AMA
Nunca esperes a que despierte el día,
que entre sombras y vientos despereza,
para apreciar la noche y su belleza,
vestida de satén y lencería.
.
No esperes a que suene en la abadía,
el toque de la muerte y la tristeza,
para admirar de nuevo la pureza,
de esa mujer que es toda fantasía.
.
Suena el viento del norte en la maleza,
rinde el dolor su vida a la agonía,
busca el cuerpo la grata compañía,
con un roce de amor y sutileza.
.
Reconozco en mi cama la riqueza,
y la tengo que amar en herejía.
que entre sombras y vientos despereza,
para apreciar la noche y su belleza,
vestida de satén y lencería.
.
No esperes a que suene en la abadía,
el toque de la muerte y la tristeza,
para admirar de nuevo la pureza,
de esa mujer que es toda fantasía.
.
Suena el viento del norte en la maleza,
rinde el dolor su vida a la agonía,
busca el cuerpo la grata compañía,
con un roce de amor y sutileza.
.
Reconozco en mi cama la riqueza,
y la tengo que amar en herejía.
Soneto dedicado a Rubén Sada y Delia Arjona.
© Pedro María Vázquez Carballeira. 15/10/2019.
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