ERRORES DE ORTOGRAFÍA.
(CURIOSIDADES) Cap. 4:
Errores ortográficos en ediciones de la Biblia.
La Santa Biblia es el libro más impreso y leído de la historia. Pero investigando sus múltiples ediciones encontramos algunas curiosidades sobre errores de ortografía y puntuación que han hecho perder mucho dinero a sus editores e imprentas. Así, luego de descubiertos estos errores, las editoriales se han tenido que deshacer de miles de ejemplares de esas Biblias, porque un solo error de una coma, por ejemplo, entre sus páginas, invalidaba la edición completa.
Miles de volúmenes de la Biblia han tenido que destruirse o quitarse de circulación, tal vez por un pequeño error de una letra o palabra en su ortografía o sintaxis.
Caso 1: Tres malhechores en el Gólgota.
Este fue el caso de la traducción bíblica "King James", donde en Mateo 27:38 decía: “Y también hubo otros dos malhechores [crucificados junto a Jesús]” pero en realidad la traducción debería haber sido: “Y también hubo otros dos, malhechores” para no incluir a Jesús en ese distinguido grupo. Como vemos, una sola coma intertextual, puede cambiar el significado de toda la oración.
Caso 2: La Biblia de los pecadores.
Una traducción de la Biblia publicada por la editorial Barker London Book House en 1631, a cargo de Robert Barker y Lucas Martin, en Londres, cometió la omisión de la palabra “no” en uno de los Diez Mandamientos (Éxodo 20:14) Allí aparecía el mandamiento: “Cometerás adulterio” en lugar de "No cometerás adulterio". Al componer la tipografía se había omitido la palabra NO. ¿Resultado? Las Biblias fueron quitadas de circulación, todos los ejemplares tuvieron que ser destruidos y su editor fue multado con £ 300 y privado de su licencia de impresión. Desde entonces, esta edición del libro sagrado del cristianismo fue conocida como “The Wicked Biblia” (La Biblia maldita). La deuda de Barker lo llevó a prisión por su imposibilidad de pagarla, y allí murió en el año 1645. Fue un error de imprenta que le costó la vida.
Caso 3: La Biblia de los injustos.
Fue una edición impresa en Cambridge Press, Inglaterra, en 1653.
En 1º Corintios 6:9 se hacía la pregunta: "¿No sabéis que los injustos heredarán el reino de Dios?", en lugar de haber escrito: "¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?". Nuevamente la omisión de la palabra NO dio vuelta el significado del texto, diciendo lo contrario.
Caso 4: La Biblia de los necios.
Fue una traducción de la Biblia editada en 1763. En Salmos 14:1 decía: "Dice el necio en su corazón hay un Dios", en lugar de haber dicho… "Dice el necio en su corazón no hay un Dios". La omisión de un simple NO estaba fomentando el ateísmo aquí. Los impresores de esta edición fueron multados con tres mil libras y se destruyeron todas las copias.
Caso 5: Doncellas y camellos.
En una edición bíblica de 1823, en Génesis 24:61 se decía: "se levantó Rebeca y sus camellos (camels) y subieron sobre sus camellos". Pero en lugar de esto debería haber dicho: "se levantó Rebeca y sus doncellas (damcels) y subieron sobre sus camellos".
El error fue confundir la palabra damcels con camels.
Caso 6: La Biblia de Ginebra. (¿Sus editores estarían ebrios?)
En la segunda edición de la Biblia de Ginebra (año 1562) se decía en Mateo 5:9: "Bienaventurados los responsables del lugar (placemakers)", en lugar de haber puesto: "Bienaventurados los pacificadores (peacemakers)". O sea que haber confundido placemakers con peacemakers desvirtuó el significado de la bienaventuranza citada.
En la misma edición, en Lucas 21 (encabezado) decía: "Cristo condenará (condemneth) a la pobre viuda", en el lugar donde debería decir: "Cristo alaba (commendeth) a la pobre viuda". Aquí confundieron la palabra commendeth con condemneth, que no es lo mismo y no tiene nada que ver.
En una edición posterior de la Biblia de Ginebra, del año 1589, en Mateo 24:15 confundieron al profeta Daniel cambiando su nombre a David.
En una edición siguiente, del año 1598, en 1º Juan 5:20 pusieron: "En su hijo Jesús Iglesia" en lugar de "Jesucristo"; (“in his son Jesus Church” en vez de “in his son Jesus Christ”) confundiendo aquí la palabra Christ con Church.
Caso 7: De príncipes a impresoras.
En una edición de la Biblia publicada de 1702, en el Salmo 119, en lugar de quejarse: "los Príncipes (princes) me han perseguido sin causa", pusieron: "Las impresoras (printers) me han perseguido sin causa", confundiendo princes con printers.
Caso 8: La parábola del vinagre.
Varios errores graves fueron publicados en una edición de biblias en el año 1717 por J. Baskett, de Clarendon Press.
Por ejemplo, en el encabezamiento de Lucas 20 se escribió:
"La parábola del vinagre" en lugar de "La parábola del viñedo."
("The Parable of the Vinegar" en vez de "The Parable of the Vineyard".) El editor confundió así el término vinegar (vinagre) con vineyard (viñedo).Un revisor posterior ha denominado a esta edición en particular "un Baskett lleno de errores" (haciendo alusión a basket = cesta o canasta, en inglés, con el apellido del editor, Baskett), por estar sus ejemplares repletos de erratas tipográficas en varias partes.
Paradójicamente los pocos ejemplares que sobrevivieron, son hoy de colección y un ejemplar se vendió en el año 2008 por 5.000 dólares.
Caso 9: Mujeres casadas con búhos.
En una edición bíblica de 1944, en 1º Pedro 3:5 se lee: “…las mujeres estaban sujetas a sus maridos búho (owl)” en lugar de haber puesto “…las mujeres estaban sujetas a sus propios (own) maridos”.
La errata entre la palabra own (propio) y owl (búho) se produjo por una placa de impresión con la letra N dañada.
Caso 10: Una Biblia racista.
Otro error editorial, en este caso cometido por Penguin Australia en el libro de recetas "La Biblia de la pasta", publicado en 2010, tuvo como consecuencia la pérdida económica de 20.000 dólares y la destrucción de 7.000 ejemplares. En una de las recetas, se explicaba que el plato debía ser condimentado con “pimienta de negra recién molida”, en lugar de decir con “pimienta negra recién molida”. Un descuido que se interpretó como una alusión racista. En este caso, el agregado de la palabra "de" en uno de sus párrafos, hizo perder una gran suma de dinero a su autor.
Hay cientos de casos más para investigar, cuyas lecciones nos indican la diferencia entre un buen trabajo y uno mal hecho.