23 de julio de 2017

MONOGRAFÍA DE FELIPE LUJÁN ARELLANO

MONOGRAFÍA DE

FELIPE LUJÁN ARELLANO

Desde los pagos de Monte
transitando por el llano,
viene Felipe Arellano
galopeando el horizonte.
No hay verso que no remonte
si se trata de cantar,
y a la hora de pensar
se hace librepensador
quien proclama con valor
y dignidad al payar.

Y así fue de libertario,
improvisando Felipe,
sin nadie que lo constipe
ni lo calle en su escenario.
Con un acento emisario
su canto de compromiso
era un mensaje macizo
que hasta lo estaqueó en la jaula
por evidenciar al maula
con la fuerza del granizo.

Sos mi ejemplo, payador,
en tu cantar solidario,
y ambos lados del estuario
te rinden máximo honor.
La fe del agricultor
se hace real cuando va
sembrando lo que amará
aún si el sol no siempre brilla…
¡ten fe de que tu semilla
de seguro brotará!

Caminaste por las huellas
del payador Martín Castro,
le fuiste siguiendo el rastro
a la luz de sus estrellas.
Tus poéticas epopeyas
viajando cual golondrina
junto al gran Carlos Molina,
íntegramente sociales,
payadores colosales…
¡un orgullo de Argentina!


Autor: Rubén Sada.

________________________________________________

PAYADOR FELIPE LUJÁN ARELLANO (Biografía)

Nacimiento: 25 de mayo de 1933 en Monte (Prov. de Buenos Aires).
Fallecimiento: 2 de septiembre de 2005.
Felipe Luján Arellano fue un cantor libertario, un militante social. Incluso en las instancias más difíciles de nuestra historia contemporánea y por el compromiso de su canto y la dignidad de su idea, fue también uno de los tantos que debió sufrir la cárcel, la tortura, la violencia de la represión dictatorial.
 
Payador Felipe Luján Arellano
Desde siempre, estuvo donde se le requirió, presente en toda aquella convocatoria que significara una instancia solidaria y si bien su canto alternó los escenarios más importantes del continente, estuvo también y prioritariamente en las fábricas ocupadas, los sindicatos en huelga, los campamentos obreros o las trincheras estudiantiles, llevando un mensaje siempre fiel a la concepción social que era además la columna vertebral de su canto.

Aunque nació en la Guardia del Monte, en la República Argentina, cuando llegó a esta Banda Oriental “apareó” su canto al de los más importantes poetas repentistas criollos y especialmente formó una dupla contundente por algunos años con el Bardo del Tacuarí, Carlos Molina. Aunque no es la ocasión de hacerlo, es imprescindible reafirmar un concepto sobre Felipe Luján y “su” canto: fue sin lugar a dudas, el más importante, trascendente y librepensador de todo cuanto payador argentino hubiese jamás pisado esta orilla del río. Y eso, seguramente es mucho decir. La memoria registra tenidas versificadas suyas trascendentes con juglares chilenos, brasileños, argentinos y por supuesto, orientales de todos los pagos.
Felipe Luján Arellano, payador de Monte (Buenos Aires)



