Escribiré mi último poema post mortem... desde mi ataúd. |
DESDE EL ATAÚD
“¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!”.
(Gustavo Adolfo Becquer - Rima LXXIII)
Todo el mundo preguntaba si había vida post mortem,
mi pregunta siempre fue si antes que el suelo me aborte
pude realmente vivir, o era acaso un existir
el transitar turbulento que me condujo hasta aquí.
Nunca quise que me encierren los muros de un manicomio,
ni de otros nosocomios, geriátricos u hospitales.
Desde atrás de las paredes de esta cripta escucho encomios,
elogios que algunos gritan, mientras respiran los tales.
¡Cómo debe estar riendo el ladrón de mis sonrisas,
el que mi vida hizo trizas mientras yo me iba muriendo!
Hoy soy pájaro, soy brisa, soy el sol en pleno invierno,
soy un cometa del cielo que en la noche se desliza.
Pero estoy en este encierro rasguñando gruesas piedras
y por medio de mis letras intentando escalar muros.
Aunque ya no pueda hablarte, dejé escritos unos libros,
y a través de ellos me libro de este sitio tan oscuro.
No te preocupes, mi amor, de que aquí sea todo negro.
Todo es oscuro aquí dentro, todo es del mismo color.
Porque igual era allá afuera: selvas de acero y cemento
y algunas negras conciencias de sembradores de horror.
Desde aquí dentro no importa el modo en que pasa el tiempo,
no importa el lujo, el dinero, tampoco lo que este aporta.
Todo aquello por lo cual la humanidad estaba absorta,
aquí dentro ya no importa, son lágrimas de funeral.
Desde este ataúd respiro, aún detrás de estas paredes,
con un aire de poesía que despliega mil misterios.
¡Un momento! ¡Un momento! ¡Algunos me están leyendo!
¡Viviendo he quedado en letras! ¡Por fin salí de este encierro!
© Rubén Sada – 14-01-2013.