27 de septiembre de 2015

LA BÚSQUEDA (Cuento de Rubén Sada)








LA BÚSQUEDA


Aquella madrugada se levantó decidido a ir en la búsqueda. Los sueños que lo habían atormentado y no lo dejaban dormir, seguramente tendrían su explicación y él quería encontrarla.

Aún con lagañas en los ojos, salió presuroso, caminando en dirección al bosque. Sabía de la existencia de este lugar, pero nunca se había animado a entrar, por las muchas historias tenebrosas que circulaban. Pero él ya se sentía "grande", maduro, como para entrar y conocer la verdad.

Caminó entre la penumbra, iluminado sólo por el último tizón de pila de una vieja linterna. Un silencio sepulcral le aseguraba que nadie podría hacerle daño. Únicamente oía sus propios pasos en el crujir de las hojas secas que alfombraban el suelo.

Clavado en el tronco de cada ciprés, había un cartel con el nombre del difunto. Cada uno había sido plantado para nutrirse de un ser humano cuya última voluntad fue ser sepultado allí. Esa fue durante muchos siglos la costumbre del pueblo: pervivir luego de la muerte en una especie arbórea y que la savia de cada hierba de la floresta fuera absorbida de la propia sangre de los ancestros, abonado con la carne descompuesta de los cuerpos, un reverdecido bosque.

Se estaban despegando sus ojos y comenzaba a leer, ahora más consciente, cada uno de los letreros clavados en cada árbol. Buscaba su mismo apellido. Cada cartel había sido una vida. Cada leyenda contaba en apenas unas palabras, una historia, revelando que allí debajo yacía un ser, otrora de carne, que seguramente había cedido algún legado en su paso por este mundo.

Ya estaba amaneciendo y el canto de los pájaros crecía al mismo tiempo que su inquietud por llegar a la verdad. La impaciencia comenzó a apoderarse de sus pasos, a medida que los apuraba. Recorrió cada centímetro del bosque. Casi todos los cipreses eran parecidos; sólo se diferenciaban por el nombre y apellido de sus respectivos letreros; pero, atención, una rama seca lo hizo trastabillar y descubrir un ciprés más alto que los demás. Lo vio. Sí, allí estaba su objetivo. Era él. Ahora sí estaba seguro. 

Al acercarse, levantó la vista hacia la inmensidad de su copa. Este era "su" árbol, un ciprés gigante, el más grande de todo el “bosque cementerio”.

Al pie del mismo, empequeñecido por su majestuosidad, él comprendió cuán grande había sido él: "su abuelo".





CONCURSO: "EL HOMBRE O LA MUJER DE MIS SUEÑOS".




22 de septiembre de 2015

EPITAFIO (Décimas, contra la violencia de género)

Consigna: Frases fijas. Se trata de escribir algunas décimas con las siguientes cinco frases cortas, utilizándolas en el contenido. 

— Una noche -
— No debe ser - 
— Es cierto -
— Aquí estoy -
— Mi vida es -


EPITAFIO


Una noche caminé
por un triste cementerio,
me intrigó un hondo misterio
cuando un chistido escuché.
De tanta intriga allí entré,
estaba abierto el portal,
y un silencio sepulcral
me invitó a leer las placas,
con una angustia que aplaca
al más mísero mortal.

Tantas injusticias vi
en cada placa al leerlas,
que jamás podré entenderlas,
pues no debe ser así.
Es cierto que yo viví,
y aquí estoy, se lo aseguro,
¿por qué no hallaron futuro
algunos que acá descansan?
Mientras aquí hay gente mansa,
hay brutales, tras el muro.

Una tumba encandiló
en lo oscuro, mis pupilas,
mi vida es harto tranquila
pero me intranquilizó.
Pocos detalles contó
pero sí, los suficientes
para hacer temblar los dientes
a intrusos de sangre fría.
Su nombre era María,
joven, bonita y sonriente.

En su foto, rasgo en flor,
rozagante juventud.
Dije: ¿algún mal de salud
la persiguió alrededor?
¿Cuál fue el odio aterrador
que le opacó su belleza?
¿Quién maltrató con rudeza
su cabellera tan rubia?
¿Quién puso en su rostro lluvias?
¿Por qué murió esta princesa?
  
