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4 de febrero de 2024

LA ESCUELA DE LA CALLE

 


LA ESCUELA DE LA CALLE


LA ESCUELA DE LA CALLE

[1]
La calle ha sido mi escuela
y aprendí mucho, aseguro,
fue donde forjé el futuro
y el final de mi novela.
Me clavó más de una espuela
mientras me dio de comer,
cada nuevo amanecer
yo me presenté en su aula,
los barrotes de su jaula
son pizarra del saber.

[2] La calle me abrió los ojos en mañanas de arrebol, allí vi nacer el sol y escuché a los petirrojos. Madrugadas con abrojos que dieron sangre a mi herida y alguna calle florida también me reconfortó, al respirar el olor en el jardín de la vida. [ESTRIBILLO] La calle fue la academia de mi mente autodidacta, y mi aprendizaje extracta el elogio y la blasfemia. Hoy, que la vejez me premia no puede ser que desmaye o hacer que en silencio acalle por migajas, la verdad, yo nutrí mi libertad en la escuela de la calle. [3] La calle fue mi maestra y agradezco su enseñanza, me dio bienaventuranza o fue asesina siniestra. Bien y mal hubo en su diestra y cuando intentó matarme, siempre conseguí escaparme esquivando el fuego gris de este maldito país que se empecina en odiarme. [4] Respiré bosta y gasóleo y enfrenté a más de un bulldog, me obligó a beber su smog y me alimentó a petróleo. Fue de Boticelli el óleo donde retrató al infierno, me heló la sangre su invierno y me asé en cada verano, el diploma de baqueano tiene YECA en el cuaderno. [ESTRIBILLO] La calle fue la academia de mi mente autodidacta, y mi aprendizaje extracta el elogio y la blasfemia. Hoy, que la vejez me premia no puede ser que desmaye o hacer que en silencio acalle por migajas, la verdad, yo nutrí mi libertad en la escuela de la calle.
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© Rubén Sada. 4/2/2024.

*ANÁLISIS DE LA CANCIÓN
“LA ESCUELA DE LA CALLE”.*

1. Contexto.
“LA ESCUELA DE LA CALLE”, fue escrita el 4/2/2024 por Rubén Sada, encapsulando vivencias del autor con la lucha cotidiana por sobrevivir en un contexto muy difícil, y su resiliencia frente a las adversidades. Utilizando la metáfora de la calle como una institución formativa, un lugar de aprendizaje duro pero auténtico, el autor nos explica sus experiencias cantadas con un fondo estridente de rock furioso pero muy pegadizo y melodioso, que le da el marco exacto al contenido para realzarlo y destacar el mensaje que quiere transmitir.

2. Estructura.
La letra se compone de cuatro estrofas de diez versos cada una (décima espinela), más un estribillo que se repite dos veces. Cada estrofa y estribillo sigue un esquema de rima consonante (abba.accddc), típico de la décima espinela, una forma tradicional en la poesía hispanoamericana que el autor usa habitualmente. El ritmo es fluido, con versos octosílabos que aportan musicalidad y facilitan la recitación o el canto, características de la poesía popular y del estilo de Sada, influenciado por la métrica clásica.

3. Temática central.
El tema principal es la calle como una escuela de vida, un espacio de aprendizaje no convencional donde el narrador adquiere conocimientos a través de experiencias crudas, tanto positivas como negativas. La calle es presentada como una entidad ambivalente: una maestra que enseña, pero también un entorno hostil que lastima y desafía. El poema reflexiona sobre la libertad, la resistencia y la identidad forjada en un contexto de adversidad, con un tono de orgullo y rebeldía frente a las dificultades.

4. Análisis estrofa por estrofa.

[1]
“La calle ha sido mi escuela
y aprendí mucho, aseguro,
fue donde forjé el futuro
y el final de mi novela.
Me clavó más de una espuela
mientras me dio de comer,
cada nuevo amanecer
yo me presenté en su aula,
los barrotes de su jaula
son pizarra del saber.

