Y MI NIÑO LLORÓ
(Al niño interior de cualquier adulto)
riegan nutrientes en las raíces
del hombre, fecundo cariño,
emblemando la vida con matices.
Es la esencia que sublima
gestando amor de la terneza
quedando para siempre plasmada
la fusión de ambos con certeza.
Es la transfusión incorporada
que brinda al hombre con grandeza
riquezas de vida generada,
a través del niño: la pureza.
Espero recibas el legado
y proyectes luces de tu cabeza,
y recuerda, estoy incorporado
para hacerte cumplir la promesa.
¡Oh, niño! Dame tu sonrisa pura.
Ya no soporto esta impiedad,
temo hundirme en la locura
rodeado de tanta perversidad.
Sólo en el mundo de los niños
existe lo hermoso: su bondad.
El hombre perdió el equilibrio
también va perdiendo su verdad.
Y mi niño lloró su gran dolor,
no cree en todo lo que sucede.
Nació en un mundo de amor
y no podrá vivir con ustedes.
No olvides este cometido,
es la misión a cumplir del niño.
Yo te regué y hemos crecido
succionándome todo el cariño.
Si al nacer hubiera percibido
que este mundo ya no servía,
seguro que, de haber podido,
en otro planeta yo estaría.
Autor: Néstor Loza
(Quilmes, Bs.As. Argentina)