Seguí leyendo, decía:
“Reposa aquí una mujer
que soñó con madre, ser
aunque hijos no tenía.
Yace aquí su valentía,
su poco atendida lucha,
quien no habla, solo escucha,
quien resigna y dice “basta”
y que una noche nefasta
derramó sangre en la ducha.

Es su grito el que reposa,
mientras su ánima bendita
a toda mujer le grita:
que “no debe ser miedosa”.
Es cierto, ya está en la fosa,
pero hay un grito que puede
atravesar las paredes
aún desde la ultratumba,
aquí estoy, lo oigo, retumba,
pero callará, si cedes.

Seguí leyendo, decía:
Mi vida es negro suplicio,
por una bestia, sin juicio,
y ya no tengo energías”.
“Aquí, en esta tumba fría
descansa quien lo dio todo,
quien lo soportó a su modo
viviendo una vida ruin,
alguien que amó, hasta el fin
de su tan vital periodo”.

Una noche de congoja,
no debe ser, pero es cierto,
aquí estoy, en vida, muerto,
y hasta mis piernas se aflojan.
Mi vida es como una hoja
arrastrada a tristes vientos,
entre hombres tan violentos,
me pregunto con dolor,
¿por qué murió? ¿Por amor?
Fue el hada de un triste cuento.

—Autor: Rubén Sada- (21/09/2015)
Alegato contra la violencia de género. (Escrito en décimas)
Cada 30 horas, se comete un femicidio en la Rep. Arg.




19 de septiembre de 2015

LA LUNA (PAYADA CON RAFAEL ESTÉVEZ)


LA LUNA

PAYADA CON RAFAEL ESTÉVEZ


 (Rubén Sada)
Querido amigo Rafael
lo invito muy cordialmente
y octosilábicamente
dibujemos el papel.
Con versos de gusto a miel
y un sentimiento espontáneo,
hoy que es mi cumpleaños
regáleme alguna copla
y si la inspiración sopla
habrá versos simultáneos.

 (Rafael Estévez)
Hola Rubén, amigo
agradecido y contento
le contesto yo al momento
y los versos son testigos
de su sapiencia al abrigo
y si gusta responder
voy confiando en su saber:
Si no brilla en la laguna,
¿adónde se va la luna
cuando empieza a amanecer?

 (Rubén Sada)
Qué lindo tema, la luna,
que acaba de proponer,
desde mi humilde entender
mi respuesta es solo una.
La luna no va a ninguna
laguna, ni es su camino
vagar como un peregrino,
pero en su lejano viaje
pone un luminoso traje
a los arrozales chinos.

 (Rafael Estévez)
Hoy veo que está inspirado
no era día pa’ preguntar,
me ha podido contestar,
ha quedado bien parado.
Lo tiene todo aclarado
cuando respuestas encara,
ahí va otra pregunta clara,
que no quede duda alguna,
¿por qué la querida luna
nos muestra siempre una cara?

 (Rubén Sada)
Creo que muestra una cara,
porque tiene la otra oscura,
no como el gran caradura
que tapa oscura con clara.
Si esa luna nos hablara
nos acusaría pronto,
nos diría “somos tontos”
los avarientos humanos,
pues matamos a un hermano
para acrecentar los montos.

 (Rafael Estévez)
Nuevamente me sorprende
su sapiencia, señor Sada,
sin una rima forzada
su respuesta se desprende.
Sin abusar, se comprende,
y admitiré la derrota
si la luna no esta rota,
dígame, alma bendita,
porque a veces es finita,
y muchas otras grandota?

 (Rubén Sada)
Cada luna una energía:
con menguante, escasea.
limpiemos lo que estropea
en luna nueva, vacía.
Para siembra de poesía
sugiero cuarto creciente,
pues brota resplandeciente
y cuando el disco está lleno,
segaremos poemas buenos,
versos de luz influyentes.

 (Rafael Estévez)
A veces cuando la miro
un temor grande me asalta,
al verla sola y tan alta
bajo la vista y suspiro.
Y cuando al fin me retiro
consulto, ¿qué pasaría
si esto ocurriera algún día,
por tantas vueltas, mareada,
un poco vieja y cansada,
sobre la Tierra caería?

 (Rubén Sada)
Nunca va a caer, jamás,
la luna sobre esta tierra,
porque estar aquí le aterra,
no quiere guerra, está en paz.
A lo sumo ella es capaz
de tirarnos, muy brillante,
algún meteorito errante
que en una noche lo asombren
¡si hasta le mandamos hombres
y los devolvió cuanto antes!

