Hagamos un trato, te doy mis manos, y tú, me das las tuyas, juntos derribemos las barreras impuestas, el neon no puede suplir a las estrellas y el asfalto no tiene el calor de la tierra.
Hagamos crecer rosas en el sitio preciso donde grabó la sangre sus huellas sorprendidas de mutilados sueños, devolvámosle al cuerpo su natural espejo de desnuda caricia devorando colores.
Seamos misioneros, llevando nuestro credo de amistades sin precio y asfaltemos de besos los rostros más sedientos, no es posible que el hambre de amor en nuestras risas siga alzando estandartes de odio y de rencores.
Desatemos mordazas, hay un germen de verbos que buscan expandirse para llevar su música a los rincones del miedo, es infame callar la oficializada tortura del niño que busca en la basura su horizonte de panes.
Ascendamos al alba, las sombras de la duda ya tuvieron su reino de costados abiertos y vinagre en esponjas, bebamos en las aguas castalias de la verdad desnuda que el sueño necesita renovar su evangelio.
Edifiquemos un mundo donde reine la antigua armonía del cielo sin sombras, y los mares recobren su color de tritones, que las tibias raíces de nuestra madre agraria hagan brotar su verde campanada de besos.
Hagamos un trato, te doy mi corazón, y tú, me das el tuyo, latiremos al unísono de la nueva arquitectura que iremos levantando con todos nuestros versos, nuestros sueños llevarán una sola bandera.
La letra M... la decimotercera letra de nuestro rico alfabeto castellano en Sudamérica. ¿Te has puesto a pensar en el valor de la letra “M”? La tienes allí, justo en la mitad del abecedario, como el símbolo del equilibrio perfecto de nuestro idioma. Además, es una consonante irreemplazable, pues fonéticamente, puedes reemplazar la “C” por una “S”, o la “B” por una “V” pero, ¿cómo reemplazarías la “M”? Más que esto, tengo la teoría de que “El Mundo” sí, escucha bien mi teoría: “El Mundo no existiría sin la “M””. Desde luego, pues sin la “M” solo sería “undo” (que significa en inglés “deshacer”) es decir que la “M” no se puede deshacer del Mundo y tampoco el Mundo se puede deshacer de ella, ¿me explico?
Sin la “M” no existiría por ejemplo, la Madre, de la cual tú y yo hemos nacido, por lo que la humanidad no podría reproducirse. No existiría el Mar, el cual enfría el globo, y ocupa la mayor parte del planeta, y sin el cual la vida ya se habría extinguido. Tampoco existiría la belleza -(pero, ¿cómo? ¡si belleza empieza con B!)- Si es cierto, pero te olvidaste de la Mujer, que es lo más bello que existe, la última creación del Ser Supremo, luego de toda su Maravillosa obra, y sin la Mujer, tampoco ninguno de nosotros hubiera existido, aparte de aburrirnos.
Es decir, mi teoría ya se está confirmando: EL MUNDO NECESITA A LA M.
Por eso como homenaje, a la letra M le dedico ahora mismo este texto:
La niña está triste, ¿qué es lo que le pasa? Es que te fuiste lejos de su casa. La niña está triste, de ti no se aparta, es que tenerte lejos le harta.
La niña no ve si no es por tus ojos temprano bésale sus labios rojos, pues ella vive soñando contigo y tú sueñas en ser más que su amigo.
La niña ya no es niña, creciendo va en amor verdadero, cariño y bondad. Enhorabuena este amor ha nacido, por lo que debes estar agradecido.
