LA LEYENDA DEL AMOR ETERNO
Fue triste la despedida
en la mudez del panteón,
depositando un crespón
frente a una frente dormida.
En el “más acá”, la vida
le dio al “más allá” su palma
y en un canto que se ensalma
se oyó una copla demente:
“Te esperaré eternamente
con un candado en el alma”.
en la mudez del panteón,
depositando un crespón
frente a una frente dormida.
En el “más acá”, la vida
le dio al “más allá” su palma
y en un canto que se ensalma
se oyó una copla demente:
“Te esperaré eternamente
con un candado en el alma”.
¿Por qué fue? Nadie lo sabe.
Dicen virus o bacteria,
o un plomo en la periferia
donde la moral no cabe.
Y se voló como un ave
espantada por la gente,
mortajas cubren su mente
y un negro luto en la calma
“con un candado en el alma”
susurrará eternamente.
Dicen virus o bacteria,
o un plomo en la periferia
donde la moral no cabe.
Y se voló como un ave
espantada por la gente,
mortajas cubren su mente
y un negro luto en la calma
“con un candado en el alma”
susurrará eternamente.
De sombra es la libertad
que respiraba en el viaje,
fue liviano de equipaje
camino a la eternidad.
Mas, la magnanimidad
de ese pecho sempiterno
ancló de su lado interno
y se convirtió en leyenda,
llevó amor como encomienda,
¡un amor en viaje eterno!
que respiraba en el viaje,
fue liviano de equipaje
camino a la eternidad.
Mas, la magnanimidad
de ese pecho sempiterno
ancló de su lado interno
y se convirtió en leyenda,
llevó amor como encomienda,
¡un amor en viaje eterno!
© Rubén Sada. 5/2/2024.
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