[1]
Me tocó escalar la gran montaña
y di el paso y subí y fui a la cima
y vencí con mi soga y con mi esgrima
al señor de la muerte y la guadaña.
[2]
Vencedor de epopeya tal, tamaña,
no me espanta, ni bruma ni calima,
ni un volcán ni la bomba de Hiroshima,
ni los dientes del caimán, ni la piraña.
[ESTRIBILLO]
En mi pecho arde un fuego que no calla,
una llama que al viento desafía.
Bebo el néctar del verso como un vicio,
y hay manjar en mi mesa: ¡Poesía!
Soy el dueño del premio y la medalla
componiendo una canción por día.
Bebo el néctar del verso como un vicio,
y hay manjar en mi mesa: ¡Poesía!
[3]
He sembrado trabajo y sacrificio,
fe, esperanza, coraje, valentía,
mil arados forjé en la tierra mía
y hoy cosecho el dulzor del beneficio.
[4]
Mi epopeya es remarla viento en contra,
derrotar a la noche con el alba,
si el sol marcha, no para ni la sombra,
ni las piedras del río al agua cansan.
[ESTRIBILLO]
En mi pecho arde un fuego que no calla,
una llama que al viento desafía.
Bebo el néctar del verso como un vicio,
y hay manjar en mi mesa: ¡Poesía!
Soy el dueño del premio y la medalla
componiendo una canción por día.
Bebo el néctar del verso como un vicio,
y hay manjar en mi mesa: ¡Poesía!