
cada página hechicera
nos da con su poderío
los ardores del estío,
los lirios de primavera.
33
El libro es, ¡oh genio humano!
ese torrente de flores
de luces y de colores
del orador gaditano;
es el numen soberano,
es la fantasía hermosa,
nota emanadora, ansiosa,
del poeta que está amando:
Trueba a su esposa narrando  
Cuentos de Color de Rosa.
34
El hijo de la tormenta,
aquel que enferma y delira
y pulsa su ardiente lira
cuando la nube revienta:
Byron,  cuya alma violenta 
sufría angustioso afán,
es el libro, y allá están
los que yo juzgar no puedo;
relámpagos de Manfredo,  
tempestades de Don Juan.  
35
El ciego que, entristecido,
tiene su gran corazón,
aquel que canta Sión 
y El paraíso perdido:
el que escuchó con su oído
la armonía del Edén
y la voz del Sumo Bien,  
Milton,  que vio a los querubes  
con salterios entre nubes,
él es el libro también.
36
Aquel del poema eterno
que lo terrible cantó,
que su inspiración bebió
en las llamas de su Infierno.
(Ante quien yo me prosterno,
rendido, pero anhelante,
con el pecho palpitante),
de palabra que calcina,
es el libro que ilumina
el genio inmortal del Dante.  
37
El libro es hoy ese viejo
corazón, joven y ardiente,
que va mostrando en la frente
de lo divino, el reflejo;
que de su alma en el espejo
se retrata lo infinito:
es ese apóstol bendito,
Víctor Hugo, el pensador,  
de Hernani, inmortal cantor  
y de Guernesey proscrito.  
38
El libro es la inspiración
de Quevedo,  picaresca;  
la musa caballeresca
de Don Pedro Calderón;  
La sublime agitación
que en nuestro pecho nos queda
cuando oímos que remeda
amor y melancolía
la encantadora poesía
de los cantos de Espronceda.  
39
El libro de fe nos llena
si en el alma se dilata;
calma el dolor si nos mata,
quita la hiel que envenena;
entusiasma y enajena
al patriota bueno y fiel:
ahora eleva a Parnell,  
y sublima y diviniza
a la gran sacerdotisa
del libro, Luisa Michel.  
40
El libro es el telescopio
con que se ve el infinito,
y la estrella, el aerolito
y nuestro planeta propio:
Es también el microscopio
que en una mínima gota
nos hace ver cómo flota
un orbe a todos igual,
que es del coro universal,
una bellísima nota.
41
Libro es nuestro corazón
donde se lee el sentimiento,
o en un estremecimiento
o en una palpitación;
donde vaga la emoción,
do está el alma enajenada;
do en arreboles bañada,
y entre nubes de color,
nace una aurora de amor
al rayo de una mirada.
42
Libro es la armoniosa mente
de una beldad de quince años,
do no se leen desengaños,
sino ilusión y ansia ardiente:
Libro es su púdica frente
donde se lee su inocencia;
do lleno de complacencia
un querubín encendido,
leyéndole está al oído
el libro de la existencia.
43
El libro es fuerza, es valor,
es poder, es alimento;
antorcha del pensamiento
y manantial del amor.
El libro es llama, es ardor,
es sublimidad, consuelo,
fuente de vigor y celo,
que en sí condensa y encierra
lo que hay de grande en la tierra,
lo que hay de hermoso en el cielo.
44
Y libro es esa balumba 
de sombras tras la cual vamos;
libro en el cual deletreamos
misereres de la tumba:
donde el huracán no zumba
de las pasiones humanas,
y ruedan las glorias vanas
en cenizas convertidas.
y las gracias y las vidas
de las grandezas mundanas.
45
¡El libro!... ¡El libro! ¡Qué bellas
que son sus frases ardientes!
Caen sobre nuestras frentes
como lluvias de centellas.
Transforman al hombre ellas,
y su esencia bendecida
eleva la alma dormida,
sembrando con mano fuerte
en el caos de la muerte
la agitación de la vida.
46
El libro males destierra;
da al espíritu solaz,
y derramando la paz
va destruyendo la guerra
que nos confunde y aterra:
él nos pinta en lontananza
albas de dulce bonanza
que nos llenan de consuelo,
y nos muestra allá en el cielo
el iris de la esperanza.
