LLANURA versus ALTURA
—Reinaldo Figueroa—(Llanura)
Quiero decirle a la altura
y a su orgullo de distancia
que tiene más importancia
el nivel de la llanura.
Que el fruto de la dulzura
lo hace la industrial del suelo,
vale más el caramelo
verde del cañaveral
que ese sueño vertical
de estrellas, nubes y cielo.
—Rubén Sada—(Altura)
Ya que no quieres la altura
préstame lo que no quieras,
cambio el suelo y sus barreras
por todo el cielo y su holgura.
No quiero más atadura
ni correa ni collar,
arrastrándome a la par
del polvo estéril del llano,
ya me hicieron ser gusano,
¡ahora quiero volar!
—Reinaldo Figueroa—(Llanura)
Yo prefiero ser el tren
sobre el metal de la idea
y no el avión que aletea
por el aéreo sostén.
Se puede volar también
libre por un callejón
no necesito un avión,
soñando a grandes escalas,
puedo volar con las alas
rojas de mi corazón.
—Rubén Sada—(Altura)
Volar es la evolución
y de arrastrarme estoy harto,
tuvo alas un lagarto
y se convirtió en dragón.
Sobre el Andes un halcón
tiene la mirada aguda,
seguro y libre, sin duda
mira desde gran distancia,
es experto en vigilancia
para evitar “la huesuda”.
Quiero decirle a la altura
y a su orgullo de distancia
que tiene más importancia
el nivel de la llanura.
Que el fruto de la dulzura
lo hace la industrial del suelo,
vale más el caramelo
verde del cañaveral
que ese sueño vertical
de estrellas, nubes y cielo.
—Joel Márquez Sánchez—
Hago a la altura un llamado
de reducir: su amargura,
su estrafalaria cultura
y su orgullo exagerado.
Quiero hospedarme en un prado
donde germine el anhelo
porque yo vivo el modelo
de una frase de mi cuna:
"Con la mirada en la luna
pero los pies en el suelo".
Ya que no quieres la altura
préstame lo que no quieras,
cambio el suelo y sus barreras
por todo el cielo y su holgura.
No quiero más atadura
ni correa ni collar,
arrastrándome a la par
del polvo estéril del llano,
ya me hicieron ser gusano,
¡ahora quiero volar!
Yo prefiero ser el tren
sobre el metal de la idea
y no el avión que aletea
por el aéreo sostén.
Se puede volar también
libre por un callejón
no necesito un avión,
soñando a grandes escalas,
puedo volar con las alas
rojas de mi corazón.
Volar es la evolución
y de arrastrarme estoy harto,
tuvo alas un lagarto
y se convirtió en dragón.
Sobre el Andes un halcón
tiene la mirada aguda,
seguro y libre, sin duda
mira desde gran distancia,
es experto en vigilancia
para evitar “la huesuda”.
—Reinaldo Figueroa—(Llanura)
En lo alto un edificio
tiene más valor que un ave
porque se arrastró y ya sabe
lo que vale el sacrificio.
Volar es el artificio
de quien sin saber gatear
quiere las nubes tocar
como sol en primavera
cuando no puede siquiera
ni dos metros caminar.
Es la insípida llanura
la epidermis anodina
que aburre de acá a la China
por su barrosa incultura.
Yo preferiría altura
y alzar mis versos al viento,
volar sobre el firmamento
en la pléyade lunar,
ya probé de caminar
en la selva de cemento.
China sacudió el pulmón
como el polvo en el camino
pero la epidemia vino
en el ala de un avión.
Yo sigo con mi opinión
sin entrar en una guerra
donde este virus se aferra
a parar el porvenir,
mi poeta va a seguir
con los pies sobre la tierra.
Imprimir huella en la tierra
será hundirse en su tenor:
deja huella un dictador
y empuja al pueblo a la guerra.
Prefiero la que se aferra
al viento y cumple su rol,
una huella tornasol
que brinde gran luminancia,
del suelo tomar distancia
e imprimir con luz de sol.
Yo nunca en la huella mía
voy a usar el triste modo
de creer saberlo todo
del arte y la poesía.
Con hilos de fantasía
no remiendo pantalones,
el que a malas intenciones
pone veneno en su empeño,
ni tan siquiera es el dueño
de sus propias emociones.
—Rubén Sada—(Altura)
¡Acompáñame a volar,
querido amigo Reinaldo!
Que ya tengo poco saldo
en este triste lugar.
Tú, que has sabido emigrar,
enséñame tu camino,
porque yo de peregrino
todavía no sé nada,
no tiene experiencia Sada
en enfrentarse al destino.
Si quieres tocar la altura
del paisaje celestial
abriré en mi parietal
mis dos alas de cultura.
Yo puedo con mi estatura
llevarte al mejor destino,
soy como el chita felino,
el mago del terraplén,
que corre y vuela también
sin alas por el camino.
Junto a Joel en el mar,
tú en la tierra y yo en los cielos,
hermanaremos anhelos
que al orbe hacen suspirar.
Alzaremos un altar
que al verso será fecundo,
en lo alto, en lo profundo
cultivaremos vergel
y que el estilo Espinel
dé vueltas por todo el mundo.
Soy como el calor de abrigo,
más que nadar y volar,
prefiero diez pasos dar
para abrazar a un amigo.
Cuando improviso contigo
la mente se me ilumina,
mi décima campesina
no sabía en mi terreno
que había un poeta tan bueno
en la lejana Argentina.
Yo soy solo un aprendiz
de los versos de un cubano...
Quien tiene el techo de guano
en su bohío es feliz
Con la sabia directriz
de la verba improvisada...
—Reinaldo Figueroa—(Llanura)
Subí a la cima elevada,
tú bajaste hasta mi heraldo...
¡Extrañaba esto, Reinaldo!
Te agradece Rubén Sada.