"La vida es nada si la libertad se pierde"- (Gral. Manuel Belgrano).
Desde el intrínseco espacio
que es la nada entre las rejas,
sus canciones son las quejas
que escucha la inmensidad.
Se congela el tiempo lacio
vislumbrando en lontananza
el brillo de la esperanza
y el son de la libertad.
Sus grilletes penan llagas
que al espíritu laceran,
los años ya no lo esperan,
su carne es fragilidad.
Subsiste esquivando plagas
y el barro de la injusticia
se limpia con la pericia
del que enfrenta adversidad.
Su propia patria lo mata
como al Cristo en la cuaresma,
le roba, asalta, lo diezma
con infinita maldad.
Lo quiere ver un esclavo
arrastrándose entre abrojos,
le quita en vida los ojos
cegando su habilidad.
Pero él no le cede el alma
y ante el putrefacto tufo,
hoy se burla del tartufo
que crea fatalidad.
Y utiliza pluma y palma
denunciando con calibre,
porque su espíritu es libre
y aún tiene dignidad.
Entre esas cuatro paredes
y aunque esté cansado el hueso,
no le importa que esté preso
su cuerpo en la levedad. Él se repite: “¡Sí, puedes!”Porque de allí dentro observa la octavilla que exacerba el son de la libertad.