47
Cuando (triste alguna vez
el alma, sombría y muda,
el abismo de la duda
mira que se abre a sus pies,
del libro la brillantez
la felicidad le labra.
y hace que un cielo se abra,
y la razón antes muerta
se conmueve y se despierta
al trueno de la palabra.
48
Y el cosmos intelectual
con aliento tan profundo,
forma un mundo y otro mundo
en el ser universal:
brilla la vida moral,
llena de inmenso vigor;
y a su celeste fulgor
que el mismo Dios le ha otorgado,
se ve al hombre transformado
en su divino Tabor.  
49
El hombre, si soberano
un himno al Eterno entona,
con centellas se corona
y tiene el rayo en la mano.
El hombre, del océano
domina la amplia extensión;
y guiado por su razón,
taumaturgo  divinal,
de espuma, perla y coral
un edén forma a Colón.
50
El hombre tiene en verdad
por su mensajera, luego,
esa serpiente de fuego
llamada electricidad.
Con pujante actividad
y dejando atrás a Eolo,  
cruza en alas de ella solo
la extensión que le separa,
desde la arena del Sahara,
hasta los hielos del Polo.
51
El libro, ¡bendito sea!...,
pues con afán inaudito,
vuela por el infinito
con las alas de la idea;
el libro que vida crea,
pan de las inteligencias,
luminar de las conciencias,
y que hoy está en todas partes,
sublimando con las artes,
redimiendo con las ciencias.
52
¡El libro! ¡Celeste lumbre,
de la Humanidad amparo!
¡Radioso, divino faro
que guía a la muchedumbre!...
El libro... ¡elevada cumbre!...
de la verdad! Mas, ¡qué digo!,
el libro que yo bendigo
con entusiasmo profundo,
tiene ante la faz del mundo
un implacable enemigo.
53
¿Sabéis quién es? Allá está...
Su trono se bambolea
porque el soplo de la idea
su trono derribará.
¿Sabéis quién es? ¡Vedle allá
sobre el alto Vaticano!
¡Contempladle!... Genio insano,
apaga todo destello,
con una estola en el cuello
y el Syllabus  en la mano.
54
¡Jesús! Jesús! Tú soñaste
fundar una Religión
de amor y de bendición
cuando tu ley predicaste...
Nazareno, ¿no pensaste
que tu moral, tus creencias,
que alumbraron las conciencias,
expirarán? Yo contemplo
que hoy es ¡nada más! tu templo
un gran taller de indulgencias.
55
Lugar do, con rudo acento
y por voluntad suprema,
el libro... el libro se quema
y se mata el pensamiento;
lugar do con ardimiento
se predica la orfandad;
do es nada la caridad;
do farsas y tradiciones
fulminan excomuniones
a la santa libertad.
56
Maldicen al libro, sí,
con un criminal deseo..
¿Dónde estuvo Galileo  
para retractarse? ¡Allí!...
¡Cristo, Cristo!... Ya de ti
se burla esta gente extraña,
su corazón vierte saña,
venden reliquias y bulas,
y ya las frases son nulas
del Sermón de la Montaña.
57
La sandalia de oro y seda
del Papa besa, humillado,
el príncipe, el potentado;
pues al pobre se le veda.
Se va el Bien, el Mal se queda,
todos se hincan de rodillas,
y entre tantas maravillas,
olvida el Papa en su enjambre
los lazzaroni que han hambre,  
del Tíber  en las orillas.
58
Mas oíd: ya se desploma
ese edificio del Mal.
Una conmoción social
hace estremecerse a Roma.
Ya nuevo empuje se toma;
una era de luz empieza,
y en vez de mirar la espesa
niebla que estaba reinando,
vemos que está palpitando
la Revolución Francesa. 
59
¡Oh Juventud..., Juventud!
Tengo fe para seguirte;
que de algo pueden servirte
tas cuerdas de mi laúd.
¡Abajo la beatitud!
¡Abajo la aristocracia!
¡Abajo la teocracia!...
Por todas partes resuena,
de dulce cadencia llena,
la voz de la democracia.
60
Mirad las humanas listas...
En ellas hay a millares,
nihilistas  para los Czares;  
para los Papas, nihilistas.
Voceros propagandistas
de progresos liberales,
que van destruyendo males,
cumpliendo un sacro deber,
pues lodo no quieren ver
en las pilas bautismales.