El autor nos introduce en la escena, el espacio (la vía pública) y el tiempo (el pasado) donde forjó el futuro (el hoy, desde el cual está narrando lo que aconteció antes). La afirmación "aprendí mucho, aseguro" (v. 2) transmite una certeza absoluta, reforzando la autoridad de la experiencia vivida. La calle es el lugar donde el hablante "forjó el futuro" (v. 3), sugiriendo un proceso activo y laborioso de construcción personal, mientras que "el final de mi novela" (v. 4) introduce una dimensión narrativa, como si la vida del hablante fuera una historia cuyo desenlace se escribió en ese entorno.
La estrofa explora la dualidad inherente a la calle, que es tanto cruel como generosa. En el verso "me clavó más de una espuela / mientras me dio de comer" (vs. 5-6), la imagen de la espuela —un elemento punzante usado para dirigir caballos— evoca dolor y coerción, mientras que "me dio de comer" señala su papel como proveedora de sustento. Esta dicotomía refleja la ambivalencia de la calle: un lugar que lastima, pero también enseña, dirige y permite la supervivencia. Los versos 7 y 8 ("cada nuevo amanecer / yo me presenté en su aula") destacan la disciplina y constancia del hablante, quien asistió puntualmente a su trabajo callejero durante más de 30 años, con escasas ausencias incluso ni por enfermedad. Esta dedicación subraya un compromiso inquebrantable, no solo con el trabajo, sino con la "escuela" de la calle como espacio de aprendizaje continuo.
El cierre de la estrofa introduce una imagen poderosa: "los barrotes de su jaula / son pizarra del saber" (vs. 9-10). La calle, aunque restrictiva como una "jaula" que impone obligaciones y limitaciones (económicas y sociales), se transforma en una "pizarra" donde se escribe el conocimiento. Esta metáfora fusiona opresión y aprendizaje, sugiriendo que las dificultades de la calle son, paradójicamente, la fuente de su experiencia actual. El uso del término "saber" eleva la experiencia callejera a un plano de conocimiento profundo, casi filosófico.

________________________________________

[2]

“La calle me abrió los ojos
en mañanas de arrebol,
allí vi nacer el sol
y escuché a los petirrojos.
Madrugadas con abrojos
que dieron sangre a mi herida
y alguna calle florida
también me reconfortó,
al respirar el olor
en el jardín de la vida.

La segunda estrofa profundiza en la relación sensorial y emocional del hablante con la calle, presentándola como un espacio que despierta tanto la percepción como el dolor. El verso inicial, "La calle me abrió los ojos" (v. 1), establece a la calle como una fuerza reveladora, un lugar que agudiza la conciencia del hablante. La mención de las "mañanas de arrebol" (v. 2) evoca un amanecer teñido de tonos rojizos, un momento de belleza natural que contrasta con la dureza de la vida callejera. Este contraste se refuerza en los versos 3 y 4, donde el hablante describe cómo vio "nacer el sol" y escuchó "a los petirrojos", imágenes que conectan la calle con la vida misma, mostrando su capacidad para ofrecer instantes de maravilla en medio de la adversidad. Sin embargo, la estrofa no idealiza la calle. Los versos "Madrugadas con abrojos / que dieron sangre a mi herida" (vs. 5-6) introducen una nota de sufrimiento físico y emocional. Los "abrojos" —plantas espinosas— simbolizan las dificultades punzantes de la vida callejera, que hieren al hablante, dejando cicatrices visibles e invisibles. Esta imagen intensifica la aspereza del entorno. No obstante, la estrofa equilibra este dolor con momentos de alivio: "alguna calle florida / también me reconfortó" (vs. 7-8) sugiere que, en ocasiones, la calle ofreció consuelo, como las flores del "jardín de la vida" (v. 10) y el acto de "respirar el olor" (v. 9) evocan una conexión vital con la existencia, transformando la calle en un espacio de aprendizaje que abarca tanto lo cruel como lo esperanzador.