Tiempo... necesito tiempo y se me escurre como agua entre los dedos y aunque me esfuerzo no puedo retenerlo porque avanza cada vez va más ligero. Mientras más me apuro más se escapa, no puedo frenarlo ni logro detenerlo. Y así fugaz la vida se me pasa sin importarme atropellar el momento. Por eso necesito mucho tiempo para observar a las gaviotas en su vuelo o extasiarme mirando el firmamento simplemente contemplando el cielo. Tiempo... necesito tiempo para saborear lo que por mi boca ingiero, o disfrutar de un simple caramelo, y no morderlo o tragarlo entero. Monstruo que despierta tantos miedos que mi subconsciente lleva muy adentro. Variable que avanza en un sentido y sigue siendo mi más cruel enemigo. Tiempo... necesito más tiempo para decirte lo que por ti de veras siento, para escuchar hasta el final ese concierto o simplemente para escuchar... el silencio. Tiempo que cuando me sobra es como un siglo y cuando no tengo un minuto, lo preciso. Tiempo para pensar en ti, y también en mí... Necesito más tiempo para... ¡PARA VIVIR!
"Oma, ¿por qué no vuelves a tu vieja casona? Lloro al pensar que ya no te asomas." Mis recuerdos atormentan mi mente, pero hoy me alegra el verte nuevamente.
Veo las plantas de tu bonito jardín, la luz blanca, pan casero y Mendicrim. La sopa, en el plato con dibujos veo, y la heladera que abrir no puedo.
Veo dulces de uva y de zapallo, veo pollo, compota y strudel arrollado. Veo la canillita secreta y misteriosa, veo el piso de madera y el patio de baldosas.
Una pila de frazadas en la cama, y mi abuela que teje y que me ama. Veo el angosto y estrecho pasillo y la escalera que sube al recóndito altillo.
Profundo y misterioso el sótano veo, pero no bajo porque tengo miedo, Veo toda clase de sillas y una gran mesa, y en el sillón de mimbre, ya nadie se sienta.
Veo cuadros, cartelitos y almanaques, son muy lindos, por favor, no los saques, veo la vieja máquina de coser, y gatitos cobijados por doquier.
Veo la vieja estufa a leña, y veo que al 266 la Oma le hace seña. Veo el garaje, lo veo muy grandote, y yo jugando bajo la parra con los palotes.
Veo la absoluta paz de la mañana veo la Vick, el Bálsamo y el Diana. Veo la casa de mi tierna infancia adornada de recuerdos y de nostalgia.
Veo la feria, en la calle, bulliciosa, veo una tarde serena, hermosa. Una noche de verano bajo la mora, y en la noche de invierno un gato llora.
Veo mi pieza, la cocina y el baño, y la ventanita, deteriorada por los años. Veo un niño crecer, y una niña, y a la Oma que entre ellos camina.
Acompaño a la Oma al almacén y ella me lleva a Tristán Suárez en el tren. Veo el viejo tronco, firme y concreto, cerramos la puerta con el pasador secreto. “Oma: quiero volver a verte, ser un niño, pues vos me diste muchísimo cariño. Oma: mirá el calendario, ¿lo ves? Maldigo el 6 del 6 del 76.”
Escrito al cumplirse 3 años del fallecimiento de mi abuela ocurrido la fatídica noche del 6/06/1976. “La Oma”, mi adorada abuela... ejerció una muy fuerte influencia en mi personalidad, por haber pasado mucho tiempo con ella, y por todo el amor que me dio desde muy chico. Fui el único nieto varón hasta 1972, entre todas sus nietas, mis queridas primas y mi hermana. Esta poesía fue hecha en base a los recuerdos de la vieja casa en la que viví de muy niño hasta los 5 años de edad, ubicada en Bernal, describiendo todos los detalles de mi infancia que me venían como un flash en los momentos de estar en absoluta soledad del encierro en el calabozo, donde no podía hacer mucho más que vivir de recuerdos. Al estar esta poesía guardada celosamente por escrito, hoy vuelven a mi mente todos los recuerdos de la vieja casa y de mi amada abuela, la Oma.
En esta foto panorámica, la Oma (centro) con sus 3 hijas, yernos y nietas y... ¡adivinen quien soy yo! (abajo a la izquierda, je je je)
Original de este poema, escrito en la clandestinidad del calabozo en 1979, con letras milimétricas.
Magdalena Mutter; Ana Mutter; Catalina Mutter (mi abuela).
ESCUCHAR EL POEMA CONVERTIDO EN CANCIÓN, EN MI CANAL DE YOUTUBE: