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28 de enero de 2015

A LA POESÍA (del poeta peruano Federico Barreto)


A LA POESÍA

(21 de marzo, día mundial de la poesía)

A mi colega y amigo Zenón Ramírez
Poesía inmortal! Germen fecundo
de inspiración, de gloria y de enseñanza, 
tú, como Dios, ¡estás en todo el mundo! 
tú, como Dios, ¡das vida y esperanza!

¡Poesía inmortal! ¿Quién tu alto vuelo 
tener podrá ni apagará tus voces, 
si hay en tu pecho, grande como el cielo, 
la fuerza ciclópea de los dioses?

En vano el odio y el error insano 
te provocan con ímpetu altanero; 
bajo el impulso regio de tu mano 
¡dobla su frente el universo entero!

¡Tu poder es inmenso! En tu mirada 
llevas escrita tu suprema gloria, 
y en la historia del mundo, por ti honrada, 
¡no hay historia más grande que tu historia!

¡Yo te venero! Al pie de tus altares 
he puesto toda la existencia mía, 
y aunque sé que no escuchas mis cantares, 
te canto como a Dios ¡oh, Poesía!

Por ti me siento poderoso y fuerte 
y con valor bastante y entereza, 
para hollar los decretos de la suerte 
¡y ser eterno como tú en grandeza!

Por ti he soñado coronar mis sienes 
con lauros que me den lustre y renombre; 
por ti he soñado los mayores bienes 
que puede el hombre conseguir del hombre.

Para ensalzar tu nombre prepotente, 
indignas son mis pobres barcarolas; 
a ti te canta el mar eternamente 
¡con las estrofas de sus roncas olas!

Tu origen, hasta ayer desconocido, 
me lo ha dicho hoy lo inmenso de tu historia: 
tú naciste del soplo bendecido 
que lanzó Dios para crear la gloria!

Tú das consuelos y amistad y cariño 
a las conciencias y a las almas blandas... 
¡Cuando tú ruegas, ruegas como un niño! 
¡Cuando tú mandas, como un genio mandas!

¿Quién nos dirá la gloria que te abona 
y las bellezas con que al orbe encantas? 
El mar es tu arpa! ¡El sol es tu corona! 
¡y el mismo Dios te escucha cuando cantas!

Yo sé que el mundo es para ti pequeño 
y que, si desde el cielo te has venido, 
es que ni allá cupiste en tu empeño, 
¡tan grandiosa eres! ¡tan grandiosa has sido!

Los hombres que tú miras, a tu paso, 
son otros genios que entran a la historia: 
tú ayer sus "Noches" alumbraste al Tasso 
¡y condujiste a Dante hasta la Gloria!

Bajo tus alas de ideal pureza, 
Byron impuso al Porvenir su nombre, 
Espronceda lloró por su Teresa 
¡y Víctor Hugo se hizo un Dios siendo hombre!

¡Oh Poesía santa y siempre hermosa! 
Deja que el néctar de tu genio libe 
aunque después la muerte rencorosa 
¡en sus brazos de hielo me cautive!

¡Yo te amo! y este amor que a nadie asombre
fue el que en mi pecho despertó primero; 
cuando niño, te quise como un hombre, 
¡hoy, hombre ya, no sé como te quiero!

¡Oh, Genio! Ven a mí, ¡templa mi lira! 
¡Pon a mi vista todos tus encantos! 
Y has que este canto que tu amor me inspira, 
sea el canto más bello de mis cantos!

Autor: Federico Barreto (Perú)

Federico Barreto nació en la ciudad de Tacna (Perú) el 8 de febrero de 1862; fue un importante poeta de su tierra a quien se le dio el mote de "El cantor del cautiverio".
Fue un hombre de letras, entregado a la creación literaria y a las labores políticas. Siendo muy joven emprendió una vida intelectual que apoyaba el progresismo; incluso fundó junto a uno de sus hermanos el semanario llamado "El progresista" y la revista "Letras", donde aparecían notas suyas y de otros autores pertenecientes al grupo literario "La Bohemia Tacneña". En dicho boletín colaboraron importantes intelectuales y poetas de la época, de la talla de Rubén Darío, José Enrique Rodó y Clemente Palma. Posteriormente, Federico ejerció como codirector del periódico, aunque por poco tiempo, ya que a causa de las trifulcas políticas del momento la sede fue destruida por unos vándalos y debió cerrarse.
Como poeta es autor de varios poemarios, tales como "Algo mío" y "Aroma de mujer". Además, cabe mencionar que "Ódiame", una de las letras del cancionero latinoamericano, es obra de Barreto y lleva el título de "Último ruego", el cual podrás leer en nuestra web, al igual que "El nido vacío" y "Antes que tú".
Barreto falleció en Francia el 30 de octubre de 1929; 39 años después, sus restos se llevaron a su ciudad natal, Tacna, donde descansan desde entonces.