En el contexto de la historia personal de Sada como vendedor ambulante, esta estrofa refleja las largas jornadas de trabajo comenzadas al amanecer, donde el contacto con la naturaleza (el sol, los pájaros) y los momentos de belleza fugaz contrastaron con la lucha diaria por la supervivencia y los peligros de las calles violentas del Gran Buenos Aires, donde se desarrolla la historia.
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[Estribillo]

“La calle fue la academia
de mi mente autodidacta,
y mi aprendizaje extracta
el elogio y la blasfemia.
Hoy, que la vejez me premia
no puede ser que desmaye
o hacer que en silencio acalle
por migajas, la verdad,
yo nutrí mi libertad
en la escuela de la calle.

El estribillo, repetido dos veces en este rock, actúa como un pilar temático que sintetiza el mensaje central: la calle como una "academia" que forja una mente libre y autodidacta. La elección del término "academia" (v. 1) eleva la calle a un espacio de aprendizaje legítimo, desafiando la noción de que la educación solo ocurre en instituciones formales. La "mente autodidacta" (v. 2) subraya la autonomía del hablante, quien ha construido su conocimiento sin guías convencionales, ni siquiera escuelas seglares, sino extrayendo lecciones de la experiencia directa de su trabajo en las calles. El verso "mi aprendizaje extracta / el elogio y la blasfemia" (vs. 3-4) refleja la naturaleza selecta de este aprendizaje, que abarca lo positivo (el "elogio", momentos de reconocimiento o belleza) y lo negativo (la "blasfemia", el dolor y las dificultades).
La segunda mitad del estribillo introduce una reflexión sobre el presente del hablante: "Hoy, que la vejez me premia" (v. 5) sugiere que la madurez le ha otorgado una perspectiva clara sobre su vida, un "premio" que no es material, sino la sabiduría adquirida, disfrutada ahora que está jubilado. Los versos "no puede ser que desmaye / o hacer que en silencio acalle / por migajas, la verdad" (vs. 6-8) transmiten una postura de resistencia y dignidad. El hablante se niega a rendirse ("desmaye") o a comprometer su voz ("en silencio acalle") por recompensas insignificantes ("migajas"). El cierre, "yo nutrí mi libertad / en la escuela de la calle" (vs. 9-10), reafirma que la calle no solo le enseñó a sobrevivir, sino que le dio la libertad de ser fiel a sí mismo, un valor innegociable. Es notable y paradójico que se le adjudique a la calle haber conocido la “libertad” luego de haber asegurado en la estrofa anterior que la calle era una especie de “jaula” de la cual el poeta no podía salir, por sus compromisos. Pero a veces es así, el rigor hace que una persona conozca y reconozca el valor de la libertad. En el contexto personal de Sada, este estribillo puede leerse como un manifiesto de su identidad como poeta y trabajador callejero, cuya voz se ha forjado en la lucha diaria y no se doblegará ante presiones externas. La repetición del estribillo refuerza su carácter de lucha, casi como un himno de resistencia.
Tono: Triunfal y desafiante, con un fuerte sentido de orgullo personal (sin victimizarse) y un compromiso con la autenticidad.
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[3]

