28 de septiembre de 2020

LA VIDA

LA VIDA

La vida, ese don preciado,
un tesoro muy valioso,
una joya en cofre hermoso
que el cuerpo tiene a cuidado.
No obstante, me he preguntado
y esta duda que en mí anida,
si hay respuesta, que se expida
y me brinde una receta,
por favor, dime, poeta,
¿qué es para ti la vida?
La vida es la bella flor
que viene de una semilla,
y brota de maravilla
en el tallo del amor.
Cuando es fresca, su candor
va atrayendo hacia su centro
al polen, que en un encuentro
premia al amor con tributo,
y esa flor dejará un fruto
que tiene semilla adentro.
La vida es una cometa
que nuestro niño remonta,
y subir alto es la impronta
que alza al cielo cada meta.
Por eso, ¡vuela, poeta,
que yo tu verso vigilo!
Llévame al mundo tranquilo
do la décima sea guía,
que volaré en poesía
mientras no se corte mi hilo.
Si la muerte te atenaza
¡has de aferrarte a la vida!
Tu mano mantén asida
al amor que hay en tu casa.
¡Toda prueba siempre pasa!
Si el árbol tiene raíz,
si está llena su matriz
del fruto que hay en su vientre,
como agua de la vertiente
será bendición feliz.
La vida es una gran noria
que gira y devuelve el karma,
si no es de justicia el arma
nos vendrá en contra la historia.
No acepto la trayectoria
útil a la iniquidad,
prefiero, con humildad,
tornar versos lo que siento,
¡la justicia es el aliento
que vence a la tempestad!
La vida es cáliz sagrado,
pureza de una verdad,
cristalina integridad
que bebemos con agrado.
Pero aquel que la haya odiado
y el agua pura vomita,
despreciando agua bendita
prefiere beber la hiel
derramada en el mantel
de la injusticia maldita.
La vida es ese gran cirio
que fugaz se nos consume,
es frescura en el perfume
del ramo de nuestro lirio.
En el fuego del delirio
se van quemando los sueños,
como se queman los leños
que incendiaron todo el monte,
y espiamos del horizonte
qué endebles somos, ¡pequeños!
La vida es un mandamiento
que no hemos solicitado,
mas, se nos ha regalado
de eternidad un fragmento.
A cada uno un talento
que debe multiplicar,
con la conducta ejemplar
de aquel pájaro barrero:
con solo barro el hornero
construye amor familiar.
La vida tiene el turquesa
de la inmensidad del mar,
y el Creador le quiso dar
el color de la riqueza.
Un verde naturaleza,
y un rojo para el ocaso,
un azul al cielo raso
y un negro para la noche,
nieves blancas por derroche
en los polos del fracaso.
La vida, reloj que avanza:
Nacemos en la hora cero,
y cuando canta el jilguero
la niñez pinta esperanza.
En el mediodía danza
la juventud, elixir,
la madurez es zafir
y el ocaso, de oro un broche
y a las doce de la noche
nos marchamos a dormir.
Al minuto que le toca
cortará el hilo una parca,
al mendigo o al monarca,
o al pescado por la boca.
Cuando el reloj nos convoca
y el par de agujas concuerda,
quizá otra vida se pierda,
mientras tanto hay que seguir
pues no es bueno conseguir
un reloj con poca cuerda.
La vida es la pila nueva
que va agotando su carga,
cada día se descarga
si la energía no abreva.
Y hay pila que es más longeva,
que es de larga duración,
la pila del que es campeón
y que su llanto apechuga,
como la noble tortuga,
con fuerte caparazón.
En invernales jardines
va marchitando la vida,
la flor fresca ahí se olvida
deslucida en barros ruines.
Pero cumple con sus fines
que son sembrar la simiente,
naturaleza naciente
será el gen del nuevo brote,
de otra vida nueva dote
que vive en el medioambiente.
“Queriendo llegar al fruto
que habrá de comerse luego”,
dice “game over” el juego
y surge un cartel de luto.
El tiempo, ser diminuto
desbocado en su alazán,
se escurre con mucho afán
desde la cuna a la casa,
la vida es eso que pasa
mientras te ganas el pan.
© Rubén Sada. 17-03-2020

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