[1]
¡Cuán ásperas son mis manos!
¡Cómo me han salido callos!
La dura vida me ha marcado
de tantos severos trabajos.
Son ásperas mis manos rudas.
Son varoniles y duras.
Pero tú... Eres tan suave...
¿A quién debería pedirle
que me ayude a acariciarte?
¡Acariciarte es acariciar el arte!
¿A quién debería pedirle
que me ayude a acariciarte?
¡Acariciarte es acariciar el arte!
[2]
¿Tendré que matar a un ave
y arrancarle algunas plumas?
¿O pedirle a la garúa,
o al rocío de la bruma?
¿A quién debería pedirle
que me ayude a acariciarte?
¿A la brisa de primavera
que acaricia verdes árboles?
¿O volarías conmigo en el cielo,
y que te acaricien las nubes?
¿A quién debería pedirle
que me ayude a acariciarte?
¡Acariciarte es acariciar el arte!
[3]
¿A quién debería pedirle
que me ayude a acariciarte?
¿A las pompas de jabón
que duran sólo un instante?
Tal vez el gusano me teja
para ti un sostén de seda.
¿Me ayudarán los capullos
de algodón, encima tuyo?
¿Me ayudará la flor del cardo
que flota sobre los campos?
¿O el perfume de los nardos
que da ropa a tus encantos?
¿A quién debería pedirle
que me ayude a acariciarte?
¡Acariciarte es acariciar el arte!
[4]
Le pediré a las mariposas
que vuelan sobre los prados,
que ellas te acaricien por mí
pues muy rudas son mis manos.
¿Podrían ser de carne y hueso
mis guantes de terciopelo?
¿O te acariciarían por mí
hasta tus medias de nylon?
¿A quién debería pedirle
que me ayude a acariciarte?
¡Acariciarte es acariciar el arte!
¿A quién debería pedirle
que me ayude a acariciarte?
¡Acariciarte es acariciar el arte!
[5]
¿Pediré al pétalo de rosa
que acaricie tu piel fogosa?
¿O Pediré ayuda al otoño
y que te derrame sus hojas?
¡Qué rústicas son mis manos!
Nunca más podré tocarte.
¡Que todos ellos me ayuden
al placer de acariciarte!
¿A quién debería pedirle
que me ayude a acariciarte?
Acariciarte es acariciar el arte,
¿A quién debería pedirle
que me ayude a acariciarte?
Acariciarte es acariciar el arte.
¿A quién debería pedirle
que me ayude a acariciarte?
Acariciarte es acariciar el arte.