En sus propias palabras: “Soy el menor de doce hermanos, cinco mujeres y siete varones; hijos de Claudia Laucirica e Higinio Arellano. Vivimos en campaña, somos arrendatarios dedicados a la producción agrícola ganadera. En mi niñez, en períodos breves, pasamos por “La Elina y El Totoral” con suerte muy esquiva. Sólo concurrí tres años a la escuela primaria en el paraje llamado “La Costa”, a 100 km. de Capital Federal, cuatro leguas del entonces pueblo de Monte. A los nueve años de edad ya trabajaba jornadas enteras en tareas del campo. Poco a poco y casi sin darte cuenta pasás de niño a muchacho y de ahí a hombre. De niño soñaba con ser maestro; dicen que era sobresaliente. Fue imposible seguir una carrera a pesar de las recomendaciones de mi maestra. Hubo que quedarse sólo con los sueños. De adolescente garabateé los primeros versos intuitivamente, los “escondía”. La relación con los caminantes “linyeras”, despertó mi inquietud. Muchos miles de hombres y no pocas mujeres, familias enteras sin trabajo se trasladaban en los trenes de carga en épocas de zafrales, cientos caminaban junto a los rieles, largas distancias. Donde había hospitalidad, hacían noche, y mi gente siempre les tenía un lugar. Mi padre era hombre muy campero, gran jinete, buen domador y mis hermanos y yo lo teníamos como nuestro modelo, quizás ídolo, y así seguimos sus pasos.
Durante mi pasaje por la milicia conocí músicos excelentes, cantores, aspirantes a poetas y payadores, como yo. Para entonces publicaba versos en el periódico de mi pago, “La voz de Monte”. Tras los primeros ensayos camperos descriptivos, ya en serio, escribí “Primer día de clase”, bastante conocido; enseguida “Décimas al peón rural” con toda su carga de injusticia social; esto a los veintiún años. El paisaje aquí era bonito pero el paisaje sin el hombre, pierde su parte fundamental. Ya me le había atrevido al gran soneto e incluso en versos mayores escribí filosofando.
Mis hermanas, (sólo una que quedó con mamá), se habían marchado a trabajar en fábricas en la Capital, donde formaron sus familias. Los dueños de los campos mismos, sin aviso, los venden con nosotros adentro. Y hay que pelear una compensación para dejarlos y comprar algo cerca del pueblo.
Mi padre me hablaba de la magia de los payadores que había conocido. Yo lo oía, casi incrédulamente. En 1954 conocí a Martín Castro, uno de los más grandes poetas sociales de nuestra América, con su actitud libertaria incólume y su postura irreductiblemente insobornable. Y allí mi payador se sintió respaldado y se reafirmó en su concepción social humanista, opinante y combativa.
Él mismo [Martín Castro] en 1955 me invitó a su casa, donde escuché al más grande repentista que hasta ahora oí: Luis García Morel, de piel negra, enciclopédico, con toda su luz interior. Yo ya milongueaba discretamente y tímidamente solté mis pájaros juveniles que en aquel ambiente fueron muy bien recibidos. Muchas emisoras radiales del Uruguay entraban en aquella zona. Atrevidamente estaba convencido que podía alternar entre ellos. Una gira extensa junto a una embajada artística de estas tierras, me dio la oportunidad ansiada para cruzar el río ancho como mar (año 1958). En 1959, semana de turismo, fui contratado por los empresarios Riverón Lungo para participar en el Parque Central. Las inundaciones me conmovieron y solidariamente me quedé, anduve con los socorristas y conocí la idiosincrasia de la gente de este país.
En 1960 no vine, pero en su transcurso me codeé con todos los demás grandes de ambas márgenes. Martín Castro fue el hilo conductor, quizás el puente fraternal, por su prestigio. Contratado por Dalton Rosas Riolfo -1961- vengo a la cancha de Bella Vista. Aquí se origina la huelga de payadores entre los que estoy. Intentamos fundar “La casa del payador”, hubo gran apoyo popular pero el culto a la personalidad, el individualismo pudo más que la conciencia y uno a uno los colegas se fueron desprendiendo. Sólo Nepomuceno Fernández y yo no volvimos con el zar de las criollas. En esa época formamos nuestra familia con Reyna Mathías. Y con Carlos Molina formamos la dupla de payadores que con alguna intermitencia, marcó toda una época del canto social repentista”.


Felipe Luján Arellano muere como todos los hombres, los artistas, los peleadores de su estirpe: en una digna pobreza material, en el año 2005. Desde hace varios meses andaba por allí un proyecto de ley para que el Parlamento le concediera una pensión graciable para acompañar solidariamente sus últimos años. Pero también, como sucede muchas veces, este tipo de acciones de justicia y reconocimiento, llegará demasiado tarde. La burocracia centenaria de este sistema, fue más lenta que el destino.

(Fuentes consultadas: Varios sitios en Internet y poesía propia como introducción homenaje).

