NOVIEMBRE
Adivino tu paso, mes de noviembre,
por intuición
y deducción.
Mi ser está plasmado con dos premisas,
y en tus precisas
silentes enseñanzas está la conclusión.
¡Qué cósmica justeza de silogismo
proyecta en los espíritus el misterio
de tus semillas,
en contraste con tantas apagadas arcillas
y ese lúgubre salmo de cementerio
que va arrancando el viento a tus hojas amarillas!
Mes filósofo, tú no exaltas la vida;
amigo de cipreses y crisantemos,
la gestas con un gesto de sombría tristeza,
por la certeza
de que todo es nada entre paréntesis extremos.
¡Que trae su epitafio la vida, cuando empieza!
Tu didáctico paso pesa en los hombres;
tu comitiva
de ausencias, de oquedades y yertos limos
es la voz que nos glosa esta lección decisiva:
los que vivimos
sólo somos noviembres en perspectiva.