Poema de amor de Rubén Sada, recitado en la magnífica voz de Mario Cuniglio
FELICIDAD, NO TE VUELES
Felicidad, no te vueles
como una mariposa,
que le da un beso a la rosa
y se vuela a otros vergeles.
Necesito de tus mieles
y entre tus besos y roces,
del elixir de los dioses
ha de beber mi juglar,
quiero vivir en tu altar
y que sobre mí te poses.
Felicidad, no te vayas,
no te vueles ni te escapes,
quiero comer tus ‘agapes’
aunque hoy tenga traje a rayas.
La elegancia de tus playas
quiero poder alcanzar,
y en esta noche lunar
un frac de plata vestir,
¡dame un copo de zafir
de tu gigantesco mar!
como una mariposa,
que le da un beso a la rosa
y se vuela a otros vergeles.
Necesito de tus mieles
y entre tus besos y roces,
del elixir de los dioses
ha de beber mi juglar,
quiero vivir en tu altar
y que sobre mí te poses.
no te vueles ni te escapes,
quiero comer tus ‘agapes’
aunque hoy tenga traje a rayas.
La elegancia de tus playas
quiero poder alcanzar,
y en esta noche lunar
un frac de plata vestir,
¡dame un copo de zafir
de tu gigantesco mar!
Felicidad, no te espantes
y de mí jamás te asustes,
no quiero que te disgustes
por mis palabras vibrantes.
No me causes más desplantes,
felicidad, te lo digo,
ven aquí, que estoy contigo
y no te he de maltratar,
solo quiero conversar
y abrazarte como amigo.
y de mí jamás te asustes,
no quiero que te disgustes
por mis palabras vibrantes.
No me causes más desplantes,
felicidad, te lo digo,
ven aquí, que estoy contigo
y no te he de maltratar,
solo quiero conversar
y abrazarte como amigo.
Felicidad, ya no partas,
¡no me abandones ni emigres!
No te agazapes cual tigres
que acechan a huidas martas.
Porque si de mí te apartas
seré yo tu celador
y en un abrazo de amor
te apresaré entre mis rejas,
para que tú me protejas
de la angustia y el dolor.
por favor, te lo suplico,
que a tu fe yo la predico
entre loas y aleluyas.
Te ruego, no me destruyas
por eso que más te importe,
por favor, dame soporte
pues en este encierro oscuro
necesito el brillo puro
del sol que apunta del norte.
libando de mi azahar,
probaré de tu manjar
en el más dulce embeleso.
Cuando mi hálito esté tieso
sé que en mí vas a posarte,
pero ya no podré hallarte
y entonces te pido hoy
que vengas donde yo estoy
y me alimentes con arte.
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