MONOGRAFÍA DE ÁLVARO CELEDONIO CASQUERO

Álvaro Celedonio Casquero, "el payador proletario", de Bernal
Álvaro Celedonio Casquero, "el payador proletario", de Bernal

MONOGRAFÍA DE ÁLVARO CELEDONIO CASQUERO

 “Quien se vence a sí mismo, es poderoso”. (Lao Tzé, filósofo chino).

Va por Álvaro Casquero,
el payador de Bernal,
proletario de arrabal,
procurador del obrero.
Un payadoril guerrero,
junto a Aldo Crubellier,
dio un ejemplo en defender
a la mies desposeída,
y así transitó su vida…
sin hijos y sin mujer.

El “payador proletario”
vivió como un “Juan sin casa”,
con mensualidad escasa
y un reticente salario.
Su poesía fue el pan diario,
plegaria al desposeído,
luego exhortó al excluido
y en esto yo pongo un tilde,
le dijo hasta al más humilde
que “no se dé por vencido”.

Su ideal era el trabajo
y animar lectura, estudio,
y en un brillante interludio
moral, “lomo”, lomo y cajo. ([1])
Para subir al de abajo
dio el “saber”, que catapulta
a una existencia culta
y lo aleja de la ruina,
produciendo en Argentina
la benéfica resulta.

El contenido social
del ínclito ([2]) payador,
lo presentó con amor
de La Pampa hasta Bernal.
El muy temperamental
reaccionaba ante lo inicuo,
esgrimiendo el muy conspicuo
mensaje de la justicia,
nunca quiso por malicia
transitar atajo oblicuo.

Hasta que un día su cruz
fue tan pesada, y Casquero,
un veintiuno de enero
decidió apagar su luz.
Tanto fuego en su testuz
lo empezó a quemar por dentro,
el núcleo de su epicentro
fue un sol que causó ceguera,
muchas veces lo de afuera
maquilla lo que hay adentro.

Quien vive por los demás
no se olvide de sí mismo,
no sea que tanto altruismo
lo obligue a tragar agraz. ([3])
Astuto es ser perspicaz
y no darse por rendido,
el fracaso de un partido
no es sucumbir en la lona,
capitula el que abandona
y se declara vencido.

Autor: Rubén Sada.




[1]) Cajo. En las artes gráficas, pestaña que forma el encuadernador en el lomo de un libro sobre las primeras y últimas hojas para que quepan los cartones de las tapas.
[2]) Ínclito. Ilustre, insigne, conocido, destacado. 
[3]Agraz. Agrio, desagradable. Zumo de la uva inmadura. 
________________________

PAYADOR ÁLVARO CELEDONIO CASQUERO

Álvaro Casquero fue un excelente cantor nacional. Nació en Alpachiri, Prov. de La Pampa el 4/11/1929. Desde 1937 se afincó en Bernal, Prov. Bs. Aires. Excelente cantor de tangos, abrazó su vocación confrontando con los más grandes de su tiempo. Fue tío del también músico Ricardo "El Negro" Bársena. Comenzó por el oficio de repartidor de hielo, luego como delegado del personal en una fábrica, hasta que triunfó como cantante en la especialidad de payador. Trabajó junto a los grandes personajes de la música lírica argentina como Aldo Crubellier, a quien conoció por intermedio de Martín Castro, y en varias audiciones radiales en Radio Mitre, y televisivas en “La puerpería de Mandinga”, programa emitido por Canal 9 y bajo la conducción de Julio Marbiz, además de espectáculos teatrales como “Vuelven los payadores” de Rubén Pesce y “Crónica de arrabal” de Tabaré de Paula. En la década del 60 trabajó en el programa “Los Jueves Doble”, por Canal 9, junto a Aldo Crubellier, Guillermito Fernández, Virulazo y Elvira, y el eximio guitarrista Oscar Alemán, bajo la conducción de Roberto Galán.​ 
(Foto derecha)> 

Roberto Galán y Alvaro Celedonio Casquero
Roberto Galán y Alvaro Celedonio Casquero




En 1966 publicó su único libro al que tituló significativamente “JUAN SIN CASA”, el cual contenía varios temas de alto contenido social.
Trece años le bastaron a Casquero para proyectarse como uno de los mejores payadores de la República Argentina. En ese lapso, que corre entre los años 1962 y 1975 logró singular eco por el talento de sus improvisaciones.






