EL TIEMPO PASA, NO ESPERA
*EL* árbol que conocí
de más altura en mi vida,
es el árbol en que anida
la huella que vive en mí.
Es un árbol que sentí
en el dolor de un anhelo,
cuando lágrimas de hielo
le dieron todo mi adiós,
y voló al brazo de Dios:
¡Ese árbol fue mi abuelo!
*TIEMPO*... ¡qué broma macabra
que a todos nos lleva el Hades!
Inexpertas mocedades
que el amor del alma labra.
Quisiera oír su palabra,
ese es mi más grande anhelo,
pero desde el mismo suelo
yo conservo su legado:
ser como él, un hombre honrado,
fue la herencia de mi abuelo.
*PASA* el tiempo y la memoria
me pone mano en el hombro,
me dice “de cada escombro
construirás tú, tu victoria”.
Recuerdo mi trayectoria
y mi balance agraciado,
de cenizas del pasado
todavía queda yesca,
aunque en el mundo anochezca
seré un tipo afortunado.
*NO* se apagará mi llama,
y el viento feroz que sople
le dará empuje y acople
al barco de mi proclama.
Cruzaré el mundo sin drama
con proa hacia la verdad,
no temo a la adversidad
ni al picor de la tormenta,
mi camino representa
el norte y la libertad.
*ESPERA*, el tiempo no pasa,
mas su aliento deteriora,
pasa el minuto, la hora,
ni un segundo se retrasa.
Mas, si está firme la casa
y tiene el mejor cimiento,
construirá con fundamento
lo que haya que decir,
la décima es elixir,
latir de cada momento.
Hoy que he llegado hasta abuelo
y puedo hacer un balance,
la vida me dio una chance
y en mis versos voy en vuelo.
En la espalda de tu suelo
sembraré la flor primera,
y en la pronta primavera
con mi amor la regaré
para que te enteres que
*“EL TIEMPO PASA, NO ESPERA”*
© Rubén Sada. 31/08/2020.
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