61
El libro enciende y recrea:
al humano ha levantado,
y al espíritu ha enseñado
la religión de la idea,
haciendo que palpe y vea
un paraíso celestial,
do nunca se allega el Mal,
ni atormentadora, inquieta,
jamás se oye una trompeta
que llame al juicio final.
62
¡Cuántas glorias en el mundo,
que llenan de admiración!
Las glorias de Maratón,  
las de Atila  y Segismundo,  
las del César  furibundo
que con su lanza destroza,
y la gloria luminosa
de Bacon,  Darwin,  Romero, 
de Malebranche  y Lutero, 
de Chateaubriand  y Spinoza. 
63
Ronco retumba el cañón:
se estremece un continente,
y alza, orgulloso, su frente
y su espada, Napoleón. 
Vuela su altivo bridón; 
su crin encrespan las brisas...
Vencedor, danle sonrisas
y laureles y memorias.
¿Y sus glorias?... ¡Ah, sus glorias,
son de humo, sangre y ceniza!
64
Entre amarguras y penas,
encarcelado, oprimido,
arrojado a un negro olvido
y cargado de cadenas...
Sintiendo fluir en sus venas
de sentimiento oleadas,
con ideas levantadas
del genio por el delirio,
en un perpetuo martirio
Camoens escribe Os Lusiadas. 
65
¡Qué diferencia se advierte!
¡Qué polos tan encontrados!
Unos laureles ganados
con desolación y muerte...
Y otros con el alma fuerte,
con un corazón que late
del sufrimiento al embate,
y sin sentirse arrastrado
por el impulso agitado
del huracán del combate.
66
Aquél vence con la espada;
este con el libro vence;
este hace que el hombre piense...;
aquél, al hombre anonada.
Y a la pobre alma angustiada,
en un caos la derrumba,
cuando su bronce retumba,
con elocuencia sombría:
éste brinda una armonía,
aquél entreabre una tumba.
67
Yo al libro siempre he de amar;
siempre su voz he de oír,
pues me ha enseñado a sentir
y me ha inducido a cantar.
A su fulgente irradiar
se ha formado mi conciencia,
y ha visto mi inteligencia,
muda, absorta, confundida,
en el cielo de la vida,
relámpagos de la Ciencia. 
68
El libro tiene cantares,
y murmurios y sonrisas,
y quejas de blandas brisas,
cadencias de azules mares;
de los verdes olivares,
los melódicos rumores;
y esas palabras de amores
que dicen en tonos suaves
las palmeras a las aves
y las aves a las flores.
69
Hubo un alma prodigiosa,
que pensaba y que sentía
y que lo eterno veía
con mirada portentosa:
tendió su mano afanosa;
grabó en madera... ¿Qué inventa?...
La Humanidad está atenta:
de aquel pedazo de pino
brotó, radiante y divino,
el genio audaz de la Imprenta. 
70
Y el libro entonces tiene alas
para volar más de prisa,
y nos encanta y hechiza
vestido de hermosas galas:
tiene bellezas, y dalas 
al mundo con su poder;
y ahora, volveos a ver...
Los bardos todos le cantan,
y mil estatuas levantan
al inmortal Gutenberg. 
71
Mas es en vano cantar;
es muy grande mi flaqueza
y del libro la belleza
yo no podré retratar...
Pero siento chispear
en mi cerebro algo intenso,
por lo cual conozco y pienso
y por eso al libro canto;
porque amo todo lo santo,
porque amo todo lo inmenso.
72
Un día el sol se ocultaba
entre nubes de topacio;
los confines del espacio
con sus reflejos doraba;
lo recuerdo; niño, estaba
ese cuadro contemplando...;
mi corazón palpitando
sentía, pues iba viendo
el astro que se iba hundiendo...,
la niebla que iba avanzando.
73
Era un libro en que leía,
entre algo tenue que juega,
cómo la noche se llega,
y cómo se muere el día,
cuando una vaga armonía
llegó entre el viento a mi oído;
y en vago éxtasis rendido,
cerró sus ojos mi alma,
y en una tranquila calma
yo me quede adormecido.
74
Y allá entre sueños vi yo
que un ángel bajó del cielo,
y que al descender al suelo
en la frente me besó;
después mi pecho tocó,
y allí afectos soberanos
depositó, mil arcanos
que a comprender no he llegado;
y aquel espíritu alado
puso un arpa entre mis manos.