Álvaro Celedonio Casquero


Aunque secundario, desde un punto de vista estrictamente poético, Casquero abundaba en dones para la guitarra y el canto. Cuando asumió la poesía repentista tenía 32 años, y su guitarra ya había deletreado temas nativos y ciudadanos: su voz había transitado por el folclore y el tango. De ahí arrancaban, seguramente, los recursos vocales y musicales que contribuían a su mayor esplendor, pese a que aún sin esos dones adicionales, su lirismo se hubiera mantenido en pie.
Lo distinguía un verso cuidado, fiel a los dictados de un tema antes que el mero consonante. También lo distinguía una formulación de imágenes sin estridencias. El canto momentáneo evitaba el ripio, prescindía de frases hechas y de rimas previsibles. Era, en los raptos más inspirador, poesía y no versificación rutinaria. Pero el lirismo no era el único mérito que exhibía.
Activo sindicalista, se presentó desde sus inicios como "El payador proletario". Temperamental, muchas veces irritable, defendió con su canto la causa obrera (era empleado del gremio del vidrio). Se suicidó el 21 de enero de 1975, a los 45 años de edad, resultado de un profundo cuadro depresivo que venía llevando hacía un tiempo.


Discografía: “A los mártires del trabajo”. “Orgullo de payador”. “Sin cuartel”, milonga junto a Carlos Pérsico. “¿A qué has vuelto?” “A todos”, vals junto a Carlos Pérsico (Ver a continuación). “Adiós a mi pueblo”, zamba. “Paisaje”, milonga. “Cuidado con el tigre”, vals. “Güeyita de mi pena”. “Está de más”. “A un joven amigo”, vals.

“A TODOS” 
(Vals, de Celedonio Casquero y Carlos Pérsico)

A todos los que sufren del mundo la injusticia
y cargan en la vida la cruz de su dolor
les traigo humildemente con mis sencillos versos
un mensaje sincero de fraternal amor.

A todos esos parias sin pan y sin abrigo
que vagan pesarosos llorando su orfandad
les traigo en mis canciones los ecos libertarios
que habrá de escuchar un día toda la sociedad.

A todas las mujeres madres, novias, y esposas
que luchan y trabajan, cuidando del hogar,
les dedico mi canto con el franco cariño
del hijo y del hermano que siente y sabe amar.

A los trabajadores que se han envejecido
forjando la grandeza de toda la nación
con ansia los estrecho, hermanos en mil abrazos
como estreché a mi padre contra mi corazón.

A todos esos jóvenes que van desorientados
sin cultivar en su alma la flor de un ideal
yo quisiera pedirles que lean y se instruyan
que piensen, que trabajen, y eleven su moral.

A todos los hermanos que habitan esta tierra
les pido que en la dicha como en la adversidad
se ayuden mutuamente ligando sus ideas
con lazos de respeto y confraternidad.


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VER MONOGRAFÍAS DE OTROS PAYADORES:

MONOGRAFÍA DE ROBERTO AYRALA

19 de julio de 2017

EL POLAQUITO (Décimas, por Rubén Sada y Eduardo Miño)


EL POLAQUITO

(Rubén Sada)
Amigo mío, ¡salud!
Estimado Eduardo Miño,
lo invito con este guiño
a demostrar su virtud.
Provoquemos un alud
de fantástica poesía,
que la opinión sea guía
y dé luz a este problema:
“el polaquito” es el tema
que me inquieta en este día.

(Eduardo Miño)
Le voy a dar mi opinión
ya que me he puesto al tanto,
por eso es que le adelanto
al ver la televisión.
Ha de ser la situación
que por creerse varoniles,
delincuentes juveniles
a sus víctimas maltratan,
las roban, violan y matan
mas, no llegan a seniles.