 (Rafael Estévez)
Ya me doy por satisfecho
por todo lo que he aprendido
y le estoy agradecido
por contestar como ha hecho.
Hemos andado un buen trecho
y es tiempo de descansar
con paciencia he de esperar,
ponga en marcha la cabeza,
contestaré con certeza
lo que quiera preguntar.

 (Rubén Sada)
A media letra nos fuimos,
nos aplaude la tribuna
 (Rafael Estévez)
y tuvimos la fortuna
que los dos nos divertimos.
 (Rubén Sada)
A la luna hicimos mimos
con emoción en la piel              
 (Rafael Estévez)
firmaremos con cincel
el final de la payada…
 (Rubén Sada)
Aquí cantó Rubén Sada
con Estévez Rafael.

(II PARTE)



(Rubén Sada)
Me ha gustado cosechar
del fruto hábil de su puño,
y aquí desde mi terruño
me pongo a filosofar.
Yo le quiero preguntar
querido amigo, Rafael,
¿por qué algunos beben miel?
¡Si es para todos la luna!
¿quien nace en buena fortuna
y quién debe beber hiel?

(Rafael Estévez)
Que es para todos la luna
lo sabemos los humanos
nos alumbra como hermanos
ahí no cabe duda alguna.
Y las madres que en la cuna
al ver sus hijos que crecen,
amor como miel ofrecen,
y si hay dañinos dispersos
no figuran en mis versos
si beber hiel se merecen.

(Rubén Sada)
Si somos todos hermanos
viviendo en la misma casa,
dígame qué es lo que pasa
que al prójimo asesinamos.
¿Por qué nos enemistamos
y el cariño está en asedio?
¿Por qué, si amar es remedio
para todos nuestros males,
matamos peor que animales
y el odio siempre entremedio?

(Rafael Estévez)
¡Amigo, usted no debiera
ver de este modo las cosas!
Mi jardín ya tiene rosas,
los geranios, ¡si usted viera!
¡Estamos en primavera!
¡Florecerán los amores!
¡Y los jardines con flores!
Rubén, le mando un abrazo,
¡cambie la cara, amigazo!
Ya vendrán tiempos mejores.

(Rubén Sada)
Todo jardín tiene flores,
y cosas muy positivas,
la realidad imperativa
es ver todos sus sectores.
Hay que distinguir olores,
las hay blancas, las hay rosas,
hay marchitas y hasta hermosas
y hay yuyos aborrecibles,
y hasta hay polillas horribles
con disfraz de mariposas.

(Rafael Estévez)
en mi jardín yo no he visto
yuyos con mala intención
cada flor en su estación
todo esto ya está previsto.
Y perdóneme, si insisto,
terminemos las intrigas
no son malas las ortigas.
Donde haya plantas bonitas
y tengan hojas fresquitas
¡siempre aparecen hormigas!

(Rubén Sada)
¡Qué bien sabe responder!
Me gustaron sus respuestas.
Buen ánimo manifiesta,
y es positivo su ver.
Y es algo de no creer
que usté es cantor avezado,
su verso experimentado
merece mis alabanzas,
me inspira mucha confianza
un payador inspirado.

(Rafael Estévez)
Si contesté a mi saber,
en una forma oportuna,
como la flor de la tuna
tardo mucho en florecer.
Esperemos que al crecer
cante con más fundamento
al compás del instrumento
con la copla improvisada
gracias, mi amigo Sada
por este especial momento.

(Rubén Sada)
Ojalá que este fogón
de amigos nos amontone,
(Rafael Estévez)
que se haga lo que propone
y llegada la ocasión
(Rubén Sada)
que sea una bendición
esta rueda improvisada
(Rafael Estévez)
que ha sido muy bien lograda
con rimas como en tropel
(Rubén Sada)
¡Aplaudan a Rafael
se los pide Rubén Sada!

© Septiembre / 2015. Rubén Sada y Rafael Estévez. Payada escrita mediante mensajes del Facebook. ¡Gracias a mi amigo Rafael Estévez, por sus versos! 



