EL FRÍO Y EL SOL
Le preguntó el sol al frío:
“¿Por qué eres tan helado,
si yo te he calentado
y desde lejos te espío?”
Y el frescor desde su hastío
le dijo: “Mi hermana nube
de humedad al cielo sube,
y me impide ver tu cara,
¿podrás acercarte para
volver al calor que tuve?”
Ahí nomás replicó el sol:
“Yo no me puedo acercar
pues te podría dañar
y fundirte en mi crisol.
¡Aguanta! ¡Ten el control!”
Y el frío dijo, temblando:
“Hay nieve que está adornando
de blanco la cima clara,
¿podrás acercarte para
ir el aire calentando?”
El sol respondió reacio:
“Aguarda, frío, tu hora,
no puedo acercarme ahora
porque vuelo muy despacio.
Desde este cielo topacio
te advierto: ya no me insistas,
confórmate con tus vistas
de tristes ocre y marrón,
¡si caliento tu pulmón
tal vez tú no lo resistas”!
Visiblemente enojado
el frío lanzó amenaza,
y preguntó: “¿Qué te pasa?
¿De egoísmo estás copado?
¡Ve entibiando ya el estrado
que hay niños en el bohío
que padecen tanto frío!
Al final si eres el rey,
¡calienta ya este batey,
o diré que el trono es mío!”
Y el sol se puso impaciente
tremolando con furor,
hizo fuerza y con calor
evaporó a la vertiente.
Y el verano, de repente
al frío dio despedida,
y con caliente embestida
le gritó a su gris estaño:
“¡Frío! El próximo año...
¡te devolveré la vida!”
© Rubén Sada. 13/07/2020.
Muy buena Rubén
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