10 de noviembre de 2012

JUANCHO EL DESERTOR (Décimas del payador Martín Castro)

desertor

JUANCHO, EL DESERTOR

Autor: Payador Martín Castro

-Madre, vengo perseguido,
me he juido del regimiento.
-Hijo que en este aposento
hay un hueco como un nido.
Tu abuelo estuvo escondido
hasta que Rosas cayó...
Cuando el mozo se ocultó
ajuera se oyó un tropel,
y como en la casa de él
un sargento penetró.

- Capitán, dijo el sargento,
aquí hay algo que no entiendo;
yo lo he visto entrar corriendo
a Juancho, en el aposento.
Entré tras él al momento
y el pájaro había volao;
tuito el rancho he registrao
y ni rastro hallé siquiera;
tampoco ha salido ajuera
porque el rancho está rodiao.

-¡Señora! Vamos a ver:
¿Dónde se ha escondido su hijo?
Aquí hay algún escondrijo
y usted lo debe saber.
No se niegue a responder
porque si lo oculta es pior;
¡No me haga obrar con rigor,
porque téngalo por cierto
que del rancho, vivo o muerto,
me llevaré al desertor!

- No sé, no he visto y no entiendo
porqué esta actitud tan rara.
- Usted miente, y en su cara
mis ojos lo van leyendo.
Sus labios lo están diciendo
por más que quieran negar;
lo acaban de confesar
sus palabras intranquilas;
lo descubren sus pupilas
que empiezan a lagrimear.

- Si el sargento lo ha corrido
hasta la puerta del rancho,
y cuando él entró, ya Juancho
había desaparecido,
y si ha entrao y no ha salido,
no me podrá desmentir
que en verdad debe existir
en el rancho un escondrijo,
y es donde se oculta su hijo
y lo voy a descubrir.

- Sargento, está demostrao
que en el rancho hay una trampa,
y en ella, como una estampa,
el desertor se ha ocultao.
El hombre está emparedado
ha entrao por algún boquete;
vaya usted hundiendo el machete
entre las pajas del rancho;
apostaría que Juancho
se oculta en el mojinete.

- Se me ocurre algo mejor
aunque le parezca cruel:
ate en este cordel
la madre del desertor,
ajústela sin temor
y apuremos los asuntos:
al rancho en los cuatro puntos
préndale juego al alaero,
pa'que aparezca el matrero
o se quemen los dos juntos.

- ¡Alto!, cobarde ha de ser
el que ansina sacrifica
a una madre que suplica
con todo el dolor del ser.
- ¡Ansina te quería ver!
Has tenido que salir.
- "¡Pero no me he de rendir
aunque la muerte se cuadre!
Por ser libre y por mi madre
estoy dispuesto a morir...

Yo sé que la madre tierra
a naides pide defensa,
la tierra no pide ofensa
la tierra no pide guerra.
Orejeando en esa yerra
la marca no es para mí;
si mi vida prometí
en el momento oportuno,
no la daré por ninguno
pero por mi madre sí".

Como un tigre enfurecido
cargó sobre el capitán,
que a su empuje de titán
rodó mortalmente herido.
Un estruendoso estampido
de carabina se oyó,
y de unos labios partió
esta palabra: ¡Hijo mío!
Y en gestos de desafío
el desertor tambaleó.

Con una mano en el pecho
se agachó y quedó en cuclillas.
Después cayó de rodillas
sin expresar un despecho,
luego arrastrándose un trecho
hasta la madre llegó.
Como pudo desató
a la pobrecita anciana,
besó su cabeza cana
y entre sus brazos murió.

Todos llevaron de allí
la expresión clara y sentida:
"Por naides daré la vida
pero por mi madre sí".
Yo también siento entre mí
esa palabra de amor;
ojalá que con ardor
surgieran de cada rancho
Argentinos como Juancho:
¡Gaucho, libre y desertor!

Autor: Payador Martín Castro

25 de mayo de 2010

MILONGA DEL CUATRICICLO (por EL GATO PETERS)



MILONGA DEL CUATRICICLO

(de "El Gato Peters")


Ese Aniseto Perales,
hijo y nieto de jinetes,
una vida entre los fletes 
y el patrón donde el trabaja
dijo ajústese la faja,
y hay que apretarse la gorra,
le traigo pa' que recorra 
un cuatriciclo Yamaha.

Lo saltó dentro' el galpón,
cosa que nadie lo viera
pero arrancó las maderas
del portón al arrancar.
Cuando le quiso apretar
las piernas en un derrape,
se quemó con el escape
y le tuvo que aflojar.

Donde agarraba el manubrio,
se ve que lo aceleraba,
y claro, se avalanzaba,
y el decía entre avalanzos:
¡Me trajo uno que no es manzo!
Y copando la parada
lo llevó a la tierra arada,
seguro que allá lo canso.

Donde entró a cruzar terrones
entre saltos y corcovos,
aunque no era ningún bobo
lo desacomodó igual.
Y lo sacó, pero mal, 
donde le quitó te encargo,
quedó tendido a lo largo 
en el medio del tierral.

Siguió solo y se paró,
después de haber ido al mango,
confundidos los chimangos 
en círculo lo volaban.
Al verlo quieto que estaba 
aquel cuatriciclo rojo
como buscándole el ojo 
pa' ver si se lo picaban.

