CANTINERO
De mis mejillas la sal
opaqué con licor dulce,
y hoy un sabor agridulce
me hace ver que estuve mal.
De una copa de cristal
yo me encontré prisionero,
pero enderecé el sendero
y pude huir de su guía
cuando escuché “No se fía”,
(fue gracias al cantinero).
© Rubén Sada. 20/11/2021
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