BELLA ROSA DE SARÓN

“Yo soy la rosa de Sarón, el lirio de los valles.

Como el lirio entre los espinos, 

así es mi amada entre las doncellas”. 

(Cantar de los Cantares 2:1-2).

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Te cruzaste, solitaria

bella “rosa de Sarón”,

provocando mi emoción

en la caminata diaria.

Entre la floresta herbaria

con tu corola me inspiro,

“hibiscus”, “flor del suspiro”

que en el alma de la tarde

fuiste luz para que guarde

entre las flores que admiro.

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“Malva real, de Sevilla”

o “malvaviscus arbóreo”,

hoy le brindo mi estertóreo

verso honrando a tu semilla.

Coqueteó mi maravilla

porque tu naturaleza vive,

medicinal e inclusive

siendo la “flor de cayena”

embelleces toda escena

desde Argentina al Caribe.

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Va provocando el delirio

tu ornamentación de rosa,

tu belleza era famosa

incluso en el suelo sirio.

Te está comparando al lirio

el amor de la familia

y tu flor se reconcilia

con el himno de Corea,

cual emblema que se emplea

en fiestas de su vigilia.

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Condecora tu festín

con esa cucarda blanca,

simbolismos de la franca

pureza de este jardín.

Y en tu corazón carmín

tiñen sus patas, abejas

que se retiran perplejas

cargadas de ricos granos

del polen de los veranos

y ardientes tardes bermejas.

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Mis pasos son peregrinos

y andan por veredas lacias,

yo te quiero dar las gracias

por tu luz en mis caminos.

Tus pétalos blanquecinos

son mi almohada de malvón,

puros como el camisón

ante mi sagrado lecho

cuando descansa mi pecho

en la paz de mi colchón.

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Quiero elevar mi homenaje

y hoy le canto a tu corola,

poesías que mi gola

va improvisando en el viaje.

Tal vez lleve de equipaje

a tus flores, atavío,

y saldrás del sembradío

junto a claveles y calas

cuando a mí me crezcan alas

y mi voz muera en el frío.

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© Rubén Sada. 25/01/2022. Foto superior: Rosa de Sarón o Hibiscus Syriacus, conocida también como rosa de Siria, altea, suspiro, granado blanco, malva real de Sevilla, cayena o malvavisco arbóreo.