EN MI ÁRBOL DE CRISTAL
En mi árbol de cristal
guardo los frutos más puros,
que logré estando en apuros
al vencer con bien el mal.
La potencia colosal guardo los frutos más puros,
que logré estando en apuros
al vencer con bien el mal.
que a la iniquidad escombra,
fuerza del cielo que asombra
me ha regalado un laurel
y he plantado en mi vergel
un árbol que no da sombra.
En su copa besa el viento
a mil hojas encantadas,
son las páginas doradas
del Edén del sentimiento.
Aunque un alud de tormento
y su granizo brutal
a veces me trató mal
y me aplicó el bisturí,
yo sigo feliz aquí:
en mi árbol de cristal.
Su raíz, más bien profunda
sanos principios arraiga,
para que el tallo no caiga
y en el pantano se hunda.
Su genética fecunda
lleva un legado troncal
y su producción frugal
me bendijo con fortuna,
y hay brillo con cada luna
en mi árbol de cristal.
Una corteza de amianto
resistente a las hogueras,
me dio flor de primaveras
para vencer al quebranto.
Cinco flores y un encanto
fueron festejo nupcial,
que me aislaron del cardal
y dan dulzura a mi labia,
hay centelleante savia
en mi árbol de cristal.
Pero el hachero me busca
para aplicarme su tala,
mientras esquivo la bala
de su voz hiriente y brusca.
Me riega un agua blancuzca
de nutriente amor filial,
y en mis ramas un zorzal
sigue trinando poemas,
la verdad está en sus yemas,
en mi árbol de cristal.
© Rubén Sada. 30/9/2023.