UN LUGAR PARA PENSAR
La vorágine del día
no da espacio a mi razón,
centrípeta agitación
me roba la poesía.
Confusa cosmogonía
se abate sobre mi altar,
necesito meditar
más que nunca, necesito
aunque sea un lugarcito:
un lugar para pensar.
No pretendo una mansión
con pileta y mayordomo,
solo que no silbe plomo,
ni estampidas, ni explosión.
Que no haya perturbación
de un borracho que al gritar
a la salida del bar
por nimiedades, pelea,
un recoveco que sea
un lugar para pensar.
Un recodo en el que el viento
huele a fresias y jazmines,
que no emita filmes ruines
de muerte, dolor, lamento.
Un jardín de sentimiento
con vista espectacular,
donde florezca un versar
que no esté contaminado,
quiero un reducto sagrado:
un lugar para pensar.
¿Pido mucho? No lo creo.
Solo silencio y nostalgia
sin batifondo o neuralgia
pues merezco el jubileo.
Si hay barullo me bloqueo
y agoniza mi crear,
la idea empieza a escapar
en un cohete a Plutón,
preciso luz y un rincón,
un lugar para pensar.
Un recinto que me dé
genialidad y confort,
con el sofá de un resort
y en la mesa un tentempié.
Una taza de café
para recapacitar
en el oro familiar
con el trino de un chingolo,
¿que exijo mucho? No. Solo
un lugar para pensar.
no da espacio a mi razón,
centrípeta agitación
me roba la poesía.
Confusa cosmogonía
se abate sobre mi altar,
necesito meditar
más que nunca, necesito
aunque sea un lugarcito:
un lugar para pensar.
No pretendo una mansión
con pileta y mayordomo,
solo que no silbe plomo,
ni estampidas, ni explosión.
Que no haya perturbación
de un borracho que al gritar
a la salida del bar
por nimiedades, pelea,
un recoveco que sea
un lugar para pensar.
Un recodo en el que el viento
huele a fresias y jazmines,
que no emita filmes ruines
de muerte, dolor, lamento.
Un jardín de sentimiento
con vista espectacular,
donde florezca un versar
que no esté contaminado,
quiero un reducto sagrado:
un lugar para pensar.
¿Pido mucho? No lo creo.
Solo silencio y nostalgia
sin batifondo o neuralgia
pues merezco el jubileo.
Si hay barullo me bloqueo
y agoniza mi crear,
la idea empieza a escapar
en un cohete a Plutón,
preciso luz y un rincón,
un lugar para pensar.
Un recinto que me dé
genialidad y confort,
con el sofá de un resort
y en la mesa un tentempié.
Una taza de café
para recapacitar
en el oro familiar
con el trino de un chingolo,
¿que exijo mucho? No. Solo
un lugar para pensar.
Un tiempo de reflexión
es tan vital como el agua,
¿tendré que ir al Aconcagua
o alejarme hasta el Japón?
Donde al salir al balcón
venga un vaho de azahar
que me consiga insuflar
un millón de buenos versos,
buscaré en mil universos
un lugar para pensar.
© Rubén Sada. 21/2/2024.
es tan vital como el agua,
¿tendré que ir al Aconcagua
o alejarme hasta el Japón?
Donde al salir al balcón
venga un vaho de azahar
que me consiga insuflar
un millón de buenos versos,
buscaré en mil universos
un lugar para pensar.
© Rubén Sada. 21/2/2024.