PACTO CON EL VIENTO
para que sople en mi libro
pues sé que al leerlo, vibro
aleteando el sentimiento.
Le pedí que con su aliento
cada página me pase
mis ojos leerán la frase
que ante mi vista se exhiba,
pues mientras yo lea y viva
de este libro tomo clase.
y me abrió la primer hoja,
do leí la paradoja
del ser que se siente solo.
“¡Da tu aire a mi bronquiolo!
¡Insufla el arte y sus dones!
¡Necesito inspiraciones
que me hagan compañía!
Te pagaré con poesía,
ten piedad, ¡no me abandones!”
y otra hoja me mostró,
do seguí leyendo yo
recuerdos de mi niñez.
“De valores soy mi juez
y de estos tengo un costal,
la palabra es mi arsenal
y al escribir soy prolijo,
cada poema es mi hijo,
y leer, ¡mi capital!”
Sopló el viento vez tercera
y abrió una página gris,
con la triste cicatriz
de mi tierna primavera.
“Toda piedra que cayera
a menos de un metro tuyo,
has de juntar con orgullo
y construirás tu palacio,
te daré tiempo y espacio,
sé que triunfarás, lo intuyo”.
tal cual hicimos el pacto,
que cada página, al acto
yo la leería atento:
“El amor que por ti siento
en el planeta no cabe,
no es cuestión de que te alabe
pero es que lo siento así,
cuando te acercas a mí
tu latido ya lo sabe”.
(lo que relato soy franco),
se abrió una página en blanco...
¡La del libro al terminar!
¡Me asusté! Me hizo temblar
mientras oí de su pulmón:
—“Llegaste a la conclusión,
y esta página vacía
firmarás con la poesía
que anida en tu corazón”.—
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