LA FLOR ENGREÍDA
Y EL TACHO DE BASURA
Al pasar por una calle
oí quejas de una planta,
el lamento en su garganta
describiré con detalle.
Tal vez, metáfora halle
con esta plática inquieta
y mi pluma de poeta
pueda contar la aventura
de un canasto de basura
y una planta-flor violeta.
Y dirigiéndose al tacho
exclamaba el matorral:
—¿Por qué me plantaron mal,
junto a un sucio mamarracho?
Yo, que belleza despacho
con perfumes de color,
debo aguantar el olor
al que tu cuenco es asiduo,
¡qué desgracia ser residuo
y contagiarse tu hedor!
Y el tacho le contestaba:
—La semilla de tu gen
la ha traído aquí el vaivén
de un pájaro que volaba...
Cuando comida buscaba
y no encontraba en el pasto,
vino a picar de mi trasto
y el alado te sembró,
antes de ti estuve yo,
¡da gracias a mi canasto!
Replicó la flor engreída:
—Yo, que soy verde florido,
qué desgracia haber nacido
con la mosca que en ti anida.
Mi violeta flor es vida,
¡no hago de esto alharaca!
Tu olor es bosta de vaca
y es la mugre tu quehacer...
¡Justo yo vine a nacer
hermanada a la cloaca!
oí quejas de una planta,
el lamento en su garganta
describiré con detalle.
Tal vez, metáfora halle
con esta plática inquieta
y mi pluma de poeta
pueda contar la aventura
de un canasto de basura
y una planta-flor violeta.
exclamaba el matorral:
—¿Por qué me plantaron mal,
junto a un sucio mamarracho?
Yo, que belleza despacho
con perfumes de color,
debo aguantar el olor
al que tu cuenco es asiduo,
¡qué desgracia ser residuo
y contagiarse tu hedor!
—La semilla de tu gen
la ha traído aquí el vaivén
de un pájaro que volaba...
Cuando comida buscaba
y no encontraba en el pasto,
vino a picar de mi trasto
y el alado te sembró,
antes de ti estuve yo,
¡da gracias a mi canasto!
—Yo, que soy verde florido,
qué desgracia haber nacido
con la mosca que en ti anida.
Mi violeta flor es vida,
¡no hago de esto alharaca!
Tu olor es bosta de vaca
y es la mugre tu quehacer...
¡Justo yo vine a nacer
hermanada a la cloaca!
Y el canasto rebatía:
—Deja ya de hacer
alarde,
pues pronto, al caer la tarde
cambiará tu lozanía.
En tu marchita agonía
después que un enamorado,
tus flores haya cortado
para obsequiarlas, quizá,
¿donde en tres días será
tu destino desgraciado?
—Yo en cambio, ser flor prefiero,
que a una madre dé alegría,
o a novia galantería
con joyas de mi joyero.
Con mis néctares de enero
dar a la abeja que zumba
vuelo nupcial que retumba
en un panal con festín
y no ser muladar ruin
ni de residuos la tumba.
pues pronto, al caer la tarde
cambiará tu lozanía.
En tu marchita agonía
después que un enamorado,
tus flores haya cortado
para obsequiarlas, quizá,
¿donde en tres días será
tu destino desgraciado?
que a una madre dé alegría,
o a novia galantería
con joyas de mi joyero.
Con mis néctares de enero
dar a la abeja que zumba
vuelo nupcial que retumba
en un panal con festín
y no ser muladar ruin
ni de residuos la tumba.
—Ve, corola presumida,
que hasta el cielo y su grandeza
oscurece su belleza
en la noche embravecida.
Cuando el tifón te dé herida
verás cuánto sobresalgo,
y aunque poco, valdré algo,
más que un marchito alelí,
Tú te irás, ¡yo sigo aquí
sirviendo por lo que valgo!
que hasta el cielo y su grandeza
oscurece su belleza
en la noche embravecida.
Cuando el tifón te dé herida
verás cuánto sobresalgo,
y aunque poco, valdré algo,
más que un marchito alelí,
Tú te irás, ¡yo sigo aquí
sirviendo por lo que valgo!
Mas, la flor lo contradijo
con lamento y triste canto:
—La vida, sí que es un llanto.—
Y a sí misma se maldijo
resignada al desprolijo
que daba abono a su huella,
pues, más linda era ella
cuanto más horrendo el tacho,
y este, con un apapacho
dio abono a la flor más bella.
con lamento y triste canto:
—La vida, sí que es un llanto.—
Y a sí misma se maldijo
resignada al desprolijo
que daba abono a su huella,
pues, más linda era ella
cuanto más horrendo el tacho,
y este, con un apapacho
dio abono a la flor más bella.
© Rubén Sada. 6/3/2021.
La figura retórica utilizada en este trabajo es la PROSOPOPEYA, que consiste en atribuir cualidades propias de un ser racional o animado a otro inanimado.