Bartolomé Hidalgo, ilustrado por Federico Murro.
A BARTOLOMÉ HIDALGO
La claridad de mi sol
que brilla más que un cuchillo,
le va a mantener el brillo
mientras cumpla con mi rol.
En este hermoso crisol
que disfruto y no merezco,
entibia mi luz lo fresco
y de Argentina me salgo,
rindiendo homenaje a Hidalgo:
"El gran oriental gauchesco".
Al payador trashumante
le dedico mi canción,
para vindicar la unión
de rioplatense y andante.
Mi inspiración decimante
improvisa como un galgo,
perdonen si sobresalgo
en este canto oportuno
que ofrendo al número uno:
don Bartolomé Hidalgo.
Nacido en Montevideo
en mil siete ochenta y ocho,
en un oriente morocho
de candombe y negro arreo.
El sud continente reo
peleó su cautividad
y entre tanta adversidad
cantaba el bardo uruguayo
a una patria que a caballo
proclamaba “¡Libertad!”.
Brindo por el payador
rioplatense y uruguayo,
un fruto de nuestro tallo
para él rindo el honor.
Guitarrero y buen cantor
herencia del ancestral
hermano tradicional
con versos de áureo encaje,
aquí obsequio mi homenaje
al payador oriental.
¡Canta tu cielito! ¡Canta,
pionero tradicional!
Que tu canto colosal
grite ‘unión’ en tu garganta.
¡Resiste! ¡Tu hambre aguanta,
pues más importa la urgencia
de andar por la independencia
con fervor y frenesí!
Cielito, cielo que sí,
¡deja un legado: tu herencia!
Tu nombre será acuñado
en bronce en el anecdótico
del buen “Diálogo Patriótico”
del Plata, ¡de cada lado!
Con tu triunfo recitado
cantarán generaciones,
pues regalaste tus dones
a un futuro soñador,
y el arte del payador
conquistará corazones.
Te saluda el Indio Bares
y Olivera, de Colonia,
Huenchul, de la Patagonia
amiga de Andes y mares.
Apesetche, Aramís, Clares,
Molina, Umpierrez, en duelo,
Sosa de uruguayo suelo,
te tienen en su memoria,
López Terra, Guichón, Soria,
Barrientos, Lagos, Curbelo.
Y de este lado del Río,
Lemble, Di Santo, Arellano,
Ezeiza, Castro, Somohano,
Crubellier, frente al gentío.
Payador del Quilmes mío:
Casquero, Etcheverry, trinan,
Salvat, Repetto, iluminan
y el maestro de Dolores:
Gabotto, rinden honores
desde la hermana Argentina.
Sigue cantando, poeta,
en las márgenes del Plata,
que al final, de eso se trata,
de llegar bien a la meta.
Desde tu guitarra inquieta
sube un canto libertario,
valiente gaucho templario
cántale a tu gesta onírica
y que el sable de tu lírica
derrote a todo adversario.
Que nadie tu son doblegue,
sigue sembrando semillas,
y en cuartetas y octavillas
tu sudor el surco riegue.
Cuando tu cosecha llegue
tendrás la paz que sosiega,
tu era tendrá su siega,
cielito, digo que sí
y agradecerán de ti
la herencia de Santos Vega.
© Rubén Sada. 28/08/2020.
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