“La calle fue mi maestra
y agradezco su enseñanza,
me dio bienaventuranza
o fue asesina siniestra.
Bien y mal hubo en su diestra
y cuando intentó matarme,
siempre conseguí escaparme
esquivando el fuego gris
de este maldito país
que se empecina en odiarme.
En la tercera estrofa, la calle se personifica explícitamente como una "maestra" (v. 1), una figura ambivalente que imparte lecciones tanto edificantes como destructivas. El verso "y agradezco su enseñanza" (v. 2) refleja una aceptación madura de las experiencias, incluso las dolorosas, como parte de un proceso formativo. La dualidad de la calle se explicitada en "me dio bienaventuranza / o fue asesina siniestra" (vs. 3-4), donde "bienaventuranza" evoca momentos de plenitud al ganarse la vida con su actividad comercial, mientras que "asesina siniestra" la presenta como una amenaza mortal debido a la multitud de veces que fue asaltado y golpeado en la vía pública por ladrones que querían su dinero. Esta contradicción se refuerza en "Bien y mal hubo en su diestra" (v. 5), donde la "diestra" (mano derecha) simboliza el poder de la calle para dar y quitar.
Los versos 6-8 ("y cuando intentó matarme, / siempre conseguí escaparme / esquivando el fuego gris") narran un esfuerzo constante por la supervivencia en las violentas calles del Gran Buenos Aires. La imagen del "fuego gris" evoca a las armas de fuego y sus “balas de plomo” con las que fue amenazado en varias ocasiones de robo a mano armada, mostrando el peligro abrasador del contexto social, la pobreza y la violencia urbana. La capacidad del hablante para "escaparme" refleja su resiliencia, una cualidad forjada en la calle. El cierre, "de este maldito país / que se empecina en odiarme" (vs. 9-10), introduce una crítica social explícita contra los políticos que durante 40 años han creado esta gigantesca fábrica de pobres llamada Gran Buenos Aires, el bolsón de pobreza y miseria más gigantesco de Argentina, en el que se ha hacinado a la tercera parte de la población del país. En este contexto fue donde Sada trabajó como vendedor ambulante, y estas líneas aluden a la marginalización de la gente en barrios miserables de un conurbano violento y la hostilidad de un sistema político democrático que creó y crió a las clases bajas para dominarlas mediante la comida, mientras tanto les robaba su vida y futuro.
Tono: El tono de la tercera estrofa es crítico pero resiliente, con una fuerte carga de denuncia social pero gratitud por la fortaleza adquirida.
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[4]

Respiré bosta y gasóleo
y enfrenté a más de un bulldog,
me obligó a beber su smog
y me alimentó a petróleo.
Fue de Boticelli el óleo
donde retrató al infierno,
me heló la sangre su invierno
y me asé en cada verano,
el diploma de baqueano
tiene YECA en el cuaderno.

La cuarta estrofa ofrece una descripción visceral y cruda de las condiciones extremas de la calle en la que el autor trabajó. Los versos iniciales, "Respiré bosta y gasóleo / y enfrenté a más de un bulldog" (vs. 1-2), pintan un entorno sucio, contaminado y hostil, donde el "gas oil" y el "smog" (v. 3) simbolizan la contaminación urbana, mientras que los "bulldog" son amenazas concretas y situaciones de violencia de parte de lúmpenes marginados, que tuvo que enfrentar, elementos sociales similares a “perros violentos” que no producían nada y cuyo único propósito de vida fue robarle al que generaba riqueza con su humilde trabajo y en algunos casos, matarlos por una insignificancia (robar un celular que en 6 meses sería basura tecnológica). La imagen de "me alimentó a petróleo" (v. 4) se origina en que la fuente de sustento del vendedor eran los diversos vehículos que iba cambiando, a medida que este entorno urbano duro se los iba destruyendo.
La hipérbole de que la calle "Fue de Boticelli el óleo / donde retrató al infierno" (vs. 5-6) eleva la calle a una dimensión dantesca, comparándola con la célebre pintura que captura el sufrimiento humano. Esta referencia a Boticelli, un pintor renacentista, contrasta con la crudeza del entorno, otorgándole una dimensión mítica. Los versos "me heló la sangre su invierno / y me asé en cada verano" (vs. 7-8) describen los extremos climáticos que el hablante soportó, reflejando las condiciones físicas de trabajar al aire libre, clima que además repercutió en su salud física. Finalmente surge el premio: "el diploma de baqueano / tiene YECA en el cuaderno" (vs. 9-10) celebra la experiencia adquirida: el hablante se presenta como un "baqueano", alguien experto en navegar la calle, y la mención de "YECA" (“calle” en dialecto lunfardo) ancla el poema en la cultura coloquial argentina.
Tono: Crudo pero poético, con un reconocimiento de la dureza de la vida y el orgullo sin victimización, por la experiencia ganada.
________________________________________

Conclusión general.

