PRESENTÁNDOME
Me dispongo a presentarmey lo hago de esta manera,
con la décima campera
los invito a acompañarme.
Gracias, pues, por escucharme
lo que les voy a brindar,
con la alegría del dar
y les pido aquí también,
llámenme nomás Rubén,
pa’ lo que gusten mandar.
Este libro es una fiesta
porque es mi número diez,
traigo especial interés,
traigo espinelas a cuesta.
En el espacio que resta
a amigos voy presentando,
porque es algo bueno cuando
tiene amistad el trovador,
y la lira del cantor,
lo acompaña musicando.
Mi acorde tendrá el latido
del alma de un gran amor,
y aunque no brille en fulgor
tiene un honesto sentido.
En mi sueño está prendido
y le agradezco al maestro,
Emanuel, payador diestro,
que en cada clase nos guía
para hacer buena poesía
con raíces de lo nuestro.
Transito lo que he elegido
con mi esposa, bien criolla,
más valiosa que una joya,
me inspira versos floridos.
Compañeros muy queridos,
me brindan siempre el respeto,
y por eso les prometo
que nunca habré de cansarlos
y jamás voy a engañarlos
y en esto, me comprometo.
No traiciono a mi bandera
pregonando la verdad,
soy juglar en libertad
de la república entera.
Si digo frases sinceras
pobladas de sentimiento,
gritando mi descontento
pues soy honesto y genuino,
aquí canta un argentino
soltando su voz al viento.
Mi homenaje al que trabaja
y construir es su consigna,
que quiere una patria digna,
sin vagancia que la ultraja.
No hay bolsillo en la mortaja
y en dedicado preludio,
tiro fiscal interludio
por quien roba en peculado
los erarios del estado:
¡para ellos va mi repudio!
Canto a la gente mayor
padre, madre, tío, abuelo,
con el canto de mi suelo
que da alabanza y amor.
Cada uno fue el autor
de la patria en fundamento,
y pido le den aumento
a todos los jubilados,
que cumplan lo que han firmado:
el ochenta y dos por ciento.
Luego elogio al estudiante
que el porvenir hoy se labra,
esgrimiendo la palabra
con sentimiento vibrante.
Con un rumbo palpitante
dedica tiempo y virtud
demostrando su inquietud,
toda persona que estudia,
y que de a poco preludia
su ilusión de juventud.
Le canto a la paisanada,
diciéndole a voz en cuello,
que mi estrofa tiene el sello
de promisoria alborada.
Un destino de avanzada
tendrá el país si se une,
si el delito no es impune
triunfaremos, lo aseguro,
mi verso alumbra el futuro
lamento, quizá importune.
Por eso quiero dejarle
estas décimas cantadas,
lean siempre a Rubén Sada
y atención habrán de darle.
Si a alguien no ha de gustarle
y cree mi verso dañino,
que sepa: ¡soy argentino!
Yo sigo el paso de Fierro,
y aunque me larguen al perro
denunciaré al asesino.
Seguiré en este camino
aunque me chillen los teros,
pues sigo en los derroteros
de Betinotti y Gabino.
Este ha sido mi destino,
el miedo no me atormenta,
peor es llevar la afrenta
de ser cómplice del mal,
y a la enseña nacional
agujerearla fraudulenta.
Bueno, aquí ya presenté
flores fragancia de rosas
y algunas muy espinosas
de las que luego hablaré.
Con esperanza y con fe,
como un diestro sembrador,
siembro semillas de amor
y con un noble motivo
defiendo el canto nativo:
¡el canto del payador!
© Rubén Sada.