EL VOLANTE VOLADOR
Como todas las mañanas
hoy me dispuse a salir,
el motor quiere rugir
y mi auto tiene ganas.
Soy jubilado, sin nanas,
y en mi garage ya estoy,
silbando, subo al convoy,
el acelerador piso,
y oigo una voz de improviso:
—¿A qué lugar vamos hoy?—
Miré todo alrededor
pero solo me encontraba,
y mientras la voz me hablaba
se calentaba el motor.
Pregunté, con estupor:
—¿Quién eres, musa galante?—
Respondió: —¡Soy el volante
que a tus manos acaricia!
Tengo una buena noticia:
¡Te dirigiré adelante!
Soy quien controla tu andar
y te llevo adonde pidas,
de entre miles de bridas
solo yo te hago girar.
Soy ese sol circular
que da bujía a tus luces,
para que mientras conduces
no sufras ningún impacto,
y apuntes al sitio exacto
cuando la galaxia cruces.
Soy la noria de la vida
pues la existencia es un ciclo,
y en magnífico hemiciclo
te conduzco a la salida.
Desde el punto de partida
yo dirijo tu paseo,
desde el gen al apogeo
soy tu brújula y compás,
pero, ¡dime! ¿Adónde vas?
Tu destino es mi deseo.—
Al oír tamaña oferta
de quien tenía adelante,
fue mi pedido al volante:
—Guíame en la calle incierta.
Sácame de la urbe muerta
donde es hielo la bondad,
quiero ir a la heredad
donde va el dueño del trino,
ser del cielo un peregrino…
¡Volar a la libertad!—
Y me respondió el volante:
—Yo voy a ser el timón
de tu noble corazón,
y guiaré tu paso andante.
Serán tus manos, no obstante
las que te hagan volar,
¡nunca dejes de soñar!
Y con tus alas de artista
fija en la meta tu vista
que la “vamos” a alcanzar.—
© Rubén Sada. 25/8/2023.
hoy me dispuse a salir,
el motor quiere rugir
y mi auto tiene ganas.
Soy jubilado, sin nanas,
y en mi garage ya estoy,
silbando, subo al convoy,
el acelerador piso,
y oigo una voz de improviso:
—¿A qué lugar vamos hoy?—
Miré todo alrededor
pero solo me encontraba,
y mientras la voz me hablaba
se calentaba el motor.
Pregunté, con estupor:
—¿Quién eres, musa galante?—
Respondió: —¡Soy el volante
que a tus manos acaricia!
Tengo una buena noticia:
¡Te dirigiré adelante!
Soy quien controla tu andar
y te llevo adonde pidas,
de entre miles de bridas
solo yo te hago girar.
Soy ese sol circular
que da bujía a tus luces,
para que mientras conduces
no sufras ningún impacto,
y apuntes al sitio exacto
cuando la galaxia cruces.
Soy la noria de la vida
pues la existencia es un ciclo,
y en magnífico hemiciclo
te conduzco a la salida.
Desde el punto de partida
yo dirijo tu paseo,
desde el gen al apogeo
soy tu brújula y compás,
pero, ¡dime! ¿Adónde vas?
Tu destino es mi deseo.—
Al oír tamaña oferta
de quien tenía adelante,
fue mi pedido al volante:
—Guíame en la calle incierta.
Sácame de la urbe muerta
donde es hielo la bondad,
quiero ir a la heredad
donde va el dueño del trino,
ser del cielo un peregrino…
¡Volar a la libertad!—
Y me respondió el volante:
—Yo voy a ser el timón
de tu noble corazón,
y guiaré tu paso andante.
Serán tus manos, no obstante
las que te hagan volar,
¡nunca dejes de soñar!
Y con tus alas de artista
fija en la meta tu vista
que la “vamos” a alcanzar.—
© Rubén Sada. 25/8/2023.
Inspirada en una idea del poeta Enrique Hernández Báez.
La figura retórica utilizada en este trabajo es la PROSOPOPEYA, que consiste en atribuir cualidades propias de un ser racional o animado a otro inanimado.
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