EL VAGAMUNDO

 

Me dicen el “vagamundo”
porque el planeta recorro,
vuelo como un abejorro
por cada rincón del mundo.
De Argentina soy oriundo
y en mi escritorio sagrado
tengo un software instalado
y en la PC varias apps,
yo navego en Google Maps
con un dedo en el teclado.
 
Sin gastar ni un solo peso
vago por cualquier país,
soy un turista feliz
al viajar sin un tropiezo.
Con la flechita atravieso
desde USA hasta Japón,
desde Rusia hasta Gabón
y al Danubio azul de Strauss,
con la ruedita del mousse
me paseo por Hong Kong.
 
Ya conozco Monterrey,
Liechtenstein y Kazajstán,
he paseado por Taiwán
y su capital, Taipei.
Visité Kuwait, Brunei,
Burkina Faso y Guyana,
Burundi, Guinea y Ghana,
Nueva Zelanda y Estonia,
vagabundeé por Polonia,
por Francia y Dominicana.
 
He conocido Croacia,
Bélice y El Salvador,
Perú, Chile y Ecuador,
Singapur, Laos, Malasia.
Hasta el fin del mapa en Asia
desde Turquía a Siberia,
en la africana Liberia
o en Leshoto, Irak, Irán,
en Uganda, en Kirguistán,
en Marruecos y en Nigeria.
 
Anduve en Lituania y Kenia,
en Egipto y en Finlandia,
en Etiopía, en Islandia,
en Andorra y en Armenia.
Fui a Rumania y Eslovenia,
a Italia, Suiza y la China,
a Israel y Palestina
porque explorar es mi vicio,
navegué en Islas Mauricio
y en las Islas Filipinas.

Fui a Letonia y Panamá,
a Brasil, España y Grecia,
fui a Paraguay y Venecia,
a Alemania y Canadá.
Pero al fin he vuelto acá,
a Quilmes, terruño amado,
sin un mango estoy anclado
y me llaman “vagamundo”
porque he recorrido el mundo
con un dedo en el teclado.
 
© Rubén Sada. 6/4/2024.