75
Entonces yo le pedí
que en mi pecho se anidara,
que jamás me abandonara,
que estuviese junto a mí.
Mover los labios le vi
y luego me dijo: «Escucha;
entra al campo de la lucha,
pero calma tu ansia loca.
La vida es poca, muy poca,
y la desventura es mucha.
76
» ¡Ha puesto la mano mía,
para que entres en el mundo
de tu ser, en lo profundo,
el germen de la poesía!...
¡Ay de ti si llega el día
en que pierdas todo, todo!...
¡En que con terrible modo
cantes el Mal, la Mentira,
y las cuerdas de tu lira
las arrastres por el lodo!
77
» ¡Ay de ti si un eco vano,
una levísima nota,
del fondo de tu alma brota
para ensalzar al tirano!
¡Ay, si con deseo insano
se mueve tu corazón!
¡Ay, si del dardo el baldón
tú mismo, ingrato, te clavas,
y en tus acentos alabas
al monstruo de la ambición!
78
» Allí tienes campo extenso
en la gran Naturaleza,
que con hermosa riqueza
te ofrece un numen inmenso;
en grupo variado y denso,
te presenta astros, torrentes,
arbustos, aves y fuentes,
perlas, corales y espumas,
ecos, mariposas, brumas,
y albas puras y fulgentes.
79
» Mas si el imperio del Mal,
con su tremenda expresión,
atacara a la razón,
al progreso liberal...
Si con goce criminal,
lleno de hiel y de saña,
a la muchedumbre engaña,
con su misterio y su pompa,
entonces, suena la trompa
y lánzate a la campaña. »
80
Dijo el ángel, y voló,
y al cruzar por los espacios,
una lluvia de topacios
sobre el mundo derramó.
Mil sones escuché yo,
ecos lejanos y vagos
como de ondinas de lagos;
armonías melancólicas,
cual de cítaras eólicas
del céfiro a los halagos.
81
Eco dulce y misterioso
que llegaba hasta mi oído,
tan tierno como un gemido,
tan triste como un sollozo.
Yo creo que ese armonioso
conjunto de notas sumas,
resonó entre ondas y brumas,
cuando divina, hechicera,
Venus radiante saliera
del seno de las espumas.
82
Entonces de temor lleno
al cielo volví a mirar,
cuando escuché el retumbar,
en lo alto, de un ronco trueno;
vi de una nube en el seno,
un libro abierto... Leí,
y decía el libro así:
« Sigue en la vida mi lumbre,
que yo soy la eterna cumbre
y el universo está en mí. » 
83
Desde ese día, al libro amo,
y su gran poder bendigo,
y su lumbre es la que sigo,
y su imperio es el que aclamo:
allá en mis dudas le llamo,
y con su inmensa grandeza,
me muestra cómo progresa,
cómo bulle y cómo flota
la llama eterna que brota
Dios en la Naturaleza.
84
Dios, cuya luz bienhechora
palpita, refleja y arde,
en las nubes de la tarde
y en las perlas de la aurora;
en la linfa bullidora,
en la silvestre azucena,
en cada grano de arena,
en cada nota sublime,
en cada ambiente que gime,
y en cada rayo que truena.
85
Dios, que se advierte en el rubio
plumero de las espigas,
en las ásperas ortigas
y en el estival efluvio;
en las llamas del Vesubio,
en las flores purpurinas,
en las gotas opalinas,
en las rugientes cascadas,
y entre las plumas nevadas
de las gaviotas marinas.
86
Dios, que vaga en los aromas,
y que vuela en los murmullos,
y que halaga en los arrullos
de las torcaces palomas;
en el césped de las lomas,
en la claridad del día...
Dios, vida, ser, y armonía
de toda la creación.
¡Ah, no encuentra una expresión
digna de Él el arpa mía!
87
Y tú, pusiste, Señor,
para recordar tu nombre
el libro a la faz del hombre,
vestido con tu esplendor;
Hosanna  a Ti, Dios creador;
Dios sin triángulo, Dios Uno,
que no eres Siva  ni Juno; 
Dios que me gozo en amarte...,
que nunca llega a tocarte
ni a comprenderte ninguno.
