2 de diciembre de 2021

COMPRENDÍ QUE HABÍA MUERTO

 


COMPRENDÍ QUE HABÍA MUERTO

 

Cuando vi que a las cortinas
ya nadie las desplegaba
y el farol ya no alumbraba
el frente, que quedó en ruinas…
Cuando vi a sus golondrinas
emigrar a un mundo incierto,
aunque no soy un experto
que el razonamiento ostenta,
no obstante yo me di cuenta:
Comprendí que había muerto.
 
Cuando vi que ya la luz
no asomaba en las ventanas,
cuando vi que en las mañanas
no tomaba el autobús…
Cuando vi que todas sus
flores se hicieron desierto,
cuando invadió el polvo yerto
a sus muebles por doquier,
ahí llegué a comprender…
Comprendí que había muerto.
 
Cuando vi que el matorral
se adueñó de su jardín,
cuando vi que su jazmín
ahora olía a zarzal…
Cuando vi que en el nidal
ya no había un pico abierto,
y no escuché más concierto
despertándose a mansalva,
el sol se puso en el alba...
Comprendí que había muerto.
 
Cuando vi que al hospital
se lo llevó una ambulancia,
cuando vi su trashumancia
hacia el mundo espiritual…
Cuando vi que en el portal
la araña tejió su puerto,
y mil cartas a cubierto
desbordaban de amarillas,
humedecí mis mejillas…
Comprendí que había muerto.
 
Cuando el áspero revoque
comenzó a expulsar pintura,
y una raja en la locura
abrió un resquicio en el bloque…
Cuando en el fondo un enroque
cambió edén por un entuerto,
cuando el productivo injerto
cambió frutas por ortigas,
ya no más, ¡ni me lo digas!
Comprendí que había muerto.
 
Cuando el bullicio de niños
trastocó en una tapera,
y el silencio que lacera
taló ensueños y cariños…
Cuando esos sueños lampiños
quedaron al descubierto,
sin ser posible el acierto
aunque apuntó bien la lanza,
no quedó más esperanza…
Comprendí que había muerto.
 
© Rubén Sada. 2/12/2021.

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