LA FUGA DE UNA MUSA
—Rubén Sada—
Yo cuando no tengo nada
para anotar, se me vuela
la paloma y la espinela
y la musa está finada.
Prefiero verla atrapada,
que se queje y me demande,
si la libero se expande
y el vacío no soporto,
pues más vale lápiz corto
que mala memoria grande.
—Joel Márquez Sánchez—
Yo tengo mala memoria
eso me resulta amargo,
yo lo acepto y sin embargo
así he pasado a la historia.
A veces hago notoria
mi humilde capacidad,
y sé que en la inmensidad
de las páginas blanqueadas
de las libretas sagradas
tengo una oportunidad.
—Rubén Sada—
En la jaula de un papel
yo encarcelo a mi paloma,
desmenuzo su genoma,
su ADN de nivel.
La confino en mi cuartel,
le doy mimos, alimento,
amor, fe, conocimiento
y si aún así se vuela
transportará mi espinela
a los efluvios del viento.
—Joel Márquez Sánchez—
Tú eres científico, Sada,
que el genoma de tu ave
se convierte en nuestra clave
en la rima improvisada.
Se me hará de madrugada
si despierto a mi inconsciente,
y voy preparando al ente
que tengo por escritor
para que haga el honor
de tenerlo aquí presente.
—Rubén Sada—
En una jaula impoluta
que mi lapicera mancha,
mi paloma luce ancha
y un gorjeo me tributa.
Cuando se escapa, me enluta
acongojando mi aliento,
pierdo un verso, sentimiento...
¡Vuelve, musa fugitiva!
Si te comportas altiva
lanzaré mi llanto al viento.
Yo cuando no tengo nada
para anotar, se me vuela
la paloma y la espinela
y la musa está finada.
Prefiero verla atrapada,
que se queje y me demande,
si la libero se expande
y el vacío no soporto,
pues más vale lápiz corto
que mala memoria grande.
—Joel Márquez Sánchez—
Yo tengo mala memoria
eso me resulta amargo,
yo lo acepto y sin embargo
así he pasado a la historia.
A veces hago notoria
mi humilde capacidad,
y sé que en la inmensidad
de las páginas blanqueadas
de las libretas sagradas
tengo una oportunidad.
—Rubén Sada—
En la jaula de un papel
yo encarcelo a mi paloma,
desmenuzo su genoma,
su ADN de nivel.
La confino en mi cuartel,
le doy mimos, alimento,
amor, fe, conocimiento
y si aún así se vuela
transportará mi espinela
a los efluvios del viento.
—Joel Márquez Sánchez—
Tú eres científico, Sada,
que el genoma de tu ave
se convierte en nuestra clave
en la rima improvisada.
Se me hará de madrugada
si despierto a mi inconsciente,
y voy preparando al ente
que tengo por escritor
para que haga el honor
de tenerlo aquí presente.
—Rubén Sada—
En una jaula impoluta
que mi lapicera mancha,
mi paloma luce ancha
y un gorjeo me tributa.
Cuando se escapa, me enluta
acongojando mi aliento,
pierdo un verso, sentimiento...
¡Vuelve, musa fugitiva!
Si te comportas altiva
lanzaré mi llanto al viento.
—Joel Márquez Sánchez—
Que no se fugue la musa
que nos da la inspiración;
sino, esta redacción
se va a quedar inconclusa.
Mi memoria se rehúsa
en decrecer el nivel,
y aunque no tengo papel,
ni lápices a mi lado
me obligo a estar inspirado
por respetar a Espinel.
—Rubén Sada—
Si tu musa se te fuga
y no la puedes cazar,
acompañaré tu andar
cual mariposa y oruga.
Y si el papel se te arruga
mi musa te prestaré,
para que los dos de a pie
intentemos conquistarla,
si no pudiste atraparla
amigo, ¡te ayudaré!
—Joel Márquez Sánchez—
Ayúdame por que el viento
invernal se la llevó
y escribir no puedo yo
si vos no me presta aliento.
Una musa es el sustento
del poeta enamorado,
pero como me he quedado
solo frente a la pantalla
en mi neuronal batalla
me siento ‘desinspirado’.
—Rubén Sada—
Si el frío te ‘desinspira’
seré el sol de tu palabra,
seré el torrente que labra
la roca que al río mira.
Seré espada a la mentira
y el fuego de tu volcán,
la inspiración será el plan
para no tener calambre,
habrá abundancia y no hambre
de décimas como el pan.
—Joel Márquez Sánchez—
Haz que el sol de tu bandera
venga hasta mí a rescatarme
porque no quiero quedarme
como una estatua de cera.
Me pondré mi guayabera
a ver si logro escribir,
porque sino voy a ir
sin inspiración... sin nada,
a quedar sobre la almohada
que me obligará a dormir.
—Rubén Sada—
Y ya ves lo que ha pasado,
que de una simple chispa
más pequeña que una avispa,
todo el bosque se ha incendiado.
Repentismo improvisado
de alto nivel de escritura,
ha iluminado la oscura
escasez de inspiración,
con otra conversación
que nos regala cultura.
—Joel Márquez Sánchez—
La cultura nos regala
a través de la lectura
una verbal contextura
por cada rima en el ala.
nuevamente se me instala
una décima exquisita,
y todo aquel que recita
y todo aquel que revive
en todo lo que se escribe
tiene una fuerza infinita.
—Rubén Sada—
Con esta fuerza infinita
me despido cordialmente...
—Joel Márquez Sánchez—
para darle a nuestro ambiente
toda la palabra escrita.
La atrapamos exquisita
a la musa en un vergel...
—Joel Márquez Sánchez—
Y sin tener un dintel
para fijar una entrada...
Estuvieron Rubén Sada
y de México, Joel.
© Rubén Sada y Joel Márquez Sánchez.
3/12/2020.
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