EL AMOR (PAYADA CON ORLANDO ZALAZAR)



EL AMOR

(Payada con Orlando Zalazar)


(Orlando Zalazar)
Amigo Sada, qué honor,
aquí le sigo la punta,
y le hago otra pregunta:
¿qué piensa usted del amor?
Quiero que ponga el valor,
sería mi recompensa,
le pregunto sin ofensa,
seguro me va a entender,
así quiero comprender
lo que en su mente usted piensa.

(Rubén Sada)
¡El amor! Diré ¡qué tema!...
El principio de la vida,
y en el alma en la que anida
no habrá cosa más suprema.
Valioso es, como una gema,
mostrarlo a otros contagia,
derramarlo en hemorragia
y aunque es tema muy hablado,
es sentimiento callado
porque el amor tiene magia.

(Orlando Zalazar)
Te agarra una emoción,
pasa eso, de repente,
te late constantemente
muy fuerte, es el corazón.
Tenés esa sensación
de tirar patada al techo,
confundido, es un hecho,
todo el día emocionado…
¡seguro estás enamorado!
Lo sentís dentro del pecho.

(Rubén Sada)
Si de amor hay una célula,
se transformará en millones,
amores hay a montones
como en el prado libélulas.
Amores hasta la médula
es lo que falta en el mundo,
menos odio moribundo,
sin diferencias de razas,
hay solamente una casa
de la que somos oriundos.


(Orlando Zalazar)
Hay mil clases de amores,
padre, hijos y hermanos,
está el que te da la mano
pero yo pienso, señores,
hay que rendirle honores,
el amor siempre te abraza,
un sentimiento te enlaza,
que en el corazón están
quienes te llevan el pan
todos los días a casa.

(Rubén Sada)
Es la pluma que a la vida
nos la hace más liviana
es el sol de la mañana
que nos ilumina y cuida.
Es bondad inmerecida,
es perfume en una flor,
es perdonar el error,
es tolerancia y aguante,
hasta un sembrador que plante,
todo esto es el amor.

(Orlando Zalazar)
Y te entra a confundir,
te lo digo con certeza,
no pensás con la cabeza,
la emoción entra a latir.
Seguro querés seguir,
desde el punto de partida,
un sentimiento se anida
adentro del corazón,
y al seguir esa intuición
a veces perdés la vida.

(Rubén Sada)
Por eso es bastante obvio
que el amor, a veces ciego,
se enfría en quienes el fuego
los avivó hasta ser novios.
Pero, “no vio” usted agobio
en mi amor, ni verá daño,
pues la amo como antaño
a mi mujer, mi amor cubre,
y el jueves 15 de octubre
cumplimos 33 años.

(Orlando Zalazar)
Nunca ella ha de engañarlo
pues no hay ninguna maldad,
¡gracias a la oportunidad
que da pa’ felicitarlo!
Y ella mucho debe amarlo
para seguir el camino,
si no se ofende, opino,
usted la ha de merecer,
a Arjona, como mujer,
amarla fue su destino

(Rubén Sada)
Ella es toda mi fortuna,
de mis flores la más bella,
su nombre pronuncia, “Delia”,
y es más bella que la luna.
¡Cuánto la amo, ahijuna!
Mujer más buena no existe.
La noche su cuerpo viste,
y es una auténtica criolla,
sus ojos, preciosas joyas,
que mis ojos no resisten.

(Orlando Zalazar)
El Ser Supremo en pos
del infinito te llama,
seguro Delia te ama,
pues puso el destino Dios.
Podrán amarse los dos
porque el amor nunca es queja,
amor blindado con rejas,
y yo tengo una Fernanda,
el mismo Jesús nos manda
un ángel que nos proteja.

(Rubén Sada)
Con estas coplas de amor
a medias nos despedimos,
(Orlando Zalazar)
y ya que así lo sentimos
lo decimos con honor.
(Rubén Sada)
Su canto es puro esplendor,
gracias por la improvisada
(Orlando Zalazar)
aquí te digo: "de nada,
gracias a vos por estar"
(Rubén Sada)
Cantó Orlando Zalazar
y el amigo Rubén Sada.

© Septiembre / 2015. Rubén Sada y Orlando Zalazar. Payada escrita mediante mensajes del Facebook. ¡Gracias a mi amigo Orlando Zalazar, por sus versos! 