(Rubén Sada)
Es verdad y le diré:
No hay chorro que llegue a viejo,
cada niño es el espejo
de lo que su padre fue.
El ejemplo que le dé
cada patriarca a su niño,
la educación y el cariño
marcan buenos atributos
y producen buenos frutos,
estimado amigo Miño.

(Eduardo Miño)
Lo que más me hace pensar
de este delincuentito
apodado el “Polaquito”
es cómo lo han de encausar.
No lo pueden apresar
y viene atemorizando,
algo allí está tambaleando:
más jóvenes los delincuentes,
más sectores obsecuentes
y la justicia fallando.

(Rubén Sada)
Amparan al delincuente
hoy los derechos humanos,
mientras sus sangrantes manos
asesinan a inocentes.
Con violencia omnipotente
roban, saquean y violan,
hasta a colegios asolan
sin la mínima piedad,
el pendón de la crueldad
con sus armas enarbolan.

(Eduardo Miño)
No podemos ser culpables,
aunque sea joven de edad,
su alta peligrosidad
los hace muy vulnerables.
Si son irrecuperables
y no se pueden curar,
los queremos contemplar
con todos los criminales,
castigarlos como iguales
con la justicia ejemplar.

(Rubén Sada)
La justicia no es justicia
si el respeto es cosa musga,
si al menor no se lo juzga
por su conducta impudicia.
Si el pibe tiene malicia
y su mano estuvo armada,
si no es su existencia honrada
y causa muchos desmadres,
la educación de sus padres
no se reemplaza por nada.

(Eduardo Miño)
¿Qué le pasa a la justicia?
Cosas que no quiere ver,
que nos dejan entrever
tanto poder y codicia.
Tapa de tanta inmundicia
de quien debe legislar,
a delincuentes aislar,
sean grandes o sean chicos,
sean pobres o sean ricos,
por sabernos resguardar.

(Rubén Sada)
Si hubiera sido poesía
el ejemplo de su tata,
no el arma con que se mata
de noche en la calle fría…
habrían puesto su energía
en enseñarles valores,
a ser poetas y cultores
y en artísticos caminos,
en vez de criar asesinos
habrían criado payadores.

(Eduardo Miño)
Lo que usted dice lo asiento:
mejor matar la ignorancia
con libros, desde la infancia,
por eso, pongo el acento:
¡El libro, buen armamento!
Si es de poesía, mejor.
Cambia la vida el color
¡que en desgracia, lamentarlos
y tener que encarcelarlos
por justicia sin valor.

(Rubén Sada)
Dosis de libros y escuela,
de arte, deporte y pupitre,
los protegerán del buitre
del delito que flagela.
A mí el alma se me hiela
cuando veo al malandraje
y aquí adhiero a su mensaje:
hay que enseñar y educar
para el delito evitar
en carcelario paisaje.

(Eduardo Miño)
¿Qué haremos para creer
que no todo está perdido,
y no sentirnos rendidos?
La fe habrá que proteger.
Buenos ejemplos proveer,
que sean como bendiciones
para las generaciones
sin delincuencia vivir,
viendo a la patria parir
rapsodas a las naciones.

(Rubén Sada)
Poniendo este corolario
nos despedimos aquí...

(Eduardo Miño)
Fue hermoso lo que aprendí
con tan buen vocabulario.

(Rubén Sada)
Sería extraordinario
educar y dar cariño…

(Eduardo Miño)
De voluntario me tiño
y lo abrazo en la enramada…

(Rubén Sada)
Lo saluda Rubén Sada
con afecto, Eduardo Miño.

Autores: Rubén Sada y Eduardo Miño 

ELOGIO AL BUEN HUMOR (de Eduardo Miño y Rubén Sada)


ELOGIO AL BUEN HUMOR


(Rubén Sada)
Es gigante algarabía
la de la mente bien sana,
la carcajada aliviana
el estrés y la agonía.
Reírse es la melodía
que nos aleja del tedio,
ahuyenta todo el asedio
de un presente casquivano,
¡que este pueblo siga sano
con hilarante remedio!