Pero se habituó y recorre,
orgulloso y satisfecho,
motoquero hecho y derecho 
ya no luce aquel apero.
No suele encerrar nochero 
ni hecha tropilla al corral
y luce un casco integral 
en lugar de usar sombrero.

La mano que antes llevaba 
el rebenque o arreador
sobre el acelerador, 
y ha puesto sobre el asiento
la encimera y a los tientos, 
atada del la'o del lazo
llave bujía por si acaso
tuviera algún contratiempo.

Ya no lo ensucia el sudor, 
ahora huele a lubricante,
ya no cruza como antes 
chiflando que era un primor.
Y está bien, a lo mejor,
total pa' qué iba a chiflar,
si igual no se iba a escuchar 
con el ruido del motor.

Suele ponerle la doble 
si se encaja pa' sacarlo,
y hay que verlo acelerarlo
yendo al pueblo, legua y cuarto,
mató al perro de un infarto
tratando de alcanzarlo.

Ya no tiene un encargado
que llorar caballos muertos
Eso ha cambiado, por cierto,
se cerró aquel periplo.
Hoy se recorre otro ciclo
y cambian los encargados
y en ese campo el montado
sigue siendo el cuatriciclo.

Autor: EL GATO PETERS.



FUE EN UN PARTIDO DE TRUCO (de COCO DÍAZ)


FUE EN UN PARTIDO DE TRUCO

Hermanito aquí te escribo para contarte en detalle,
de las cosas que aquí pasan en estas grandes ciudades.
Se están casando los hombres, hermano querido del alma,
pero no con las mujeres: hombres con hombres se casan.

Y yo estuve allí presente cuando la cosa empezó,
en un partido de truco se conocieron los dos.
Se sentaron frente a frente y muy fijo se miraban,
de pronto lo vi de a uno, que un ojo al otro guiñaba.

Entonces lo miré al otro, parece que le gustó;
cuidando que no lo vieran un besito le tiró.
Y ahí no más sin esperar el otro se entusiasmó,
porque frunciendo la frente para afuera lo invitó.

Se ve que no se aguantaron porque empezaron a hablar,
-"¡Si la suya es muy chiquita, venga a la mía, nomás!".
-"Ya sabe usted, compañero, lo que tengo pa’ empezar,
si le pongo esta puntita seguro le va a gustar".

-"Si es esa, póngamela, que aunque le parezca poco,
que si ellos ponen el siete con la mía se lo rompo".
Y entonces volvió a decirle: -"Póngame usted su puntita
y si es negra no la muestre que la mía es grandecita".

- "Es esta la que yo tengo", y los labios se mordió
como pensando del otro... "¡mmm... está pa comérselo!"
-"Ponga ese tres en la mesa, yo sé porqué se lo digo,
que si empardan es seguro tienen un macho escondido".

Y ahí no terminó la cosa, porque hablaron de medidas,
y ahí uno le dijo al otro: -"la suya, ¿cuánto se estira?"
-"Y yo casi veintisiete -" Y la mía, pa mentir"...
y como haciéndole un mimo le fruncía la nariz.

-"Empardaron compañero", -"¡Truco a la parda!" gritó,
-"Quiero", dijo y puso el siete y el otro se lo rompió.
Parece mentira hermano, de pensarlo yo me enfermo,
esto era un juego de machos y ahora es de los macho-menos.

Y así detalladamente, le conté lo que pasó;
que por culpa'e una truqueada este romance empezó.
Por eso hermano del alma, yo tengo miedo por vos,
no jugués más con el moncho te lo pido por favor.

Autor: COCO DÍAZ

2 de abril de 2010

EL SEÑOR FEUDAL (de Nicómedes Santa Cruz)


EL SEÑOR FEUDAL

 (Poema de Nicómedes Santa Cruz, 1971)

Las haciendas del Perú
son de cuarenta familias
que mantienen su vigilia
igual que en la esclavitud.
Su extensión de Norte a Sur
y de Oriente a Occidente
es, aproximadamente
la misma que este país,
porque esta tierra infeliz
es del rico, totalmente.

Mansión del señor feudal
es la enorme Casa-Hacienda
construida en la encomienda
de la era colonial.
Allí un matón caporal
es la perfidia encarnada.
Y al son de una campanada
que suena desde la torre
hasta el débil niño corre
a hacer la dura jornada.

A la mesa del señor
nunca falta el gordo cura
que tiene su sinecura
de indiscreto confesor.
También van Gobernador,
y Prefecto, Alcalde y Juez.
Y por burlar la honradez
o fraguar las elecciones
reciben sendas pensiones
que cobran a fin de mes.

Para que el usurpador
viva como millonario
regamos el suelo agrario
con nuestra sangre y sudor.
Protegen al vil señor
funcionarios asesinos
y cercan nuestros destinos
linderos de agudo alambre
donde nos morimos de hambre
millones de campesinos.


Autor: Nicómedes Santa Cruz (1949-1989)

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