17 de septiembre de 2015

RECIBIENDO A LA PRIMAVERA - PAYANDO CON HUGO MERELEZ


RECIBIENDO A LA PRIMAVERA

PAYANDO CON HUGO MERELEZ


(Hugo Merelez)
Yo he nacido argentino
y con el sol por bandera
me plantaré ante cualquiera
cuando enarbole mis trinos.
Voy transitando el camino
que ha trazado el payador
y aunque no soy buen cantor
desconozco las tranqueras,
¡suelte el mancarrón que quiera!
Tiene en frente a un pialador.

(Rubén Sada)
Estimado amigo Hugo:
¡Sé bien de su gran talento!
pero el mío es “tá lento”
y me allanaré a su yugo.
Aún así, nunca me arrugo
y acepto el pie de quienquiera,
para que el verso no muera
y en honor a bellas damas,
¡cuánto florecen las ramas
con aires de primavera!

(Hugo Merelez)
Soy muy lento cuando quiero
y cuando quiero me apuro,
sé salir de lomo duro
o manso como un cordero.
Si me va a topar, primero
ajuste muy bien la cincha
pues mi corazón se hincha
si acaricio el diapasón
aumenta su pulsación
y como un potro relincha.

(Rubén Sada)
Puedo domar cualquier potro,
y esquilar cualquier cordero,
tengo curtido ya el cuero
de tanto guascazo de otros.
Pero hablando entre nosotros,
no me asustan los ladridos
y si me patean el nido
no es agravio que denigre,
una mancha más al tigre
no es mancha, sino un cumplido.

(Hugo Merelez)
Me habló de la primavera
de las damas y las flores,
yo de los bellos colores
de un amanecer cualquiera.
Contemplando la ribera
de nuestra costa quilmeña
mi canto se eleva, sueña,
aunque me encuentre despierto
y al instante lo convierto
en una copla sureña.

(Rubén Sada)
Que nuestra décima se alce
en dar cordial bienvenida
a esta estación florida
y que de flores rebalse.
Con milongas y con valses
saltaremos esa cerca
del frío y su fría alberca
y entrando en la floración,
¡bienvenida a la estación!
¡La primavera se acerca!

(Hugo Merelez)
No lo quiero asustar, pero
piense bien antes de hablar
está enfrentando un juglar
que es cultor de lo campero.
Imagínese al pampero
cuando la llanura arrasa,
tengo en el pecho una brasa
que se enciende cual fogón,
defiendo la tradición
que identifica mi raza.

(Rubén Sada)
No hay nada que a mí me asuste
en esto de improvisar,
no me amedrento al payar
le guste o no a quien le guste.
Mas, no quiero se disguste
y disculpe mi pregunta:
ya que en el aire despunta
la primavera en persona,
¿qué hace usted con las hormonas
que en la sangre se le apuntan?

(Hugo Merelez)
Hormonas es mocedad,
yo he pasado los sesenta,
sepa, la pinta no cuenta
a determinada edad.
La primavera en verdad
muchos cambios no me ofrece
todo mi cuerpo florece
cuando beso a mi mujer
y aunque no lo quiera creer 
disfruto los doce meses.

(Rubén Sada)
¡Claro! No me he dado cuenta
su escasez de mocedad,
y que en la avanzada edad
cualquier hazaña se inventa.
Hoy mi décima lo alienta
a nunca perder la calma,
entretenga sus dos palmas
con diapasón y clavija,
y si hay canto, no se aflija
la edad que importa es del alma.

(Hugo Merelez)
Si no me quiere enojar
no se haga la chancha renga
no hay muro que me detenga
cuando comienzo a versear.
He aprendido a bailar
al compás de la guitarra,
como el tigre tengo garras
ando de diente afilau,
siempre listo mi encordau
por si pinta alguna farra.

(Rubén Sada)
No hay garra que me detenga
ni diente que a mí me enchastre,
ningún animal de arrastre
podrá impedir que intervenga.
Que mi altura le prevenga
que no me ha de alcanzar,
que cuando empiezo a volar
no me agrando ni me exalto,
pero a un pájaro en lo alto
ningún tigre ha de cazar.

(Hugo Merelez)
Me gusta cuando se planta
y no tiembla como un yuyo,
amigo Rubén, lo suyo
es de un surero que canta.
Se me seca la garganta,
debo aplaudirlo de pie,
sepa que yo disfruté
muchísimo esta experiencia
y que gracias a la ciencia
payamos por Internet.

