ÁTICO versus SÓTANO
(personificación en décima espinela)
ÁTICO =
Rubén Sada.
SÓTANO =
Joel Márquez Sánchez.
—ÁTICO 1—
En esta hermosa mansión
soy el sitio más simpático,
señores, yo soy el ático,
el lugar de la ilusión.
A mí viene un corazón
que le escribe con anhelo
cartas de amor y consuelo
a una pasión siempre intacta
y en mi rincón las redacta
porque estoy tocando el cielo.
—SÓTANO 1—
Dos esdrújulas cohabitan
en una misma mansión,
pero hoy llega la ocasión
en que versos nos visitan.
Mis pasillos hoy recitan
mi espontaneidad oculta
y a ti se te dificulta
mi definición que guardo,
soy un sótano gallardo
con la mentalidad culta.
—ÁTICO 2—
Nadie puede comparar
a la cumbre de los sueños
con tus rincones pequeños
que se usan de muladar.
Recibo luz ejemplar
y saluda con su rol
mi lucarna al bello sol
que en el alba se vislumbra,
pero a ti solo te alumbra
la turbia luz de un farol.
—SÓTANO 2—
Para que te quede claro
sin dudas ni ambigüedades
en pueblos o en la ciudades
mi amparo es la luz de un faro.
Yo soy un claustro muy caro
diferente al muladar,
porque yo en cualquier hogar
que me edifican, la gente,
llegan a mí y de repente
se comienzan a inspirar.
—ÁTICO 3—
Soy la asombrosa buhardilla
de un doble techo producto,
el fantástico reducto
de una paz con mesa y silla.
Con poemas de Castilla
de su soledad y arcón,
mi dueño entabla reunión
con recuerdos que lo ayuden
y diariamente a mí acuden
en busca de inspiración.
—SÓTANO 3—
Mi interior a ti supera
por mucho y no va a ocupar
las personas del hogar
escribir bajo tu esfera.
Yo soy la sala de espera
donde la gente se inspira,
escribe, corrige y tira
las hojas de sus errores
logrando así los mejores
versos a mi alma guajira.
—ÁTICO 4—
Cada mes del calendario
veo estrellas, luna, nieve,
también veo cuando llueve
y volar hasta al canario.
A mi culto propietario
yo le despierto emociones,
y en su pulso de intenciones
se manifiesta un anhelo,
yo soy vecino del cielo
y tú de algunos ratones.
—SÓTANO 4—
Son los ratones que crías
allá no te llegan gatos;
yo albergo fotos, retratos,
cuadros, velas, poesías.
Yo me he pasado los días
tranquilo e inamovible
y a veces soy invisible
a tus incautas pupilas
porque por ellas destilas
tu ignorancia inconfundible.
—ÁTICO 5—
Para ir a mi paraíso
yo no exijo ningún viático,
no cobro peaje; al ático
entras sin pedir permiso.
Pero al sótano, te aviso,
encomiéndate a Jesús,
es sufrimiento, una cruz
bajar a esa oscura parte,
si quieres puedo prestarte
una pizca de mi luz.
—SÓTANO 5—
Vas a pedirme prestado
de todo mi oscurantismo
una luz de repentismo
a tu portal desquiciado.
Tú te quedas congelado
cuando nos llega el invierno,
y yo en cambio en un cuaderno
del visitante que llega
a mí, siente que navega
en el paraíso eterno.
—ÁTICO 6—
¿Paraíso? ¿Oscuridad?
Qué idea descabellada.
En mi elevación privada
toma un café la amistad.
Un tul de sensualidad
es mi techo de zinguero,
especial para un bolero
de hacer el amor propósito,
mira que no soy depósito
ni de cacharros, trastero.
—SÓTANO 6—
Lo que no te sirve a ti
con desagrado decoro
tratándome de inodoro
¡me lo desecha a mí!
No obstante yo llego aquí
para aclarar lo que pasa
pues no vale la amenaza
ni vanas palabrerías
porque sin mí, ¿tú qué harías?
¡Soy la base de la casa!
—ÁTICO 7—
Yo soy música al distrito
aunque mi guardilla es rústica,
porque tengo buena acústica
y a los vecinos excito.
A mi concierto te invito,
sótano, querido hermano,
tiene un ave en cada mano
y cada nota es su sueño,
hoy vendrá la hija del dueño
a practicar con el piano.
—SÓTANO 7—
La hija del dueño hizo
antes de subir a ti
mil cosas mala en mí
de carácter enfermizo.
Que se vaya hasta tu piso,
yo no quiero su presencia
y eso es gracias a la ausencia
de una ejemplar figura
porque padre no madura
al dejarla en la indecencia.
—ÁTICO 8—
Desde mí, las noches bellas
se admiran sin telescopio,
cuando del cielo me apropio
para tocar las estrellas.
No estoy lleno de botellas
que contienen el fermento
de algún etílico aliento
o una vasija de roble,
soy el altillo más noble
de esta selva de cemento.
—SÓTANO 8—
Desafortunadamente
tengo tintes de siniestro,
me ocupan para el secuestro
insólito de la gente.
Con el tiempo trazó un puente
de esperanza el constructor
un arquitecto inventor
que puso su maestría
en darle a la vida mía
un diseño superior.
—ÁTICO 9—
Yo no soy un calabozo
ni algún sitio de castigos,
soy un hábitat de amigos
que se reúnen con gozo.
Mas tú, ¿quién eres? Un pozo
de dudosa identidad,
cárcel de profundidad
de lamentos y condenas,
una ergástula de penas
que está llena de humedad.
—SÓTANO 9—
Como estás muy atrasado
en información actual
de manera radical
me han cambiado el pasado.
Te mencioné al inspirado
arquitecto que en diseño
la pesadilla en un sueño
me transformó para ser
paradisíaco taller
a los ojos de mi dueño.
—ÁTICO 10—
Por eso yo no te multo
porque en la misma mansión
ambos tenemos la unión
del expuesto y del oculto.
Por eso, hermano, te indulto
y pido por tu limpieza,
pidiendo luz en tu pieza
que aguanta más que el cemento,
y ruego que a tu cimiento
no le falte fortaleza.
—SÓTANO 10—
Yo acepto que en tu oración
pidas por mí, lo agradezco;
tus elogios no merezco
ni tu noble corazón.
En una misma misión
convivamos sin recelos,
y aunque hay distintos modelos
de nosotros, simplemente
para el calor de la gente
¡Somos hermanos gemelos!
—ÁTICO—
Se han cruzado en el pasillo
el sótano con el ático...
—SÓTANO—
En un diálogo simpático,
elocuente, con más brillo.
—ÁTICO—
Somos del mismo ladrillo,
tenemos el mismo gen...
—SÓTANO—
Por eso no importa quién
habite nuestro interior...
—ÁTICO—
Compartieron el honor
Joel Márquez y Rubén.
© Rubén Sada y Joel Márquez Sánchez. 26/11/2020.
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