(Eduardo Miño)
A mí me lo han enseñado
y ya no es ningún rumor,
maldición de mal humor
lo pierde al enamorado.
Lo mata al mal humorado,
por eso quiero decir
y si me deja aducir
permítame que le integre:
usted es un paisano alegre,
y el mejor médico, reír.

(Rubén Sada)
Es buena su apreciación,
compañero Eduardo Miño,
nunca perdamos el niño
que anida en nuestro interior.
Buen humor es buen amor,
y el pésimo humor lo enfría,
que el humor nos dé alegría
sin hacer la vida rígida,
reduce el alma a ser frígida
una vida sin poesía.

(Eduardo Miño)
Si de poesía hablamos
seguro es el mismo idioma
y si esta a los dos nos toma,
¡qué juntos la disfrutamos!
Si en el taller agregamos
el humor, como materia,
matará cualquier bacteria
que contagia al corazón,
se lo digo con razón:
¡el humor es cosa seria!

(Rubén Sada)
La risa es buena y contagia,
y ayuda a la digestión,
antes la televisión
nos hacía reír con magia.
Ahora es una hemorragia
de muertes y de injusticia
y en la cena no es propicia,
los gritos no se soportan
la digestión te la cortan,
con tanta mala noticia.

(Eduardo Miño)
Del humor televisivo
que hoy continuamos viendo
mejor salirse corriendo
y parecer fugitivo.
Recordar el humor, vivo,
como el de Altavista, sano,
de Landriscina el paisano,
de Olmedo, Porcel, Portales,
que han hecho reír a raudales
con un humor artesano.

(Rubén Sada)
Nunca me olvido “La tuerca”,
sketch de “los jubilados”,
que aunque están en el pasado
los estamos viendo cerca.
El Pato Carret me acerca
una risa provocada,
“nennita mía” contratada
por algún vivo “congénere
y el “indifrundidiyénere”
que hace estallar carcajada.

(Eduardo Miño)
Supe reír en mi butaca
cuando a Biondi lo escuché,
también a Marrone “¡Cheee!”,
bellas tertulias destaca.
Lo que esta época opaca
a las figuras de antaño
y que en este tiempo extraño
es Minguito Tinguitela…
había para “cortar tela”,
¡mucha tela de oro en paño!

(Rubén Sada)
En Joe Rígoli medito…
¡allá hace cuarenta años!
La burocracia de antaño…
¡por plantar un arbolito!
Millones de requisitos
Tino Pascali le nombra
un requisito que asombra
sus ganas de tener la
“sombrita para papá”
y nunca en su puerta sombra.

(Eduardo Miño)
Que el humor nunca se muera
por la culpa de ambiciones
de malas corporaciones,
yo, como usted, quisiera.
Que nuestra alegría siguiera
es un grito de clamor,
es sinónimo de amor
como es el agua bendita,
¡el mundo lo necesita!
¡Que no se muera el humor!

(Rubén Sada)
Con la obra de Abel Soria
adhiero a su fiel consigna,
será terapia benigna,
y a la salud obligatoria.
Su legado y trayectoria
son cantos de gratitud,
jovialidad y juventud
que a lo justo no renuncia,
y que a Argentina le anuncia
dar “al gran pueblo salud”.

(Eduardo Miño)
Lo que usted aquí me designa
es grato, con mucho amor…

(Rubén Sada)
es lindo hablar del humor,
tenerlo como consigna.

(Eduardo Miño)
Lo que el corazón persigna
lo recibe con cariño…

(Rubén Sada)
lo recuerda nuestro niño
y en la rima improvisada…

(Eduardo Miño)
lo saluda a Rubén Sada
el ‘nuevo’, Eduardo Miño.


Eduardo Miño y Rubén Sada. 05/07/2017



4 de julio de 2017

GAUCHOS QUE USAN BUEN PERFUME (Décimas humorísticas entre Eduardo Miño y Rubén Sada)


GAUCHOS QUE USAN 

BUEN PERFUME

Décimas humorísticas entre Eduardo Miño y Rubén Sada.