88
¡Hosanna al Libro! Porque él
destruye, a la faz del siglo,
el dogma, ese gran vestiglo, 
esa torre de Babel. 
¡Hosanna al corazón fiel,
a la idea liberal,
pues en su carro triunfal
cruza ufana la razón,
tronchando, por la extensión
del mundo, el árbol del mal!...
89
¡Hosanna al Libro!... Ese ser
que muestra, con su irradiar,
la libertad de pensar,
la libertad de creer;
que canoniza a Voltaire, 
al par que al apóstol Juan, 
Vicente de Paúl,  Renán, 
y maldice en voz de vida
aquella hoguera encendida
por Domingo de Guzmán. 
90
¡Hosanna al Libro, que es luz, 
que es bien y que es redención;
que es brújula de Colón
y palabras de Jesús;
base y sostén de la cruz,
las frases de Cormenín,
acentos de Girandín,
las comedias de Moliere.
carcajadas de Voltaire,
consejos de Aimé-Martín!
91
¡Hosanna al Libro! Que el mundo
se envuelva en su luz radiante,
y él le dé fuerza constante
para su aliento fecundo!...
Que en un abismo profundo
se precipite el error,
y que del Libro al fulgor,
conozca la Humanidad
que ha de leer la verdad
en el Libro del Señor.
92
¡Hosanna al Libro! El poeta
temple su lira y le cante,
y que con él abrillante
su imaginación inquieta.
Que se convierta en profeta
y mire lo por venir,
y allá en el cielo lucir
vea del saber la estrella,
con su candorosa huella
de nácar, oro y zafir.
93
¡Hosanna al Libro!... Que aclame
el Universo su esencia,
que triunfe la inteligencia
y que en su fuego se inflame.
Que el error vencido, brame,
y se revuelque en el lodo;
y que con diverso modo
la verdad a Dios se eleve,
y el germen de vida lleve
al hombre, al átomo, a todo.
94
¡Hosanna al Libro!... Que Dios,
con su poder soberano,
le bendiga con su mano,
le alimente con su voz;
que fuego ardiente y precoz
a la iniquidad consuma,
que del no ser en la bruma,
siempre el dogma se confunda,
y que su imperio se hunda
como se pierde una espuma.
95
¡Hosanna al Libro!... Que empieza
el alba pura a lucir,
y sus flores a esparcir
su perfume y su pureza.
Cae rodando la cabeza
del monstruo del fanatismo,
que con sangriento cinismo
lleva, para hacer el mal,
por estandarte un puñal
y por capa el cristianismo. 
96
¡Juventud, que dais al viento
voces de unión y reforma,
que lleváis por sacra norma
las leyes del pensamiento!
¡Juventud, que con aliento,
en fraternal sociedad,
hoy ante la Humanidad
trabajas, luchas, combinas,
por implantar las doctrinas
de la santa Libertad!
97
¡Juventud, que al dulce beso
del arcángel de la idea,
miras que relampaguea
el Sinaí del progreso!
¡Juventud, que en justo exceso
aplicas hierro candente
al basilisco  furente 
de añeja preocupación,
se alumbra tu Septentrión, 
pues sale el sol del Poniente!... 
98
Mira; ya cunde la oleada,
el pueblo siente su empuje,
y aunque el genio del mal ruge,
ya sus rugidos son nada.
Se estremece y se anonada
al verse sin su riqueza,
sin corona en la cabeza,
al oír conciertos divinos
de modernos girondinos 
que cantan La Marsellesa.
99
Esto hace el Libro: lo grande,
lo eternal y lo sublime,
lo que a la razón redime,
lo que el sentimiento expande.
¡Oh Dios! Deja te demande
aliento de tu poder
para que en mi humilde ser
pueda la palabra eterna,
que el Universo gobierna,
en tu gran Libro leer.
100
¡Basta ya, musa querida!
¡Ya bastante me alentaste,
y unida a mi voz cantaste
la Humanidad redimida!
¡Redimida con la vida,
no con Gólgota ni Cruz,
ni martirios de Jesús...,
sino con la fuerza inmensa,
fuerza que vibra y que piensa!
¡Con el Libro, que es la Luz! 

Rubén Darío (01 de enero de 1882)

Con tu visita yo vibro./ Tu regalo apreciaré,/y te obsequiaré mi libro/ si me invitas un café.

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