MUERO DE AMOR Y REVIVO
Cada vez que el sol se apaga
muero de amor en tus brazos,
y revivo en los ocasos
de aquella penumbra vaga.
Cuando tu boca me traga
dentro tuyo me repliego,
y me acrisolo en tu fuego
y entre mis cenizas surgen
mil deseos que me urgen
cada vez que a ti me entrego.
Muero de amor en tu pecho
cada vez que tú me abrazas,
mi machismo despedazas
entre tu contorno estrecho.
Cuando habitamos el lecho,
mientras mi pulso agoniza,
perezco ante tu sonrisa
renaciendo entre tu abdomen,
y en suaves roces que asomen
nuestro amor se profundiza.
Cada vez que en ti sucumbo
dentro tuyo me confino,
soy tu huésped, tu inquilino,
y me haces perder el rumbo.
Me alzo erguido y me
derrumbo,
muero en tu labio de rojo,
soy como un simple gorgojo,
me alimento de tu fécula,
tengo un sitio en tu molécula
y ante tu encanto me encojo.
Muero de amor y en ti yazco
profundamente en tu tierra,
y mi semilla se entierra,
crece en ti, brota y renazco.
Cada vez que te complazco,
flotamos en el nirvana, ([1])
de tus poros de hembra humana
se desprenden, a la par,
fragancias del azahar
de tu piel hesperidiana ([2]).
Mi sombra en ti está sepulta,
sincera, desnuda y pálida,
y renazco cual crisálida
mientras mi piel se me
abulta.
Estar en ti me faculta
para poderte decir
que en sensorial seducir
contigo quiero fundirme,
y así mi alma te confirme:
“¡MORIR DE AMOR ES VIVIR!”
© Rubén Sada. 26/05/2016.
([2]) Hespérides. En la mitología griega,
las Hespérides (en griego
antiguo Ἑσπερίδες) eran las mélides (ninfas de árboles frutales)
que cuidaban un maravilloso jardín en un lejano rincón del occidente. Según el
poeta griego Estesícoro, en su poema “Canción de Gerión”,
y el geógrafo griego Estrabón, en su libro “Geografía”, estaban en Tartessos,
un lugar situado en el sur de la península Ibérica. Apolonio de
Rodas, por su parte, situaba el jardín cerca del lago Tritón, en Libia. Para la época
romana, el Jardín de las Hespérides había perdido su lugar arcaico en la
religión, reduciéndose a una convención poética, forma en la que fue resucitado
en la poesía renacentista, para aludir tanto a un jardín como a las ninfas que
moraban allí. (Fuente: Internet).
Hesperidio: Género de plantas
que incluye a los cítricos, por identificarlos con las manzanas de oro del
Jardín de las Hésperides. Fruto carnoso de corteza gruesa, dividido en varias
celdas por telillas membranosas; ejemplos: la naranja y el limón. (Fuente:
Diccionario de la Real Academia
Española).