NÉSTOR (EL BUENO)
En trincheras de papelcombatiendo como el trueno,
conocí a Néstor (el bueno),
¡un gladiador con laurel!
Su depósito a granel
tiene estantes de color,
que abastecen al pintor
y al alumno de la escuela,
tiene buena clientela
y la atiende con amor.
Su trabajo es sacerdocio
y en esto es muy responsable,
con un trato siempre amable
le da alegría al negocio.
No hay momentos para ocio
pero sí de humor ameno,
cuando se es todo terreno,
materia prima de un libro,
con el abrazo en que vibro
destaco a Néstor, (el bueno).
Un país tiene pilares
sobre los cuales se funda,
gente de humildad profunda
y valores ejemplares.
Yo les edifico altares
cuando su labor contemplo,
son el magnífico templo
que se construye en la tierra,
como el techo que se aferra
a un camino que es ejemplo.
Como vos, buena persona,
como Coco, guía y faro,
como el techo que es amparo
cuando la tormenta encona.
¡Que el latir de una bordona
te bañe de juventud,
que Dios cuide tu salud
y haga bendito tu oficio!
Por tu excelente servicio
hoy te expreso gratitud.
¡Cuántos héroes sin medalla
viven en la patria mía!
Se levantan cada día
a luchar en la batalla.
Son pequeños de gran talla
que impulsan muchos carruajes,
colosales personajes
de esta nación y su historia,
de experiencia y trayectoria
ponen el alma en sus viajes.
¡Yo te saludo, valiente
y te extiendo aquí mi mano!
Porque sos más que un hermano
que encontré entre tanta gente.
Este poema que siente
tu cercanía, va lleno
con la amistad de mi seno
de poesía cultor,
a tu brazo proveedor,
querido Néstor, (el bueno).
© Rubén Sada. 21/09/2021.