(Rubén Sada)
Con esta estrofa que sacia,
amigazo, Hugo Merelez,
arpegios de cascabeles
me invitan a darle gracias.
La tarde estaba muy lacia
hasta que usted con sus trinos
apareció en mi camino
y el cielo vistió su encanto,
pues trajo a mi mente el canto
del payador argentino.

(Hugo Merelez)
Cuando el encordado vuela
igual que a un niño me mece
mi corazón se estremece
y salta como gacela,
la rodaja de mi espuela
va acariciando el pigüelo
yo siempre tuve un anhelo:
convertirme en payador
para pintar una flor
usando de tela el cielo.

(Rubén Sada)
Quilmes Oeste cantó aquí
y a media letra nos vamos,
(Hugo Merelez)
las décimas hermanamos
con especial frenesí.
(Rubén Sada)
Como usted, me divertí,
con la rima improvisada,
(Hugo Merelez)
llega al fin esta payada
sin pancartas ni carteles
(Rubén Sada)
¡Gracias, don Hugo Merelez!
Lo saludó Rubén Sada.

©17 de Septiembre de 2015 - Rubén Sada / Hugo Merelez. Payada escrita mediante mensajes de correo electrónico. ¡Gracias por compartir estos gratos momentos, poeta Hugo Merelez!


15 de septiembre de 2015

LA AMISTAD - PAYANDO CON EL POETA CANTOR ORLANDO ZALAZAR


PAYANDO CON EL POETA CANTOR

ORLANDO ZALAZAR

(Rubén Sada)
Buenas noches, don Orlando,
de apellido Zalazar,
pongámonos a cantar
sigamos improvisando.
Charly nos va asombrando
con su magia y rapidez,
fabrica un billete exprés
y su actuación me contagia,
porque yo hago también magia
pa’ llegar a fin de mes.

(Orlando Zalazar)
Aquí le ofrezco mi entrada,
con respeto, así le sigo,
para usted, que es un amigo
y se llama Rubén Sada.
Jugarse por la patriada
en estos versos le doy
mi pensamiento, y voy
para que vaya sabiendo
que con orgullo defiendo
las políticas de hoy.

(Rubén Sada)
Vende fruta el verdulero,
el panadero, pan vende,
y el vender carne depende
de venderla el carnicero.
Vende diarios el diariero
y el florista, flores bellas,
el poeta vende estrellas
y “vende patria” el político,
porque es un avaro crítico:
¡no le tiene amor a ella!

(Orlando Zalazar)
Vender es economía,
es el tema del momento,
sobre bolsillo aumento
sufriendo la patria mía.
Estos buitres, ¡quién diría!
Se quieren llevar lo nuestro,
este período siniestro
ya nada ni poco queda,
¡qué miserable moneda
está ganando un maestro!

(Rubén Sada)
Ningún político ama
más que a su propio dinero,
la codicia es su granero,
éste es el buitre en la rama.
Cetro y oro son su trama,
es experto en ambición,
y su única vocación
es llenar su caja fuerte,
y con feo hedor de muerte
construye su gran mansión.

(Orlando Zalazar)
Le digo, mi amigo Sada,
rival de mucho nivel,
un maestro en un papel
para defender patriadas.
Defendió usted su parada,
bien firme, con sentimiento,
le digo en este momento
que empezamos con el mago,
y para mí es un halago
que defienda pensamientos.

(Rubén Sada)
Orlando, estimado amigo:
frente a la urna, de pie,
decidiremos con fe,
pero oiga lo que le digo:
merece un voto castigo
quien se enriqueció veloz,
quien, cuando pobre, la voz
de la justicia esgrimía,
y hoy que es rica, es su guía
el dinero, un dios feroz.

(Orlando Zalazar)
Y ¿quién tendrá la razón?
¡Es un país dividido!
Pero me doy por cumplido
poniendo el corazón.
Sigamos en otro fogón,
se termina la jornada
y con su linda mirada
contrapunto fue un altar,
cantó Orlando Zalazar
con amigo Rubén Sada.

(Rubén Sada)
Mi amigo, mi buen hermano,
gracias por brindar su tiempo,
que esto no sea un contratiempo
ni aflojen jamás, sus manos.
Mientras haya algún paisano
que la voz del poeta escuche,
un grito saldrá del buche,
¡nuestras gargantas no alambren!
Y mientras nos maten de hambre
habrá espíritus que luchen.

