MI NIÑO Y SU LIBRO
(Décimas
eneasílabas)
*El libro
que nunca escribí*
está en el poder de mi niño,
y viaja al jardín con cariño
con alas de azul colibrí.
Se posa en el rojo alelí
del gran corazón de mi infancia,
y tiene la dulce fragancia
de aquella niñez de esplendor,
el libro es un cuento de amor
sin tiempo, pared ni distancia.
*El libro
que nunca escribí*
está desbordando de ganas
de ver las auroras tempranas
bañadas de sol carmesí.
Ternura de un beso rubí
planchó un guardapolvo decente,
y en un recorrido inclemente
blanqueado de escarcha y salitre,
sentábase el niño al pupitre
prestando atención al docente.
*El libro
que nunca escribí*
soñaba vivir en las nubes,
y darle un abrazo a querubes
volando con ellos allí.
Sus lágrimas de maniquí
llenaron diez mares de llanto,
se armó una canoa de canto
y hoy rema por el pentagrama,
con una canción que lo ama
y lo hace olvidar el quebranto.
*El libro
que nunca escribí,*
de prólogo ingenuo, inocente,
derrama su tinta vertiente
con lluvia de gran frenesí.
Regalo en tus manos, aquí,
mis letras de niño cantor,
así tu poeta interior
la última página escribe,
el canto del cisne de un pibe
que hoy sueña con ser escritor.
© Rubén
Sada. 20/8/2023.
V.1 pertenece a Rubén Sada.
está en el poder de mi niño,
y viaja al jardín con cariño
con alas de azul colibrí.
Se posa en el rojo alelí
del gran corazón de mi infancia,
y tiene la dulce fragancia
de aquella niñez de esplendor,
el libro es un cuento de amor
sin tiempo, pared ni distancia.
está desbordando de ganas
de ver las auroras tempranas
bañadas de sol carmesí.
Ternura de un beso rubí
planchó un guardapolvo decente,
y en un recorrido inclemente
blanqueado de escarcha y salitre,
sentábase el niño al pupitre
prestando atención al docente.
soñaba vivir en las nubes,
y darle un abrazo a querubes
volando con ellos allí.
Sus lágrimas de maniquí
llenaron diez mares de llanto,
se armó una canoa de canto
y hoy rema por el pentagrama,
con una canción que lo ama
y lo hace olvidar el quebranto.
de prólogo ingenuo, inocente,
derrama su tinta vertiente
con lluvia de gran frenesí.
Regalo en tus manos, aquí,
mis letras de niño cantor,
así tu poeta interior
la última página escribe,
el canto del cisne de un pibe
que hoy sueña con ser escritor.
V.1 pertenece a Rubén Sada.
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