11 de septiembre de 2008

LA MORTAJA




LA MORTAJA

"Allá viene entre nieblas dilatadas, horrenda procesión... 
Son momias que se mueven agitadas en sorda confusión."
(Rubén Darío, en referencia a la gente materialista, 
escrito en su poema "Espíritu")

¿Para qué? ¿Por qué tanto acumular?
¿Para qué atesorar lo que no podrás llevar?
¿Acaso no sabes que a ese viaje
jamás podrás llevar tanto equipaje?

Si puedes comer tu ración diaria,
¿Por qué quieres ir a la vanguardia?
¿Por qué a los demás, dejas migajas,
y colocas siempre al otro en desventaja?

¿Por qué edificas mansiones de cristal
mientras festejas con copas de oro y plata?
Y otros beben vino agrio de tinajas
morando en pobres chozas de barro y paja.

¿Para qué una cama de oro bien lujosa
si dormirás para siempre en una fosa?
Y acumulas dinero en una caja,
pensando que eso te dará ventaja.

¿Para qué zapatos de oro, si descalzo
estarás de pie ante el cadalso?
Quieres tener siempre el as de la baraja,
y un fastuoso palacio que la tierra raja.

Todo lo quieres, lo alcanzas y lo abarcas,
antes que venga a buscarte la parca.
Mas nada de lo que por rico te jactas
evitará allí tu carne putrefacta.

No existe el placer en la ultratumba,
y el nefasto perro que meará tu tumba,
será el mismo perro que la mía orine,
y estarás indefenso cuando todo termine.

¿De qué valió tanto oro acumulado
si hasta Tutankamón está enterrado?
Serás cortado como pelo con navaja.
Caerás como flor que se desgaja.

Has reemplazado la luz de la justicia
con la ceguera que provoca la codicia.
No pienses que te envidio una rodaja.
Me das lástima, con mirada cabizbaja.

¿Por qué no es tu modo de vivir sencillo
si tu féretro no tendrá bolsillo?
Viniste al mundo, desnudo y sin alhaja,
y te llevarás como túnica... una mortaja.


© Rubén Sada. 11-09-2008


Cita bíblica, de Mateo 6:19-21:

19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

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