(Orlando Zalazar)
Qué lindo que está el fogón
para afirmarle el estribo,
con orgullo lo recibo,
amigo en esta ocasión.
Le entrego mi intención,
le voy a decir la verdad,
responda con sinceridad
y con toda su doctrina,
Rubén Sada, ¿qué opina
usted de la amistad?

(Rubén Sada)
En el jardín del taller
estoy cosechando amigos,
la buena amistad bendigo,
ese es mi parecer.
Orlando, me va a entender,
que un amigo hace sentir
que la sangre empieza a fluir
en un cuerpo que es humano,
cuando amigos son hermanos
que uno puede elegir.

(Orlando Zalazar)
Hablando de su jardín,
yo he nacido en ripio,
pienso que desde el principio
acompaña y hasta el fin.
El corazón hace tin tin,
nunca te corta las alas,
te hablo aquí con escala,
piensa mi mente serena,
él te acompaña en la buena
y está con vos en la mala.

(Rubén Sada)
Preferible es tener pocos
pero que sean muy buenos,
a amigos "todo terreno"
son los mejores que evoco.
Al buen amigo coloco
en un alto pedestal,
no hay diferencia racial,
ni edad ni clases sociales:
¡si todos somos iguales
la amistad ha de ser total!

(Orlando Zalazar)
Uno anda por la vida,
y cosechando amistades,
un sentimiento te invade,
en el alma se te anida.
Y duele cualquier herida,
dolor se te viene en masa,
y no se distingue raza,
lo que sea o si partiste,
tu amigo, se siente triste
si no sabe lo que pasa.

(Rubén Sada)
Cuénteme de su Corzuela,
si ‘usté’ ha dejado allí amigos,
disculpe que lo investigo
con mi amistosa espinela.
La vida es muy buena escuela
y mi ánimo le traigo,
con esto no lo distraigo
pero algunos, al mudarse
han debido separarse:
¡sé que es duro el desarraigo!

(Orlando Zalazar)
He venido desde el norte,
empecé de muy abajo.
He conseguido trabajo,
para el estado hago aporte.
Soy fuerte como un resorte,
y no le temo al laburo,
yo soy sincero y muy puro,
así me siento feliz,
lejos dejé mi raíz
para buscar mi futuro.

(Rubén Sada)
Usted es persona pura,
eso, seguro, lo sé,
y cuando yo lo escuché
vi en su alma la blancura.
Pero aquí la vida es dura
y atienda lo que le digo,
ya comprobará conmigo
que está lleno de farsantes,
las cosas no son como antes:
¡no hay que confiarse de “amigos”!

(Orlando Zalazar)
Usted será mi testigo
y mi voz aquí la alzo,
seguro que hay muchos falsos
que se dan mucho de amigos.
Pero el tema yo le sigo,
conversando se desnuda,
la verdad será muy cruda
y la recibo en mi pecho,
cualquiera tiene derecho,
beneficio de la duda.

(Rubén Sada)
Amigos por interés
son cosas desagradables,
amigos que no son fiables
ni al derecho ni al revés.
Por eso, prefiero en vez
de tener como “un millón”,
que me asista la razón
y aunque tenga algunos menos,
tener pocos, pero buenos,
¡esto será bendición!

(Orlando Zalazar)
Te hago esta sugerencia,
quizás no tenga ni nombre,
el peor enemigo del hombre
sería su propia conciencia.
Y pongo como evidencia,
en mi verso lo enarbolo
le canta como chingolo
así lo digo en presente:
si los persigue la mente  
se acaban matando solos.

(Rubén Sada)
Bueno, querido amigazo,
compartir fue mi alegría.
(Orlando Zalazar)
Hoy yo pongo mi baquía,
como amigo es un pingazo.
(Rubén Sada)
Su humildad es como un lazo
que nos conecta al payar,
(Orlando Zalazar)
y en este camino andar,
quedo viendo en su mirada
(Rubén Sada)
la amistad de Rubén Sada
con Orlando Zalazar.


©Septiembre de 2015, Rubén Sada / Orlando Zalazar.
Payada escrita mediante mensajes del Facebook.
¡Gracias, Orlando Zalazar, cantor y poeta! 
Por compartir estos momentos de vida en el mismo camino
que nos une todos los lunes: la poesía repentista.

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