(Rubén Sada)
Estimado amigo Eduardo,
compañero del taller,
hoy lo invito a componer
con los floreos de un bardo.
La poesía es como un nardo,
cuando brota hace que sume,
la idea no se consume,
si la regamos germina,
le pregunto, usted ¿qué opina
del gaucho que usa perfume?

(Eduardo Miño)
Del gaucho que usa perfume
algo raro, no me fío,
más bien que le desconfío
y más, si de eso presume.
Cual flor de jardín asume
una estirpe que no es suya,
más vale que le rehuya,
y no es por discriminar
mas no es mi camino andar,
cada cual que lo construya.

(Rubén Sada)
Me acuerdo del Sinforoso,
gaucho macho si lo había,
su porte era gallardía
pero olía como un pozo.
Le “tomó prestado” al mozo
un frasco del tocador,
de allí le cambió el olor
y sentado en una estaca
se puso a ordeñar su vaca
con perfume Christian Dior.

(Eduardo Miño)
Yo conocí a un tal Antonio
que le llamaban “Mailín”,
parecía el ruso Putín
convertido en un demonio.
Puedo dar mi testimonio,
aquel gaucho ensimismado,
sin la cincha y sin arado,
con bombacha ajustadita,
parecía paisanita…
¡todo el día perfumado!

 (Rubén Sada)
Hay otro a quien le decían
de sobrenombre “Carpincho”,
pero me acuerdo y me cincho…
¡peor que un zorrino olía!
Sus vacas de “jerarquía”
comían flores de alelí,
y él obtenía de allí
(créamelo, que esto es posta):
un “puro” perfume a bosta
de “Holando” con pedigrí.

(Eduardo Miño)
Vaya caramba, ¡me reí!
Y lo que usted acá me cuenta
no es para persona lenta,
ni somos todos así.
Hay distintos, sí, los vi,
pero también de los otros
que relinchan como potros,
por fortuna y mayoría,
¡quedan machos todavía!
Son gauchos como nosotros.

(Rubén Sada)
Hubo un tape solitario
de apellido Peñajlor,
se bañaba con licor
del barato y ordinario.
Ningún bicho originario
se acercaba, por instinto
de no ser mosquito extinto
al picar su rudo cuero,
pues pasaba el día entero
apestando olor a tinto.

(Eduardo Miño)
Algo habrá que los induce,
lo digo y se lo aseguro,
como si fuera un conjuro
es lo que el alcohol produce.
Al ser humano conduce
como pialar al ganado,
no faltará algún mamado
que prendido al vino tinto,
confesará sus instintos
de hombre bien educado.

 (Rubén Sada)
¡Bien educado seré!
Que a nuestra nueva monarca
le adquirí su nueva marca:
¡perfume “Heidi” compré!
Desde la cabeza al pie,
desde el alba hasta el ocaso,
me echo el frasco, por si acaso
y me baño con su numen,
¡huelo mejor que un cardumen!
Con el chivo bajo el brazo.

(Eduardo Miño)
Perfume a chivo que lleva
debe estar muy mal herido,
o muy muerto el mal olido,
disculpe que me le atreva.
Es hedor como de cueva
y para serle sincero
será el único aparcero
que huele como una flor,
insisto, es el picaflor
de Don Sixto “El Maicero”.

(Rubén Sada)
A media letra nos vamos,
ha sido un gusto, mi amigo…

(Eduardo Miño)
El placer fue mío, digo,
paso a paso caminamos…

(Rubén Sada)
Sin querer nos perfumamos
con poesía improvisada…

(Eduardo Miño)
Lindas rimas en tonada,
espero que no se esfume…

(Rubén Sada)
gauchos que usan buen perfume
son Miño y Rubén Sada.

Autores: Eduardo Miño y Rubén Sada (04/07/2017)

Con tu visita yo vibro./ Tu regalo apreciaré,/y te obsequiaré mi libro/ si me invitas un café.

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