MENOS MAL
Menos mal que no sé nadar,
así cuando me sumerjo en el mar
de tus caderas me hundo,
hasta llegar a lo más profundo.
Menos mal que a las alturas temo,
así cuando me llevas hasta el cielo
me tomo fuertemente de tu mano
y lentamente descendemos de nuevo.
Menos mal que sé contar hasta diez,
así cuando te enojas conmigo
me das más que el tiempo suficiente
para encontrar la calma que preciso.
Menos mal que puedo llorar
muchas lágrimas de sufrimiento
como un niño a quien juguete le quitan,
mas no me quites de ti en este momento.
Menos mal que el cansancio nos invade,
así puedo recostarme en tus pechos
y después de mi rutinario trabajo
divertirnos juntos en el lecho.
© Rubén Sada. 09-11-2006.