SANGRE Y VINO, CUERPO Y PAN
Jesucristo, Rey de reyes: Sangre y vino,
cuerpo y pan,
sacrificio y redención de los tropiezos de
Adán.
Concebido en matriz virgen sin pecados que
cargar,
Él cargó con nuestras faltas y salva a la
humanidad.
En los prados de Pradales hoy me he de
recostar,
en la Tierra Prometida mi Pastor me
ha de cuidar.
Cuando ando de su mano nada me falta jamás,
en su esperanza y su guía mi alma ha de
confiar.
Jesucristo, pan de vida; Jesucristo, vino y
pan,
el que brilló con milagros y una prédica
veraz.
Recibió espíritu santo, el bautismo de San
Juan,
y santo y glorificado, como ángel de Dios
está.
Jesús, palabra de vida; Jesucristo, fuego y
sal:
portador de luz que brilla y ejemplo para
calcar.
Ruego a Dios que el reino suyo sea solamente
amar,
pido a Dios que libre al mundo, que nos
proteja del mal.
Continuaré en su camino bebiendo en su santo
grial,
practicando el altruismo, el perdón, la
caridad.
Mis cantares van al cielo, mis manos al
prójimo van,
y mis prédicas al mundo: “¡Que reine siempre
la paz!”
Rubén Sada – 30/07/2014.