A UN PINCEL
¡Oh, pincel del artista! Cómo añoras
la gloriosa emoción de aquellas horas
en que el genio inspirado hizo de ti
estremecida síntesis de auroras
a impulsos de un divino frenesí.
Tú entre el lienzo y su mano fuiste el hilo
que, enhebrado en la aguja del color,
germinaste con pétalos de flor,
en nueva escuela y en fecundo estilo
que aureola la fama del pintor.
Pincel iluminado, tallo, espiga,
arista de sol, novio que mendiga
matices de la forma y de la gama,
y después para siempre los prodiga
en la gracia de un rico poliorama.
Pincel modelador de geografías,
cincelador de claridades, brote
de flecha que apunta lejanías,
eres también la lanza de un Quijote
que fuera a conquistar policromías.
Tú sabes de la fiebre y del sosiego,
tú prolongas la estética del brazo
en un airoso puente donde el fuego
de las venas discurre en ramalazo
o en placidez estática de riego.
Y ya la placidez, ya los ardores,
simbolizan, pincel, la inspiración
de una batuta, a cuya sugestión
se funde la canción en los colores
o se funde el color en la canción.
Así fuiste, pincel de Marceliano.
En un
fíat glorioso y
soberano
Dios fue creando tantas cosas claras
para que tú, tú sólo las copiaras
en un fíat de
orfebre castellano.
Que en todo donde hay lírica ternura,
él, Francisco de Asís de la pintura,
Campeador de lo bello, se arrobó,
y con flores y brisas dialogó
sobre España, Castilla y su hermosura.
Amador Porres.
Poesía leída en el homenaje póstumo al glorioso pintor burgalés don Marceliano Santamaría, en el Teatro Lara. (Perteneciente al libro "NACER YA ES" de Amador Porres, 1955. Editorial Afrodisio Aguado.)