La canción en tono de rock, refleja la autenticidad del hablante con los frutos de su aprendizaje autodidacta. En el contexto de la vida personal de Rubén Sada, el poema se convierte en un testimonio de su experiencia como vendedor en la calle, un canto a la resiliencia y una dura crítica a las condiciones sociales y políticas que han marcado la vida de las clases sociales más pobres de Argentina. Se puede escuchar el video clip gratuitamente en este link de Youtube:
https://youtu.be/jBpbp1crHpI

27 de agosto de 2022

EL MISIL DE LA IGNORANCIA


* EL MISIL DE LA IGNORANCIA *

Hay un tipo de misil
que al abismo catapulta,
y a la realidad sepulta
cuando sale del atril.
Es el que engaña al redil
con mentira y falsedad,
un misil de hostilidad
que combato sin descaro
cuando le apunto y disparo
el misil de la verdad.
.
Otro tipo de misil
hace que la boca se abra:
El misil de la palabra
que se dispara sutil.
Tiene la fuerza de mil
megatones de potencia,
pues acusa o da indulgencia
cuando sale del pulmón,
y apuntado al corazón
perdona, ama o sentencia.
.
Pero el más bravo misil
que es un venenoso trago,
es el que provoca estrago
en el público infantil.
Es un arma artera, vil,
que hoy se dispara a la infancia,
combatirlo es de importancia
con educación y escuela,
porque deja su secuela
el misil de la ignorancia.
.
© Rubén Sada 27/08/2022.

27 de febrero de 2022

EDUCACIÓN y ENSEÑANZA


EDUCACIÓN y ENSEÑANZA

 La EDUCACIÓN es, seguro,
el oro de la alcancía,
tiara de una joyería
que enriquece y da futuro.
Es sol en un mundo oscuro,
y hará germinar la flor,
el maestro educador
de saber, riega el jardín,
cada clase es un festín
de ENSEÑANZA con amor.

La EDUCACIÓN nos da más
que mera sabiduría,
nos provee autonomía
del pensamiento falaz.
El educado es capaz
de convertirse en lector,
y el maestro es el tutor
que lo guía en la lectura,
y la escuela es la estructura
de ENSEÑANZA con amor.

*© Rubén Sada. 27/02/2022.*

22 de agosto de 2019

LA IGNORANCIA

LA IGNORANCIA


Esta décima me rapta
para volverse mordaz,
y solo la entenderás
si se halla tu mente apta.
Si cada verso te capta
la atención con humildad,
comprenderás mi verdad
y abrevarás su substancia:
¡Yo digo que es la "ignorancia"
el mal de la humanidad!



El ‘poder’ te quiere inculto
para poder dominarte,
de él nunca has de confiarte,
y menos rendirle culto.
Te hará sentir del tumulto
para mantenerse electo,
con el narcótico efecto
de ser rentable al monarca
que te herrará esclava marca:
Ser útil a su “proyecto”.



La ignorancia es la desgracia
que da vacío a tu tripa.
La investigación disipa
el hambre y luego te sacia.
Leer es una gimnasia
que has de tener siempre en cuenta,
ayer el libro y la imprenta,
hoy smartph con Internet
te harán romper el corset
que mantiene al alma hambrienta.



Te produce un gusto horrible
la acritud de la ignorancia,
te deja la mente rancia
y un destino impredecible.
Con la ciencia es más factible
distinguir el bien del mal,
los libros son el panal
en que busca miel el oso,
si tu espíritu es curioso
bebes dulce un manantial.



Es duro el aprendizaje,
y tal vez pesa su carga,
pero oscura y más amarga
es la ignorancia y su ultraje.
Si en la senda hay luz, tu viaje
será un nuevo amanecer,
es la ciencia del saber
un astro rey luminoso,
es el sol más provechoso
el que brilla al aprender.



Que el saber no te fatigue,
que la razón te estimule,
la ciencia tu mente pule
y así el brillo se consigue.
Que tu cerebro investigue
y le dé mucha importancia,
no cometas la arrogancia
de creer que sabes todo,
investiga, que es el modo
de vencer a la ignorancia.



© Rubén Sada. 22/08/2019.



