UN VERSO CON ADN
mi decima improvisada,
es la Rosa perfumada
más bella de mi jardín.
Mi grillo tiene un violín
que otro grillo no lo tiene,
porque mi decima viene
no de noches de desvelo,
sino de un astro del cielo
que Dios puso en mi ADN.
que canta cada mañana,
en una rama artesana
ante el astro rey oval.
Y en la noche celestial
mi grillo despierto tiene
la décima que entretiene
junto a mi amigo Reinaldo,
dando el canto del heraldo
que Dios puso en mi ADN.
como horizonte sin fin
es cuando más a un jardín
mi décima se parece.
En la mente me florece
la estrella del desafío
y con ese poderío
de tus tropas neuronales
se ponen más verticales
la palmas del verso mío.
que trina en mis pensamientos,
volando donde los vientos
me distancien del bochinche.
Y se busca algún compinche
como yo, que desde nene
enamoré hasta a Selene
y por mí se puso pálida,
con la décima más cálida
que Dios puso en mi ADN.
de río, de valle y palma,
aunque el llanto de mi alma
tiene de sal y de espuma.
Yo, cuando agarro una pluma
rimo lo que me conviene
y si otro poeta viene
y me alborota el poeta
le doy la mejor receta
que Dios puso en mi ADN.
en el cielo de tu verso,
si me prestas tu universo
le pondré a volar mis notas.
Y mil versos como gotas
que cualquier nube contiene,
harán que yo me serene
con un manantial de calma,
que tiene versos del alma
que Dios puso en mi ADN.
siempre tengo playa y puerto
y hay un Cristo en mi desierto
que por ti grita “Aleluya”.
Hoy no existe quien destruya
ni mucho menos quien frene
esa tormenta que viene
a desafiar mi mercante
dentro del mar consonante
que Dios puso en mi ADN.
que se revuelca en la tierra,
trinando contra la guerra
que hunde en la perdición.
Su silbar del corazón
a ti y a mí nos conviene,
cuando la trompeta suene
como símbolo de paz,
y se oiga el canto veraz
que Dios puso en mi ADN.
suelto a volar el sinsonte
que tengo dentro del monte
rojo de mi corazón.
Ya ni siquiera un ciclón
afecta el vuelo que tiene,
hoy no hay un cielo que truene
con más o con menos calma
que pueda matar la palma
que Dios puso en mi ADN.
(ya que me llevas al mar),
que a Jonás pudo tragar
por tener la panza llena.
Igual mi verso almacena
un diccionario y retiene
todo lo que yo le ordene
y convierta en alelíes,
parecidos a rubíes
que Dios puso en mi ADN.
que tiene una flor salada
y si eres ballena, Sada,
yo puedo ser un delfín.
A mí me gusta el trajín
del oleaje que va y viene
y es difícil que no estrene
siempre un nuevo personaje
en el mágico lenguaje
que Dios puso en mi ADN.
que vuela libre sin jaula,
no quiere un barrote maula
que enjaule su abecedario.
Su vuelo de libertario
de mi pasado proviene,
no hay grillete que condene
mi memoria y dignidad
hoy tengo la libertad
que Dios puso en mi ADN.
que vuela en la libertad
por eso, sin vanidad,
dejé mi valle y mi monte.
Pero viendo el horizonte
que tu décima sostiene
sé que mi verso proviene
igual que el tuyo, poeta,
de este gigante planeta
que orbita en nuestro ADN.
si hay estólida injusticia,
y con su garra acaricia
al malandra y al hampón.
Suena como una legión
y en la altura se mantiene,
hace que el alma se llene
del Pacífico al Atlántico,
y a coro entonan el cántico
que Dios puso en mi ADN.
de este bendito momento...
que da un brillo de zafir.
para que el búho se llene…
a quien pone al verso proa…
se expriman el ADN.
© Reinaldo Figueroa y Rubén Sada.