ESTADO DE DERECHO
Mi país vive en estado de derecho,
y está con miedo la ciudadanía.
Los delincuentes están al asecho:
¡"trabajan" de noche, duermen de día!
Una noche treparon por mi techo
y entraron dentro de la casa mía,
mientras yo estaba durmiendo en mi lecho...
¡nunca presumí que me robarían!
Apenas detectado el hecho
me dirigí pronto a la comisaría,
pero al ingresar allí dentro sospecho
que será a mí a quien investigarían.
El oficial, con visible despecho,
desanimarme que denuncie, quería,
y yo angustiado, nervioso y deshecho,
casi ni proferir palabras podía.
Apenas comencé a relatar el hecho,
me hizo preguntas que me sorprendían.
Y a ser sincero, con la mano en el pecho
me di cuenta que nada lograría.
Porque acá sólo hay estado de derecho
para los delincuentes y los homicidas.
Los trabajadores somos los desechos
de inicuas leyes, dudosas y sombrías.
Los derechos humanos, yo sospecho,
sólo valen para mentes asesinas,
y a los honestos, son mezquinos y estrechos,
y entonces nada puede hacer la Policía.
Con las leyes de hoy no estoy satisfecho,
pues los ladrones cometen fechorías,
y entran y salen al rato, o por cohecho,
o les da presta libertad Su Señoría.
Quiero para todos el estado de derecho,
y que la paz social no sea utopía.
Pues con la ley actual sólo halla provecho
el ladrón, y no el que trabaja todo el día.
y está con miedo la ciudadanía.
Los delincuentes están al asecho:
¡"trabajan" de noche, duermen de día!
Una noche treparon por mi techo
y entraron dentro de la casa mía,
mientras yo estaba durmiendo en mi lecho...
¡nunca presumí que me robarían!
Apenas detectado el hecho
me dirigí pronto a la comisaría,
pero al ingresar allí dentro sospecho
que será a mí a quien investigarían.
El oficial, con visible despecho,
desanimarme que denuncie, quería,
y yo angustiado, nervioso y deshecho,
casi ni proferir palabras podía.
Apenas comencé a relatar el hecho,
me hizo preguntas que me sorprendían.
Y a ser sincero, con la mano en el pecho
me di cuenta que nada lograría.
Porque acá sólo hay estado de derecho
para los delincuentes y los homicidas.
Los trabajadores somos los desechos
de inicuas leyes, dudosas y sombrías.
Los derechos humanos, yo sospecho,
sólo valen para mentes asesinas,
y a los honestos, son mezquinos y estrechos,
y entonces nada puede hacer la Policía.
Con las leyes de hoy no estoy satisfecho,
pues los ladrones cometen fechorías,
y entran y salen al rato, o por cohecho,
o les da presta libertad Su Señoría.
Quiero para todos el estado de derecho,
y que la paz social no sea utopía.
Pues con la ley actual sólo halla provecho
el ladrón, y no el que trabaja todo el día.
© Rubén Sada.
Escrito el 25-04-2008, en medio de la violenta ola de asesinatos que asola a Buenos Aires y alrededores.