EL CASO AYMARÁ. Cierta comunidad Aymará en Bolivia estaba padeciendo desnutrición, sobre todo en niñas y niños. Las personas de esa comunidad producían huevos porque criaban muchas gallinas. Se les observó que ese alimento era rico en proteínas y que le harían muy bien a sus hijos.
Los Aymará respondieron que si les daban a sus niñas y niños leche de vaca y huevos de gallina, ellos tardarían en hablar, incluso podrían quedar mudos para siempre. Se les preguntó el origen de esta creencia, y los Aymará respondieron que la misma venía desde hace siglos.
Esta idea fue una ocurrencia de los conquistadores: ellos se llevaban los huevos y a cambio les dejaron esa creencia: una prohibición. Lo llamativo es lo que sigue: a pesar de ser conscientes del origen de esa creencia, la continúan respetando en pleno Siglo XXI.
Ningún catedrático ni estudioso podrá convencer a los Aymarás de lo contrario. "Lo más difícil del colonizado no es sacarse de encima al opresor, sino las IDEAS que estos han dejado sobre el colonizado, IDEAS que atentan contra sus propios intereses y bienestar personal.
Por eso la base de cualquier sociedad que quiera vivir en libertad es la de enseñar a PENSAR, no la de repetir conceptos y libretos preestablecidos. En este sentido, la lectura provoca la capacidad del pensamiento propio. “Es más fácil engañar a alguien que convencerlo de que ha sido engañado”. (Mark Twain).
NO PERMITAS QUE COLONICEN TU MENTE. INVESTIGA POR CUENTA PROPIA y hallarás la LIBERTAD DE PENSAMIENTO.

20 de abril de 2018

LA ESCUELA


LA ESCUELA

Mi cultura se vertebra 
con cada verso que escribo,
la espinela que cultivo
entreteje aquí su hebra.
Cruzando el paso de cebra (1)
voy entrando en el colegio,
ilustrarse es privilegio
siempre y cuando sea decente,
el trabajo del docente
ha de ser trabajo egregio. (2)

La escuela debe “enseñar”,
mantenerse en ese encuadre
y dejar a padre y madre
la “obligación de educar”.
Propongo denominar
“ministerio de enseñanza”
a la escuela, que en alianza
forma, enseña y da instrucción.
¡“Ministros de educación”
son los padres con su crianza!

El terreno principal
de todo niño es ¡su casa!
Se educa en lo que allí pasa,
“su hogar” es lo primordial.
Señores padres: vital 
es educarlos, suplico,
y en estos versos lo explico 
con la décima espinela…
¡que nunca sea la escuela
un depósito de chicos!

Educar es SU deber,
paternal obligación,
porque su hijo es concepción
de un hombre y una mujer.
Los padres han de entender
esta idea que concluyo…
¡Su siembra cuiden, del yuyo!
Un deber que sólo es vuestro…
¡No pretendan que el maestro
los eduque en lugar suyo!

Su compromiso no evada,
¡su hijo es también su alumno!
Detrás suyo me encolumno,
si su familia es sagrada.
La escuela está preparada
para enseñar en sus grados,
con maestros entrenados
en el arte de instruir,
pero allí deberían ir
los niños ya educados.

El niño bien educado
por padre y madre en su casa,
con ninguno se propasa
ni es soez ni mal hablado.
Luego asistirá a su grado
con la educación que obtenga
señora madre: prevenga
maltratos no fabricar,
sino lo puede educar
mejor es que no lo tenga.

Gran responsabilidad
tienen el padre y la madre,
¡que nunca se les desmadre
su hijo hacia la maldad!
La escuela de calidad
puede enseñar muchas cosas,
mas, siempre las más valiosas
se aprender en el hogar
y con la escuela, a la par
forman personas hermosas.

Rubén Sada – 9-04-2018.



Notas:
(1) Paso de cebra. Espacio de la calzada señalado con rayas, destinado al cruce de peatones de una acera a otra.
(2) Egregio. Ilustre, conocido por haber hecho algo importante o sobresalir en alguna actividad.

Con tu visita yo vibro./ Tu regalo apreciaré,/y te obsequiaré mi libro/ si me invitas un café.

Invitame un café en cafecito.app