APÓSTROFE A LA BRÚJULA
¡Oh! ¡Brújula que señalas
horizontes tras el mar,
horizontes tras el mar,
ese norte al que apuntar
y al que solo se va en alas!
¡Alúmbrame con bengalas
que me indiquen la salida,
que hoy mi senda está perdida!
¡Ven! ¡Señálame tu norte,
que allá iré como un resorte
disparado a mejor vida!
Soy rehén de una vil puja
que en mi mente pone lodo,
¡los que me han robado todo
quieren que mi cráneo cruja!
Señálame con tu aguja
do he de poner mis sesos...
¿Donde mis pies no estén presos
ni mudo mi paladar?
¡Quita el velo a ese lugar
y allí verteré mis huesos!
¡Oh! Brújula que predicas
el camino de las nubes,
por el que tú solo subes:
¡no retrocedes ni abdicas!
Con tu manecilla indicas
la ilustrada dirección,
que me pegue un empujón
y me encienda la turbina,
hoy te pido guía divina,
¡dame ya tu bendición!
y al que solo se va en alas!
¡Alúmbrame con bengalas
que me indiquen la salida,
que hoy mi senda está perdida!
¡Ven! ¡Señálame tu norte,
que allá iré como un resorte
disparado a mejor vida!
que en mi mente pone lodo,
¡los que me han robado todo
quieren que mi cráneo cruja!
Señálame con tu aguja
do he de poner mis sesos...
¿Donde mis pies no estén presos
ni mudo mi paladar?
¡Quita el velo a ese lugar
y allí verteré mis huesos!
el camino de las nubes,
por el que tú solo subes:
¡no retrocedes ni abdicas!
Con tu manecilla indicas
la ilustrada dirección,
que me pegue un empujón
y me encienda la turbina,
hoy te pido guía divina,
¡dame ya tu bendición!
Con tu rosa de los vientos
y tu agudo magnetismo,
puedes guiarme hacia el abismo
o al castillo de los cuentos.
¡Piedad! Por mis sentimientos,
te pido, aparato sabio,
que no me quede el resabio
de la peligrosa senda,
y que mi mirada emprenda
la guía de tu astrolabio.
¡Sigue enseñando el camino!
Mi alma de peregrino
tendrá confianza en tu aporte.
Te ruego aquí tu soporte
sin mentiras impostoras,
no puedo sufrir demoras
pues mi piel está cuarteada,
y no sé si otra alborada
me regale un par de horas.
y no me muestras tu ene,
te cambiaré por Selene
y su impoluto vestido.
¡Escúchame!... ¡Te lo pido!...
¡Presta tu oído a mis cantos!...
Ve cuánto me empapo en llantos
más que el sauce del Edén,
¡pues fui brújula también,
y también he guiado a tantos!