AMANECER
(VERSOS ALEJANDRINOS)
Amanece en el campo y comienza la vida,
a tomar la rutina del diario trajinar,
y allá van los paisanos a juntar una “tropa”,
a “cortar” una melga o tal vez a “postear”.
a tomar la rutina del diario trajinar,
y allá van los paisanos a juntar una “tropa”,
a “cortar” una melga o tal vez a “postear”.
Amanece en el pueblo y salen las vecinas,
a barrer las veredas antes que “apriete” el sol,
y es una ceremonia saludarse con todos
pues todos se conocen allá en “el interior”.
a barrer las veredas antes que “apriete” el sol,
y es una ceremonia saludarse con todos
pues todos se conocen allá en “el interior”.
En las grandes ciudades, esas que nunca duermen,
amanece y de a poco se va yendo la paz,
porque retorna entonces el rugir del bullicio
del obrero apurado que va en busca del pan.
amanece y de a poco se va yendo la paz,
porque retorna entonces el rugir del bullicio
del obrero apurado que va en busca del pan.
Amanece en el campo también en un andamio,
en los muelles del puerto como en un hospital,
amanece en la ruta y en las huellas barrosas
y el sol es como un padre que nos quiere abrazar.
en los muelles del puerto como en un hospital,
amanece en la ruta y en las huellas barrosas
y el sol es como un padre que nos quiere abrazar.
Autor: Rubén Berrios. 10/01/2019
ATARDECER
(VERSOS ALEJANDRINOS)
Usted cantó a la noche, Pietro cantará al día,
me queda a mí la tarde pa’ poderme explayar,
será un placer enorme alzar mí melodía,
cantándole a las tardes por gusto de cantar.
me queda a mí la tarde pa’ poderme explayar,
será un placer enorme alzar mí melodía,
cantándole a las tardes por gusto de cantar.
Las tardes de verano con su calor profuso,
me invitan al remanso que una sombra me da,
o ya en la tardecita cuando el sol se apacigua,
caminar por la playa disfrutando del mar.
me invitan al remanso que una sombra me da,
o ya en la tardecita cuando el sol se apacigua,
caminar por la playa disfrutando del mar.
Las tardes otoñales con sus ocres paisajes,
me llevan a una plaza un rato a caminar,
donde suele escucharse el trino de las aves
y es una alfombra de hojas el suelo y más allá.
me llevan a una plaza un rato a caminar,
donde suele escucharse el trino de las aves
y es una alfombra de hojas el suelo y más allá.
Las tardes invernales aunque son las más cortas,
tienen esa tibieza que el sol nos suele dar
y las primaverales son las que más prefiero,
pues reverdece el trigo con que se amasa el pan.
tienen esa tibieza que el sol nos suele dar
y las primaverales son las que más prefiero,
pues reverdece el trigo con que se amasa el pan.
Autor: Rubén Berrios. 10/01/2019